De juzgado de guardia

Robert Aldrich sigue estando de moda y las nuevas versiones de sus pel¨ªculas se suceden. Sin embargo, si ya hab¨ªan estropeado las buenas (v¨¦ase El vuelo del F¨¦nix), lo extra?o hubiera sido que hubiesen arreglado las malas. Evidentemente, eso no ha ocurrido, y El clan de los rompehuesos, en versi¨®n de Peter Segal, es a¨²n m¨¢s tediosa, t¨®pica, denigrante y majadera que aquel Rompehuesos dirigido por Aldrich en 1974, filme que justamente inici¨® el declive del realizador de las magn¨ªficas ?Qu¨¦ fue de Baby Jane? y La banda de los Grissom.

Pel¨ªcula que en demasiados momentos parece una parodia sin serlo ni pretenderlo, El clan de los rompehuesos cuenta la preparaci¨®n y desarrollo de un partido de f¨²tbol americano entre carceleros y presidiarios de una penitenciar¨ªa. Segal intenta recuperar el estilo de los setenta, pero se olvida de la rabia, la garra, la violencia soterrada y la gran descripci¨®n de personajes y ambientes para agarrarse a detalles formales menores como las particiones de pantalla. Los 40 minutos de reloj que dura el partido de la historia se hacen interminables (como ya ocurr¨ªa en la original) y el retrato de los homosexuales de la prisi¨®n, que ya era pat¨¦tico en aqu¨¦lla, no ha mejorado lo m¨¢s m¨ªnimo en tres d¨¦cadas. Da pena pensar que dos hist¨®ricas productoras de Hollywood como Paramount y Columbia han unido sus cuentas corrientes para financiar una pel¨ªcula en la que el 80% de los personajes parecen retrasados mentales y, lo peor, son tratados de una forma tan denigrante que algunas l¨ªneas del gui¨®n son directamente de juzgado de guardia.