Encanto del tono menor
Aunque a¨²n no han pasado dos a?os desde la celebraci¨®n de su centenario, seguimos comprobando que Max Aub (1903- 1973), uno de los m¨¢s singulares creadores del 27 -quiz¨¢ mejor prosista que poeta, pero de quien no conviene olvidar su pluralidad-, sigue siendo un autor mal ubicado y mal rescatado (a¨²n) en nuestra mejor literatura. Con todo, la edici¨®n facsimilar de su raro primer libro (lo public¨® el autor, por su cuenta, en 1925, con una tirada de s¨®lo 50 ejemplares) no creo que ayude tanto a enfrentarnos con la gran obra de Aub como a repasar -lo que hace el cuadernito/pr¨®logo de Bonet- un episodio poco conocido de nuestra l¨ªrica (y en general de la l¨ªrica hisp¨¢nica) y que ¨²ltimamente ha despertado claro inter¨¦s: el tr¨¢nsito entre el modernismo y la vanguardia, o en otros autores, la n¨ªtida opci¨®n postsimbolista o posmodernista, que debe mucho a los simbolistas franceses y belgas que buscaron la cercan¨ªa a lo inmediato en sus versos y hasta un tono burgu¨¦s o r¨²stico, casero en cualquier caso, que preter¨ªa el lujo de la quimera simbolista por el tono hogare?o y la exaltaci¨®n (algo melanc¨®lica) de lo cotidiano veros¨ªmil. Detr¨¢s est¨¢ -como apunta Bonet en su pr¨®logo rico en datos- la tristeza norte?a y flamenca de George Rodenbach, pero sobre todo los poemas cotidianizantes de Francis Jammes (1868-1938), a quien Max Aub glosa y evoca en su largo poema Intermedio ("?Oh Francis Jammes! / t¨² que cantas / los alrededores de tu mansi¨®n") y de quien Enrique D¨ªez-Canedo (prologuista benigno de Los poemas cotidianos) hab¨ªa traducido el m¨¢s c¨¦lebre libro, Del ?ngelus del alba al ?ngelus del anochecer, publicado en franc¨¦s en 1898.
LOS POEMAS COTIDIANOS; MAX AUB: CR?NICA DE SU ALBA
Max Aub y Juan Manuel Bonet
Pre-Textos. Fundaci¨®n
Max Aub. Valencia, 2005
111+30 p¨¢ginas. 15 euros
Libro casi adolescente (escrito entre 1921 y 1922) Los poemas cotidianos, libro menor con mucho encanto, muestra no s¨®lo los inicios de Aub en el posmodernismo; sino tambi¨¦n su atracci¨®n por la novedad (tipograf¨ªa, haikus) y su primer juego de m¨¢scaras en el que pocos caer¨ªan. El libro, exaltaci¨®n del amor familiar en un ¨¢mbito invernizo y hogare?o, mientras el fuego de la chimenea se refleja en el cuero de las encuadernaciones "muy manidas", est¨¢ dedicado "A mi esposa", y en varios poemas habla de dos hijos, y del placer de quererlos: "Mas, duermes hijita? / Duerme, hija, duerme". Pero Max Aub cuando escribi¨® y aun cuando public¨® el libro estaba soltero y no ten¨ªa hijos, por lo que jug¨® a asumir -como har¨ªa tantas veces en su obra- una m¨¢scara. En este caso la del perfecto poeta jammesiano, al que alguna vez turba en su paz el mal del mundo.
Libro menor, polim¨¦trico, con sabor a juego y ardor de ne¨®fito, pero lleno de frescor, en este raro primer libro descubrimos el inicio modesto de un gran autor plural, y la importancia -poco estudiada- del posmodernismo o postsimbolismo en un momento clave de nuestra literatura: el inicio de la "edad de plata". ?Reacci¨®n u otra manera de la modernidad?
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