El s¨ªnodo de la restauraci¨®n
Numerosos obispos convocados a Roma por el Papa proponen rectificar varias de las reformas m¨¢s visibles del Concilio Vaticano II
Ni apertura ni reformas; el objetivo es la restauraci¨®n. Benedicto XVI ha desvelado la principal inc¨®gnita de su pontificado y, apenas seis meses despu¨¦s de su llegada al cargo, le pide al S¨ªnodo de los Obispos, reunido desde hace dos semanas en Roma, propuestas concretas para rehacer o rectificar lo que numerosos prelados llaman sin tapujos "excesos" y "desviaciones" tras el Concilio Vaticano II, de cuya clausura se cumple la pr¨®xima navidad el 40? aniversario. El papa Ratzinger, entonces un jovenc¨ªsimo te¨®logo progresista, fue uno de sus asesores, siempre en defensa de propuestas muy reformadoras.
Con apelaciones al ap¨®stol Pablo y punto de partida en el verbo griego "catartizesthe" (rehacer, reparar un instrumento, restituir su funci¨®n total), Benedicto XVI ha dicho al s¨ªnodo que el objetivo ahora es "volver a la perfecci¨®n". "La tarea m¨¢s frecuente para los ap¨®stoles es la de rehacer una red que ya no est¨¢ en la posici¨®n justa, que tiene tantos agujeros que ya no sirve".
Una invitada del Papa a Roma pide volver a la "educaci¨®n separada de ni?os y ni?as"
Los 252 prelados llegados desde 118 pa¨ªses se han puesto manos a la obra, concluidas sus intervenciones en el plenario durante los 15 d¨ªas pasados. Ma?ana se inicia el debate de las conclusiones que van a elevar al Papa el d¨ªa 23, varias ya definidas, la mayor¨ªa en negativo.
El primer no es a la derogaci¨®n de la ley del celibato obligatorio para el clero de la Iglesia latina. El cardenal colombiano Dar¨ªo Castrill¨®n, responsable de la Congregaci¨®n del Clero, ha pedido al Papa que utilice su "carisma petrino" para cerrar esa puerta de forma definitiva. Tampoco habr¨¢ ordenaci¨®n sacerdotal de mujeres.
El s¨ªnodo tambi¨¦n dir¨¢ no a administrar la eucarist¨ªa a personas divorciadas y vueltas a casar, pese a la protesta de muchos prelados. La tesis del relator del s¨ªnodo por encargo del Papa, el patriarca de Venecia Angelo Scola, es que "la comuni¨®n es un don, no un derecho", y que los fieles que rompen el v¨ªnculo del matrimonio, por dolorosas que sean las circunstancias, no pueden ser admitidos a ella. El cardenal espa?ol Juli¨¢n Herranz, presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, protest¨® con el argumento de que "la eucarist¨ªa es un derecho fundamental del cristiano". Pidi¨® prudencia.
Los afectados por la decisi¨®n del s¨ªnodo, millones de personas divorciadas pese a ser fervientes cat¨®licos, pueden sentirse excomulgados por Roma por esa exclusi¨®n sacramental. Como remedio, el cardenal Scola le pide diligencia a los tribunales eclesi¨¢sticos que deciden sobre la nulidad matrimonial, un proceso que hoy es muy caro y muy lento.
Otro no, expresado de manera clamorosa por el sustituto del Papa en la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe (la antigua Inquisici¨®n), el estadounidense William Levada, afecta a los pol¨ªticos que se dicen cristianos en privado y desobedecen en p¨²blico doctrinas morales que su Iglesia tiene por b¨¢sicas. Quedan excluidos de la comuni¨®n, pero tambi¨¦n aquellos fieles que los voten, pues estar¨¢n en pecado mortal al hacerlo.
El s¨ªnodo tambi¨¦n rectifica avances del Vaticano II y del fallecido Juan Pablo II en materia de ecumenismo, al apostar m¨¢s por la unidad interna y la disciplina ante el Papa, que por estrechar lazos con sus hermanos separados: protestantes, luteranos, anglicanos, ortodoxos... No puede haber uni¨®n "sin unidad en el gobierno eclesial", dijo el cardenal Angelo Sodano, el secretario de Estado vaticano.
Tambi¨¦n han sido muchas las voces que se han manifestado contra la llamada "intercomuni¨®n" (admitir a la eucarist¨ªa a cristianos no cat¨®licos), lo que llev¨® a algunos de los prelados separados, invitados por el Papa al s¨ªnodo, a alzar la voz con amargura. El m¨¢s radical fue el obispo anglicano de Chichester (Reino Unido), John Hind. Record¨® que hace apenas seis meses, el 8 de abril, el entonces cardenal Ratzinger comparti¨® la comuni¨®n con el hermano Roger de Taiz¨¦, protestante y fundador en 1940, en la Borgo?a francesa, de una famosa comunidad ecum¨¦nica. Tres a?os antes, el hermano Roger comulg¨® tambi¨¦n con Juan Pablo II. Un desequilibrado termin¨® con su vida el 16 de agosto pasado.
Esos gestos ecum¨¦nicos, el gran sue?o del Concilio Vaticano II, no podr¨¢n repetirse ahora si prospera la idea de la mayor¨ªa, reproch¨® a los sinodales el anglicano Hind, en presencia de Benedicto XVI, tras lamentar que "se rompan los criterios de reconocimiento mutuo". A¨²n m¨¢s en¨¦rgico fue el testimonio de otro invitado del Papa, el obispo de la Iglesia Luterana de Noruega, Per Lonning. En 1971 en Amberes (B¨¦lgica) y en 1975 en una abad¨ªa de Minnesota (EE UU), comparti¨® la comuni¨®n con prelados cat¨®licos. "Me entristece mucho y s¨¦ que entristece a mis amigos cat¨®licos, obispos, docentes, jefes mon¨¢sticos, el que ahora se concluya en la direcci¨®n contraria", dijo.
Otro cap¨ªtulo del s¨ªnodo son las rectificaciones conciliares. Tienen que ver, sobre todo, con la misa y la comuni¨®n. Roma quiere ensalzar la eucarist¨ªa y poner coto a lo que llama "errores, exageraciones y experimentaciones" de sacerdotes que descuidan las ceremonias y permiten cantos y danzas no adecuados en las iglesias. El cardenal Scola desminti¨® que se trate de volver al lat¨ªn, como antes del concilio. Hasta este punto llegan los rumores. Albino Mamede, obispo de Co¨ªmbra (Portugal), subray¨® las rectificaciones con esta idea: "No basta tener el alimento, sino que se necesita saber preparar la mesa".
Una invitada especial del Papa al s¨ªnodo, Martha Alvarado de Casco, presidenta del Comit¨¦ pro Vida en Honduras, pidi¨® al plenario episcopal que vea c¨®mo volver a separar a ni?os y ni?as en la escuela. Tambi¨¦n denunci¨® el impudor de las mujeres en las iglesias.
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