Violencia que mata

Estoy desolada. El lunes encontraron a Aintzane Garay muerta y con signos de violencia. Casi no tengo palabras para describir lo que las mujeres sentimos cuando alguna de nosotras es v¨ªctima de la violencia. En ese momento nos sentimos rotas por dentro y algo de nosotras muere con ellas.

Ayer fue un d¨ªa de gran tristeza para todas las mujeres, y de rebote, debe de serlo para toda la sociedad. Nuestra sociedad tiene que reaccionar antes estos hechos, saliendo a la calle para manifestar su repulsa. Las instituciones tambi¨¦n tienen que decir a la opini¨®n p¨²blica, a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n y por todos los medios a su alcance, que no existe ning¨²n grado de tolerancia contra la violencia contra las mujeres.

Pero es necesario, fundamental y urgente que haya un cambio profundo en las relaciones entre mujeres y hombres, donde la m¨¢s m¨ªnima violencia no tenga cabida. Este cambio debe darse en todos y cada uno de los espacios sociales, comenzando en los p¨²blicos y finalizando en el privado; un profundo cambio en el que la educaci¨®n juegue un papel fundamental.

Se necesita de un modo apremiante una educaci¨®n emocional, una educaci¨®n en valores, que elimine estereotipos y obst¨¢culos, que ayude a acabar con la violencia sexista, que mata, denigra y desvaloriza a las mujeres. Esto no s¨®lo ha de hacerse en los centros de ense?anza, sino que es un asunto de toda la sociedad. No es suficiente un cambio de leyes, exige un gran debate p¨²blico con todos los medios a nuestro alcance, Y esto lo debemos hacer ya, porque m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n sufre violencia en distintos grados.