Aimar marca la diferencia
El Valencia, conducido por el jugador argentino, vence en Chamart¨ªn al Madrid en un intenso partido
El Valencia acab¨® con un largo periodo de frustraciones en Chamart¨ªn, donde sali¨® ganador de un partido de verdad. M¨¢s que el juego, que fue interesante, fue un partido de una intensidad apenas vista este a?o, con dos equipos vigorosos que combatieron hasta el ¨²ltimo minuto. Al desordenado Madrid se opuso la serenidad del Valencia, dirigido por Aimar, que dej¨® detalles sobresalientes durante toda la noche. A su alrededor se complet¨® la victoria de un equipo que necesitaba una noticia optimista. La recibi¨® en el mejor momento posible. Frente al Madrid, en Chamart¨ªn.
Fue un caso curioso de partido. Arranc¨® con una entrada intempestiva de Pablo Garc¨ªa, que recibi¨® la amonestaci¨®n. Se avisaba un encuentro ¨¢spero, quiz¨¢ desagradable, con mucho trabajo para el ¨¢rbitro. En las ruidosas condiciones actuales, con el arbitraje cuestionado desde todos los sectores, la noche ten¨ªa un aire preocupante: pierna fuerte, muchas rencillas entre los dos equipos, m¨¢xima exigencia y un ¨¢rbitro de silbato f¨¢cil. El hombre a?adi¨® m¨¢s material para el conflicto con el penalti que decret¨® en un forcejeo entre Moretti y Sergio Ramos, un asunto insustancial que no mereci¨® una decisi¨®n de tanto calibre. En nueve minutos se hab¨ªan puesto todos los elementos para una batalla. Pues no. El f¨²tbol fue ¨¢spero, la intensidad no decreci¨®, las viejas rencillas afloraron de vez en cuando y el ¨¢rbitro se vio superado frecuentemente por los acontecimientos, pero lo cierto es que los dos equipos salvaron el partido. Lo hicieron por su inter¨¦s en jugar, en ofrecer una buena noche de f¨²tbol, con momentos magn¨ªficos y con una grandeza que no es habitual en los ¨²ltimos tiempos.
REAL MADRID 1 - VALENCIA 2
Real Madrid: Casillas, Diogo, Sergio Ramos, Helguera, Roberto Carlos; Beckham, Pablo Garc¨ªa (Gravesen, m. 76), Guti; Zidane (Soldado, m. 72); Ra¨²l y Robinho.
Valencia: Ca?izares; Caneira, Ayala, Marchena, Moretti (Carboni, m. 78); Angulo, Albelda, Baraja, Vicente (Fabio Aurelio, m. 90); Aimar (Hugo Viana, m. 88) y Villa.
Goles: 0-1. M. 21. Baraja, de falta directa, introduce el bal¨®n por la escuadra derecha de Casillas. 1-1. M. 36. Ra¨²l marca a la media vuelta en el ¨¢rea peque?a tras un saque de banda de Roberto Carlos. 1-2. M. 38. Villa, de penalti por mano de Sergio Ramos.
?rbitro: Daud¨¦n Ib¨¢?ez. Amonest¨® a Pablo Garc¨ªa, Caneira, Angulo, Albelda, Diogo y Guti. Expuls¨® a Gravesen por roja directa (m. 82) y a Beckham por doble tarjeta amarilla (m. 88).
78.000 espectadores en el Bernab¨¦u. Zidane fall¨® un penalti en el minuto 8.
El Valencia fue m¨¢s estable y tuvo m¨¢s recursos durante todo el encuentro. Fue mejor, pero eso no signific¨® demasiado. El duelo pod¨ªa romperse en cualquier momento: por la voluntad de resistencia del Madrid y por la facilidad del Valencia para llegar a posiciones de remate. Al frente de la orquesta, un jugador. Con un aire de fragilidad que obliga a verle como un futbolista indefenso, Aimar jug¨® como un gigante en Chamart¨ªn, al menos durante una hora. Luego perdi¨® gas y cometi¨® los errores que procura la fatiga. Mientras Aimar funcion¨® con plenitud, el Valencia siempre encontr¨® la manera de colocar al Madrid en una situaci¨®n cr¨ªtica. Nadie en el Madrid detect¨® a Aimar, que es un manual del f¨²tbol. Se desliza silencioso por el campo, tirando hilos a su alrededor, una monumental capacidad de asociaci¨®n que Aimar completa con acciones decisivas. Dos pases maravillosos, uno a Angulo y otro a Villa, fueron la cima del partido. Con raz¨®n, el ¨¢rbitro anul¨® la conexi¨®n con Angulo, que estaba en fuera de juego. Sergio Ramos se encarg¨® de anular la segunda acci¨®n, interpretada perfectamente por Aimar y Villa, un delantero muy astuto que se ha acostumbrado a darle infinitos problemas a la defensa del Madrid. Villa recibi¨® el pase, desbord¨® a Casillas y cant¨® el gol antes de tiempo. Sergio Ramos lleg¨® como un tren y sac¨® la pelota en la raya, el poste contra el pecho y los pies enredados en las mallas. Esa acci¨®n tambi¨¦n defini¨® el trepidante partido que se jug¨®. Todos se empe?aron hasta el l¨ªmite. Unos lo hicieron mejor que otros -Aimar, Vicente, Ayala, el gran Ra¨²l que emergi¨® en los momentos m¨¢s complicados para su equipo-, pero nadie se borr¨®.
El desorden presidi¨® el f¨²tbol del Madrid. Hac¨ªa tiempo que no se le ve¨ªa tan desatado, posiblemente porque asumi¨® la inferioridad en el juego. Donde no llegaba con geometr¨ªa, le alcanzaba con el vigor. Como equipo no dej¨® otro trazo. Sus centrocampistas fueron superados por la compacta media del Valencia, donde cada uno hizo lo que mejor sabe. Y lo hicieron muy bien. Albelda se enred¨® en algunas fricciones con Guti, pero gan¨® la batalla particular. Aunque ha perdido energ¨ªa, Baraja record¨® al centrocampista integral de sus mejores d¨ªas, Vicente le dio un buen dolor de cabeza a Diogo y Aimar coron¨® el juego general con la inteligencia que le caracteriza. Enfrente, se proclamaron las carencias de Pablo Garc¨ªa para sostener al equipo en el centro del campo. Sin embargo, sali¨® del encuentro m¨¢s titular que nunca. Gravesen le sustituy¨® a ¨²ltima hora y su actuaci¨®n fue una astracanada. Sali¨® expulsado, sin cr¨¦dito y con la certeza de los malos tiempos que le esperan en el Madrid. No hubo mucho en el medio campo. Albelda se impuso a Guti, Beckham estuvo disperso y a Zidane le super¨® la agitaci¨®n del partido. No est¨¢ para tantas tensiones.
El Madrid no detuvo a nadie en el medio campo y le falt¨® contundencia en el ataque. La contundencia es patrimonio de Ronaldo, pero Ronaldo no estaba. Lo pag¨® el equipo, aunque Ra¨²l ofreci¨® su viejo repertorio de p¨ªcaro. Anot¨® el empate en la m¨¢s previsible, pero menos prevista, de las jugadas del Madrid: un saque de banda de Roberto Carlos y el gol de Ra¨²l. Por simple que parezca, los equipos tienen graves dificultades para atajar esa jugada. El empate se qued¨® en nada porque el Valencia respondi¨® r¨¢pido, en un error del ¨¢rbitro que vio un penalti que no era en el bal¨®n interceptado por Sergio Ramos. Marc¨® Villa y le evit¨® a su equipo cualquier amago de depresi¨®n. Para eso sirven los goles. Y en el Bernab¨¦u, m¨¢s. El Valencia se mantuvo firme con la ventaja, aprovech¨® mientras pudo el partidazo de Aimar, no se dej¨® alterar por la tensi¨®n que se viv¨ªa en el estadio y se llev¨® una victoria que deber¨ªa anunciar su candidatura al t¨ªtulo.
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