Bajo la sombra de Chern¨®bil
Con el aumento de la demanda, habr¨ªa que construir 1.500 nuevas centrales hasta 2050 para que el sector nuclear pudiera mantener su cuota de generaci¨®n de electricidad
El Premio Nobel de la Paz de este a?o, Mohamed el Baradei, director del Organismo Internacional para la Energ¨ªa At¨®mica (OIEA), pronostic¨® hace unos a?os que el declive nuclear provocado por el accidente de Chern¨®bil ser¨ªa pasajero. Pocas personas como ¨¦l han luchado por evitar la proliferaci¨®n de armas nucleares, pero pocas tienen tanta influencia para legitimar el uso civil de esta energ¨ªa. Por eso, la concesi¨®n del Premio Nobel ha dejado en el movimiento ecologista antinuclear un sabor agridulce. El Baradei apuesta por el renacimiento de la energ¨ªa de fisi¨®n, convencido de que los nuevos desarrollos tecnol¨®gicos van a dar respuesta a las preocupaciones de la poblaci¨®n. Pero ?puede ser la energ¨ªa nuclear una alternativa a los combustibles f¨®siles? ?Est¨¢ en condiciones de superar los obst¨¢culos por los que fue rechazada en los a?os ochenta?
Todos los residuos de alta actividad de las nucleares espa?olas ocupan el espacio de un campo de f¨²tbol
El reactor Superph¨¦nix se clausur¨® en 1997 con tan s¨®lo 10 meses de actividad; desmantelarlo costar¨¢ 9.000 millones de euros
Las nucleares de cuarta generaci¨®n adaptan su dise?o para poder producir hidr¨®geno
Para responder a estas preguntas, el prestigioso Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts (MIT) encarg¨® un estudio a un panel de eminentes profesores. El resultado fue el informe The future of nuclear power (http://web.mit.edu/nuclear power/), publicado en 2003, que se ha convertido en un referente. Su conclusi¨®n es que la energ¨ªa nuclear puede tener un papel importante en las pr¨®ximas d¨¦cadas, pero antes debe resolver importantes problemas relativos a la seguridad y a los residuos.
Para que pueda tener un impacto en la reducci¨®n del efecto invernadero, la energ¨ªa nuclear deber¨ªa poder satisfacer, seg¨²n este informe, gran parte de la nueva demanda de energ¨ªa o, como m¨ªnimo, mantener su actual cuota de producci¨®n de electricidad, que es del 17%. Ello obligar¨ªa a construir entre 1.000 y 1.500 nuevos reactores en todo el mundo. Es decir, que de aqu¨ª a 2050 habr¨ªa que triplicar o incluso cuadruplicar el n¨²mero actual de centrales, que es de 441, para poder satisfacer el 19% del consumo previsto para esa fecha.
"Es cierto que eso evitar¨ªa verter a la atm¨®sfera entre 800 y 1.800 millones de toneladas anuales de CO2, pero eso tendr¨ªa un impacto global relativamente peque?o sobre el cambio clim¨¢tico, pues si el resto de la energ¨ªa se obtuviera de combustibles f¨®siles, apenas reducir¨ªa las emisiones en un 10%", argumenta Marcel Coderch, secretario de la Asociaci¨®n para el Estudio de los Recursos Energ¨¦ticos. "Luego no puede afirmarse que la energ¨ªa nuclear resuelva el problema medioambiental. Podr¨ªa ayudar, pero no ser¨ªa la soluci¨®n".
Con los actuales par¨¢metros, la energ¨ªa nuclear tampoco ser¨ªa competitiva. Para serlo, el informe del MIT recomienda reducir un 25% los costes de construcci¨®n y un 8% los de explotaci¨®n, adem¨¢s de rebajar el tiempo de edificaci¨®n a cuatro a?os, algo que parece factible, pero no f¨¢cil. Las ¨²ltimas plantas construidas en Estados Unidos necesitaron entre 10 y 12 a?os para ser operativas, aunque los ¨²ltimos c¨¢lculos de la compa?¨ªa Dominon estiman que ahora tardar¨ªan seis a?os y medio.
Marcel Coderch est¨¢ de acuerdo con el diagn¨®stico del MIT. Cree que es ajustado. Y tambi¨¦n con la receta. Pero no comparte la conclusi¨®n, ya que no cree que puedan cumplirse las condiciones que el estudio considera necesarias. Particularmente, las relativas a la seguridad y a los residuos. "La mayor¨ªa de los problemas que plantea no se van a poder resolver", afirma. "La mayor¨ªa de estos problemas ya est¨¢n cient¨ªficamente resueltos. S¨®lo hay que desarrollar las tecnolog¨ªas", replica, con la misma vehemencia, Javier Dies, catedr¨¢tico y director de la secci¨®n de Ingenier¨ªa Nuclear de la Universidad Polit¨¦cnica de Catalu?a.
Envenenar el cielo, envenenar la tierra
Cayetano L¨®pez, catedr¨¢tico de F¨ªsica Te¨®rica de la Universidad Aut¨®noma de Madrid y responsable del ¨¢rea de energ¨ªa del Centro de Investigaciones Energ¨¦ticas, Medioambientales y Tecnol¨®gicas (Ciemat), considera que la energ¨ªa nuclear no se va a poder rehabilitar si no se dan dos factores: "En primer lugar, un cambio de percepci¨®n social. Desde Chern¨®bil se ha extendido la idea de que nuclear es sin¨®nimo de peligro. Se ha hecho una construcci¨®n social de lo nuclear que hace que la poblaci¨®n est¨¦ dispuesta a aceptar incluso ciertas limitaciones en el uso de la energ¨ªa, antes que apoyar el desarrollo de nucleares. El cambio requerir¨ªa tiempo: del orden de una generaci¨®n, si es que se produce. En segundo lugar, tendr¨ªan que introducirse tambi¨¦n cambios en el dise?o de las nucleares, para garantizar que no se producir¨¢ otro Chern¨®bil, y en el manejo de los residuos, por la v¨ªa de producir menos cantidad o por la v¨ªa de transmutarlos. Sobre ambos problemas existen ideas de c¨®mo resolverlos, pero para convertir esas ideas en soluciones t¨¦cnicas se precisan programas experimentales, y el prejuicio negativo que existe hacia lo nuclear est¨¢ siendo un obst¨¢culo para la investigaci¨®n".
El organismo que en Espa?a investiga sobre energ¨ªas es el Ciemat, y Enrique Gonz¨¢lez, responsable del ¨¢rea de fisi¨®n, uno de los expertos que mejor las conoce. "No existen soluciones m¨¢gicas. La nuclear no es la ¨²nica soluci¨®n, cierto, pero si de lo que se trata es de potenciar una fuente que pueda producir electricidad de la forma m¨¢s eficiente posible, sin emitir CO2 a la atm¨®sfera y con capacidad de producci¨®n masiva, sin duda es la mejor candidata". Para Marcel Coderch, eso es salir del fuego para caer en las brasas, "porque las nucleares no emiten CO2 que envenena la atm¨®sfera, pero s¨ª producen residuos radiactivos, que envenenan la tierra".
El factor humano
La seguridad sigue siendo el principal problema. El accidente de Three Mile Island la puso en cuesti¨®n y el de Chern¨®bil clav¨® la puntilla. La herida todav¨ªa sangra. En ambos casos se fundi¨® el n¨²cleo, pero en el primero no hubo emisi¨®n de radiaci¨®n y en el segundo s¨ª. Nadie discute que el accidente de Ucrania tuvo efectos tan devastadores porque a una tecnolog¨ªa deficiente se sum¨® lo que Cayetano L¨®pez describe como "una actuaci¨®n desastrosa de un grupo de personas como elemento desencadenante". Pero el factor humano existe y hay que contar con ¨¦l. Enrique Gonz¨¢lez est¨¢ de acuerdo: "No se trata de minimizar las causas por las que la poblaci¨®n cree que la energ¨ªa nuclear no es segura, sino de introducir las mejoras necesarias para que no haya dudas al respecto".
"En el mundo de las nucleares, nadie contempla que se pueda repetir un accidente como el de Chern¨®bil", sostiene Carlos de Villota, responsable de esta secci¨®n en UNESA, la patronal de las el¨¦ctricas. "Pero el miedo es irracional. ?Por qu¨¦ Francia ha mantenido sin ning¨²n temor su programa nuclear y, en cambio, otros pa¨ªses han decidido suspenderlo despu¨¦s de Chern¨®bil? Ha habido en la industria qu¨ªmica accidentes muy graves, como los de Bhopal o Severo, con muchos muertos, y, en cambio, no se ha generado tanta alarma. Chern¨®bil fue un revulsivo. Pero nadie est¨¢ m¨¢s interesado que la industria en extremar la seguridad, porque sabemos que un incidente en una planta afecta a todas las dem¨¢s". "Ya querr¨ªa yo que todas las plantas qu¨ªmicas de nuestro pa¨ªs tuvieran los mismos par¨¢metros de seguridad que las nucleares", insiste Javier Dies. Pero Marcel Coderch replica: "?Y c¨®mo explican que las aseguradoras privadas s¨ª est¨¦n dispuestas a cubrir los riesgos de una industria qu¨ªmica y, en cambio, ninguna est¨¢ dispuesta a facilitar una p¨®liza de responsabilidad civil a una nuclear? El Gobierno de Bush ha tenido que prorrogar 20 a?os la ley Price-Anderson, que limita la responsabilidad civil frente a accidentes precisamente por esta raz¨®n".
El informe del MIT sostiene que si se aceptara ampliar sustancialmente el parque mundial de centrales nucleares habr¨ªa que mantener al menos la tasa de riesgo actual, que se estima en menos de un accidente grave (con emisiones radioactivas) cada 50 a?os. Eso obligar¨ªa a dividir por 10 la tasa actual de fallos puesto que al aumentar el n¨²mero de reactores, tambi¨¦n aumentar¨ªa la probabilidad de que uno de ellos llegara a fallar.
"La investigaci¨®n se dirige ahora no a que las nucleares sean m¨¢s seguras, que ya lo son, sino a que los mecanismos que las hacen seguras est¨¦n incrustados en la ingenier¨ªa de la propia planta, de manera que su aplicaci¨®n no dependa del factor humano o de mecanismos electr¨®nicos. Es lo que llamamos la seguridad pasiva, que funciona de forma autom¨¢tica, siguiendo las leyes de la f¨ªsica", explica Enrique Gonz¨¢lez. ?Por ejemplo? "Supongamos que se produce un recalentamiento de una zona. Ahora tenemos sistemas de alarma y mecanismos electr¨®nicos que bombean el agua en un proceso que a veces requiere la intervenci¨®n de operarios. En la seguridad pasiva, el dise?o de la planta incluye mecanismos para que se active un dispositivo f¨ªsico de modo que el agua cae por el mero efecto de la gravedad. Se trata de eliminar dependencias e incertidumbres. El reactor europeo de agua a presi¨®n (EPR) que se construye en Finlandia ya incorpora elementos de este tipo".
Los residuos como reserva
Mucho m¨¢s peliagudo va a ser resolver el problema de los residuos. "Ning¨²n pa¨ªs lo ha hecho satisfactoriamente", dice el informe del MIT. De momento, la soluci¨®n m¨¢s plausible es construir almacenes geol¨®gicos profundos, como el que Estados Unidos proyecta en Yucca Mountain, en el desierto de Nevada. El rechazo a estas instalaciones obedece a que su potencial contaminante se prolongar¨¢ durante decenas de miles de a?os. A ese temor, Carlos de Villota responde con una pregunta: "?Preocupa que unos residuos sean activos durante mil a?os y no que se funda el ¨¢rtico dentro de 30? Ni el oro del Banco de Espa?a est¨¢ mejor protegido que los residuos", asegura. En Espa?a, los de media y baja actividad est¨¢n almacenados en El Cabril. Los de alta actividad permanecen en piscinas en las propias nucleares, con excepci¨®n de la de Trillo, que los guarda en contenedores en el exterior. Enresa proyecta para 2011 un gran almac¨¦n, una especie de nave industrial con contenedores cil¨ªndricos verticales. Todos los elementos combustibles de alta actividad acumulados en las nucleares espa?olas ocupan el equivalente de un campo de f¨²tbol. No son muchos, pero ¨¦ste sigue siendo el escollo m¨¢s dif¨ªcil de la energ¨ªa nuclear, sobre todo si aumentara el n¨²mero de centrales.
Entre las soluciones que se apuntan hay una en la que los ingenieros nucleares tienen puestas sus esperanzas: la transmutaci¨®n. Antes de hacerse cargo de la secci¨®n de fisi¨®n del Ciemat, Enrique Gonz¨¢lez dirigi¨® la de transmutaci¨®n, una palabra llamada a tener un gran protagonismo. ?Por qu¨¦? "Porque puede cambiar radicalmente la consideraci¨®n de los residuos nucleares", explica. Si la t¨¦cnica llegara a buen puerto, los residuos ya no ser¨ªan esa pesada carga que una generaci¨®n ego¨ªsta y derrochadora transmite por miles de a?os a sus descendientes, sino una preciada reserva de combustible que legar a las generaciones futuras. Un giro copernicano.
?Es posible? "Lo es", afirma Gonz¨¢lez. "Los actuales reactores t¨¦rmicos utilizan uranio enriquecido como combustible. En la naturaleza, el uranio aparece con dos is¨®topos, el 235 y el 238. El primero s¨®lo representa el 0,7% de la pieza de uranio; el resto es 238. En el proceso de enriquecimiento se desechan grandes cantidades del is¨®topo 238 para que aumente la concentraci¨®n del 235 hasta un 3% o un 4,5%. Es esta peque?a fracci¨®n de uranio 235 la que se utiliza en los reactores actuales. En la naturaleza no hay m¨¢s is¨®topos directamente utilizables en estos reactores, pero en los residuos nucleares hay grandes cantidades de is¨®topos de plutonio, que s¨ª pueden ser utilizados directamente en los reactores actuales. Sin embargo, existe otra posibilidad bien conocida y demostrada experimentalmente en los reactores de cuarta generaci¨®n, los llamados reactores r¨¢pidos, en los que abundan neutrones muy energ¨¦ticos. Estos neutrones r¨¢pidos permiten que el reactor pueda utilizar todos los is¨®topos del uranio natural, incluido el 238 desechado hasta ahora, y los que se encuentran en los residuos".
Esta soluci¨®n no s¨®lo reducir¨ªa a niveles m¨ªnimos los residuos del proceso nuclear, sino que solventar¨ªa el problema de las reservas de uranio, pues se pasar¨ªa de utilizar apenas el 1% de los recursos naturales a utilizar pr¨¢cticamente el 100%. Enrique Gonz¨¢lez estima que, en el peor de los casos, con los actuales niveles de consumo "las reservas podr¨ªan proporcionar energ¨ªa durante 10.000 a?os".
"No se trata de futuribles a largo plazo", precisa. "Estas tecnolog¨ªas est¨¢n muy avanzadas. Con este planteamiento se han hecho los prototipos Phenix y Superphenix. La industria no contempla la posibilidad de aplicarlas antes de 2040, pero eso es por un c¨¢lculo estrat¨¦gico: cuando se plante¨® la cuarta generaci¨®n, se pens¨® en rentabilizar antes las de tercera generaci¨®n, que tienen una vida ¨²til de 60 a?os. Pero en caso de crisis energ¨¦tica, el proceso podr¨ªa acelerarse".
El fiasco del Superphenix
El informe del MIT considera, sin embargo, que estos prototipos no est¨¢n suficientemente probados y aconseja dejar un tiempo para que puedan demostrar su seguridad. Marcel Coderch recuerda que "en el caso del Superphenix, construido en Creys-Malville (Francia), despu¨¦s de nueve a?os de preparaci¨®n, s¨®lo pudo estar acoplado a la red unos 10 meses. No funcion¨® bien, tuvo problemas de seguridad y fue clausurado en 1997. Su desmantelamiento costar¨¢ 9.000 millones de euros sin haber llegado a producir apenas electricidad".
Los problemas de seguridad no se circunscriben ¨²nicamente al interior del per¨ªmetro de hormig¨®n. Las nucleares han sido siempre vulnerables como posible objetivo militar, pero ahora hay terroristas suicidas y organizaciones como Al Qaeda que le han declarado la guerra a Occidente. Y eso cambia radicalmente la situaci¨®n. Cerca de Par¨ªs se ha construido un reactor para fines de investigaci¨®n cuyos muros de hormig¨®n ya no tienen un metro de grosor sino dos. ?Podr¨ªa una central nuclear con una protecci¨®n de dos metros resistir el impacto de los aviones que derribaron las torres gemelas de Nueva York? Francia ha vivido recientemente un esc¨¢ndalo por la filtraci¨®n de un documento secreto en el que se indicaba que el European Presured Reactor (EPR) ser¨ªa vulnerable frente a un ataque suicida con un avi¨®n comercial como los que impactaron en Manhattan.
El ingeniero Ignacio Nieto, experto en pol¨ªticas energ¨¦ticas que acaba de incorporarse a la Comisi¨®n Nacional de la Energ¨ªa, afronta esta cuesti¨®n casi desde una perspectiva filos¨®fica: "La nuclear es una tecnolog¨ªa demasiado perfecta para el hombre. Lo que la hace imperfecta es el factor humano. Casi todos sus inconvenientes tienen que ver con el hecho de que est¨¢ gestionada por personas y de que genera unos residuos que se han de almacenar durante miles de a?os y pueden ser usados con fines perversos. Si no existiera la maldad, no habr¨ªa problema porque el volumen no es muy grande. Pero la maldad existe".
?sta es la principal preocupaci¨®n de Mohamed el Baradei al frente del Organismo Internacional para la Energ¨ªa At¨®mica. Producir una bomba at¨®mica convencional requiere un nivel cient¨ªfico y tecnol¨®gico al que pocos pa¨ªses tienen acceso, pero no ocurre lo mismo con las llamadas bombas sucias. En este caso, basta con obtener una peque?a cantidad de plutonio o de residuos, y puesto que mantienen el 85% de la radiactividad original, hacerlos estallar junto a una bomba convencional. No ser¨ªa una bomba nuclear, pero har¨ªa much¨ªsimo da?o. Por esta raz¨®n, el informe del MIT recomienda restringir "las instalaciones de enriquecimiento y procesamiento" a unos pocos pa¨ªses. Se trabaja la idea de que los pa¨ªses en desarrollo puedan albergar nucleares pero no tengan el control ni del combustible ni de los residuos.
Javier Dies ha visto c¨®mo en los ¨²ltimos a?os las moratorias nucleares reduc¨ªan las perspectivas de trabajo de sus alumnos, pero ahora vislumbra una nueva oportunidad. La energ¨ªa de fisi¨®n se conjuga con otro elemento pre?ado de promesas de futuro: el hidr¨®geno. "Los nuevos dise?os nucleares se proponen optimizar el proceso de manera que, adem¨¢s de electricidad, puedan producir hidr¨®geno", explica Dies. "La mayor parte de los reactores que se construyen ahora, entre ellos el European Presured Reactor, son de tercera generaci¨®n. Pertenecen todav¨ªa al modelo de los que se refrigeran con agua, pero en este caso con agua a presi¨®n. El agua se utiliza tanto para refrigerar como para modular la velocidad de los neutrones y discurre por un circuito de conducciones en el que se alcanzan temperaturas de 300 grados cent¨ªgrados. Para poder producir hidr¨®geno es preciso llegar a 1.000 grados, lo que, en caso de utilizar agua, aumentar¨ªa much¨ªsimo la presi¨®n. Los reactores de cuarta generaci¨®n, los Very Higth Temperatura Reactor, utilizan el grafito como moderador y se refrigeran con helio, lo que les permite alcanzar la temperatura necesaria para producir hidr¨®geno".
La econom¨ªa del hidr¨®geno
El hidr¨®geno es ahora mismo la ¨²nica alternativa al petr¨®leo en el transporte. Pero el "combustible eterno", como se le ha llamado por su abundancia, tiene un problema: no est¨¢ libre en la naturaleza y las leyes de la termodin¨¢mica son inexorables. "No es una fuente de energ¨ªa. Est¨¢ en el agua, pero atrapado en el ox¨ªgeno con enlaces muy fuertes de modo que para liberarlo se necesita mucha energ¨ªa, m¨¢s de la que luego proporcionar¨¢ como combustible de veh¨ªculos", explica Pedro G¨®mez-Romero, investigador del Instituto de Ciencias de los Materiales del CSIC. Luego, a efectos de ahorro energ¨¦tico, no ganamos nada. Tampoco ganamos nada a efectos de cambio clim¨¢tico si para producir hidr¨®geno tenemos que utilizar energ¨ªas que contaminan. Pero si se puede obtener con energ¨ªas limpias, la cosa cambia. Entonces, el ¨²nico problema que queda es el precio, pero ya sabemos que el precio deja de ser un problema en cuanto no hay otra alternativa.
?sa es ahora la nueva apuesta de la energ¨ªa nuclear. Producir hidr¨®geno le permitir¨ªa adem¨¢s sacar provecho de su dificultad para adaptarse a las variaciones de la demanda. Las nucleares producen una cantidad fija de energ¨ªa de modo que se han de utilizar otras fuentes, como la hidr¨¢ulica, para adaptar el suministro a las oscilaciones del consumo. De madrugada, las nucleares podr¨ªan utilizar la electricidad excedente para producir hidr¨®geno o vapor de agua. Ya se han construido dos reactores experimentales, en Jap¨®n y en China, que producen vapor de agua.
El movimiento ecologista rechaza que para producir hidr¨®geno se utilicen combustibles f¨®siles o energ¨ªa nuclear y proponen usar energ¨ªas renovables. Estados Unidos ha apostado con fuerza por la econom¨ªa del hidr¨®geno. La UE tambi¨¦n, pero a diferencia de Estados Unidos, que pretende obtenerlo con energ¨ªa nuclear o combustibles f¨®siles, intentar¨¢ producirlo s¨®lo con energ¨ªas renovables.
En todo caso, Dies no imagina las nucleares del futuro como esos inquietantes edificios de hormig¨®n, solitarios y proscritos, sino como el centro de extensos conglomerados industriales, con f¨¢bricas de hidr¨®geno y otras factor¨ªas adosadas a sus muros para poder mamar de sus ubres energ¨¦ticas.
MA?ANA CAP?TULO 3 La transici¨®n energ¨¦tica
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