Malas
Acaba de publicarse en USA un formidable estudio cient¨ªfico, con datos de cuatro millones de personas, que demuestra que hombres y mujeres somos esencialmente iguales, tanto en nuestra capacidad intelectual como en las emociones y los sentimientos. Uno de los poqu¨ªsimos aspectos en donde se manifiestan ciertas diferencias es la violencia: nosotras tendemos m¨¢s a la verbal y los hombres a la f¨ªsica. En un puerto de mar vi hace ya algunos a?os una elocuente escena. Un ni?o y una ni?a muy peque?os, de no m¨¢s de dos a?os, se acercaron a jugar con unas gaviotas. La nena intent¨® darles de comer una patata frita que llevaba en la mano. El ni?o agarr¨® un palo y, tambale¨¢ndose sobre sus torpes piernas, hizo lo posible por atizarles un golpe.
Sin embargo, los expertos criminales se?alan un progresivo aumento en el n¨²mero de mujeres implicadas en delitos violentos. Cada vez hay m¨¢s atracos, m¨¢s manejo de armas, m¨¢s homicidios, como esa energ¨²mena que fue detenida hace unos meses y que se dedicaba a desvalijar ancianas en sus casas, maltrat¨¢ndolas de tal modo que mat¨® a m¨¢s de una. Por no hablar de las j¨®venes soldados norteamericanas fotografiadas torturando prisioneros iraqu¨ªes, tan felices ellas, tan aplicadas en su aprendizaje de la brutalidad. El nervio moral de las mujeres parece estar cambiando. Hace unas semanas fue detenida en Canarias una banda de explotaci¨®n sexual de menores, y la que dirig¨ªa la red era una chica de veinte a?os. C¨®mo hemos progresado en el delito.
?De verdad hay algo gen¨¦tico, o tal vez recurrimos menos a la violencia f¨ªsica s¨®lo porque la tradici¨®n nos ha hecho desconfiar de nuestra fuerza? Siempre he dicho que la verdadera liberaci¨®n de las mujeres pasa por reclamar nuestro derecho a ser imb¨¦ciles. ?Por qu¨¦ a las mujeres profesionales se les exige siempre un nivel superior? Diantres, que pueda haber tantas tontas notorias como tontos hay (aunque por fortuna ya hay alguna necia de ministra, en esto todav¨ªa estamos muy lejos de la paridad). Del mismo modo, tal vez el aumento de la violencia femenina sea un resultado de la equiparaci¨®n de sexos. ?Tenemos que ser malas para ser libres? No me gusta la idea, pero quiz¨¢ sea un precio inevitable.
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