Solidarik
Si la Parca me deja soltar un ¨²ltimo bocadillo, mi plan es morir cantando aquello de "adi¨®s, mundo cruel, ya nunca te ver¨¦". Es que...?vaya mundito, lectores! Un desastre. ?C¨®mo se arreglan la injusticia, el dolor gratuito, la ola de subsaharianos desesperados que se lanzan contra las vallas erizadas de cuchillas? ?Alguien tiene una soluci¨®n, lectores?
En esas est¨¢bamos cuando me top¨¦ con Bernat Fust¨¦ Lazcano, barcelon¨¦s de 29 a?os, licenciado en Administraci¨®n y Direcci¨®n de Empresas. Trabajaba en una bien grande, pero no estaba contento. Lo de ir subiendo, ganando m¨¢s y consumiendo m¨¢s para ser una pieza domesticada del engranaje capitalista era un panorama que lo llenaba de desaz¨®n. Bernat -?un mutante?- decidi¨® dar un giro radical a su vida y dedicarla a paliar el dolor de los dem¨¢s.
El due?o del caf¨¦ bar Solidarik destina casi todas las ganacias a aliviar el sufrimiento de los m¨¢s necesitados
Una familia buena no es lo mismo que una buena familia. Bernat tiene la suerte de que en su caso concurren ambas circunstancias. Biznieto de Espasa, el de la enciclopedia, y nieto de un presidente del RCD Espanyol, su madre es m¨¦dico y su padre ingeniero industrial y due?o de una empresa hidroel¨¦ctrica. El abuelo materno fue jugador del Real Madrid. Meti¨® el primer gol en la Liga del equipo madrile?o y lleg¨® a integrar la selecci¨®n. ?Hered¨® este empuje nuestro mutante? Sigan leyendo, lectores.
Lo bautiz¨® un t¨ªo suyo, Jordi Ribas, un jesuita muy pr¨®ximo al budismo que lleva toda la vida como misionero en Bombay. De all¨ª envi¨® a Barcelona a una humilde moza india para que ayudara a criar a sus sobrinos. "Es como una segunda madre, la sigo viendo y la quiero un mont¨®n. Me influy¨® por su bondad", explica Bernat.
Estudi¨® en ESADE y se puso a trabajar en una multinacional. Cuando su disconformidad alcanz¨® el punto ¨¢lgido, se plante¨® dejarlo todo y largarse al Tercer Mundo como su t¨ªo el jesuita. Pero luego se lo pens¨® mejor. "Llegu¨¦ a la conclusi¨®n de que pod¨ªa ser m¨¢s ¨²til qued¨¢ndome aqu¨ª y haciendo lo que s¨¦ hacer. Decid¨ª montar una empresa cuyos beneficios fueran ¨ªntegramente dedicados a apoyar proyectos de desarrollo en el Tercer Mundo. Generar recursos y donarlos a las ONG".
Entonces hipotec¨® su piso, pidi¨® cr¨¦ditos bancarios y familiares, y se lanz¨® a la aventura. Mont¨® el caf¨¦ bar Solidarik, en la calle de Amig¨® n¨²mero 37, esquina con Mari¨¤ Cub¨ª, un bar muy bien puesto que est¨¢ en una zona de alto poder adquisitivo. No lo ornan motivos ¨¦tnicos ni hay fotos de ni?os fam¨¦licos. Pretende ser un producto competitivo que atraiga a la gente acostumbrada a tomarse copas con sus amigos por esa zona o en esa clase de establecimientos. La diferencia, el factor mutante, es que Bernat se ha asignado un sueldo razonable, m¨¢s bien modesto, y todas las ganacias se destinar¨¢n a aliviar el sufrimiento de los m¨¢s necesitados. ?Incre¨ªble!
"Hay millones de consumistas en el Primer Mundo. Si un porcentaje sustancial tiene algo de inquietud social o simple y llana sensaci¨®n de culpa, la idea es darles lo que buscan, pero cont¨¢ndoles que con ese dinero se har¨¢n cosas positivas. No todo tiene que ser rollo hippy, alternativo, antisistema". Una l¨®gica implacable. Aparentemente, nadie hab¨ªa canalizado las buenas intenciones, hasta ahora, de un modo semejante.
?C¨®mo saber que los loables prop¨®sitos de Bernat no son una sucia treta publicitaria? Cualquiera que sea un poco sensible y hable con ¨¦l cara a cara se dar¨¢ cuenta de que no miente. El lenguaje corporal, el brillo de los ojos, la inflexi¨®n de la voz, no dejan lugar a dudas. Adem¨¢s todas la cifras estar¨¢n expuestas en la p¨¢gina web de Solidarik: www.solidarik.com, actualmente en construcci¨®n pero a punto de volcar sus ins¨®litos contenidos al ciberespacio.
Estar¨¢n de acuerdo conmigo, lectores, en que los empresarios no suelen renunciar a sus beneficios ni exponer las cuentas de su negocio a la curiosidad del p¨²blico.
Solidarik abre tambi¨¦n por las tardes, tiene pantallas para mostrar los partidos de f¨²tbol y eventualmente ceder¨¢ su espacio a las organizaciones solidarias para actividades relacionadas con la labor que llevan a cabo.
En este mundo cruel hay variadas formas de relacionarse con la desgracia ajena. No soy soci¨®logo, pero tengo la impresi¨®n de que la mayor¨ªa nunca hace nada por nadie: vive sumida en la alienaci¨®n del ego¨ªsmo. Luego hay un porcentaje peque?o de gente que destina una porci¨®n exigua de su tiempo, su energ¨ªa y su dinero a la solidaridad: yo soy una de esas personas. Un grupo a¨²n m¨¢s reducido entrega su vida totalmente a la causa del amor: son los que est¨¢n ah¨ª, al pie de la llaga, donde m¨¢s duele. Se dir¨ªa que Bernat ha inventado una nueva categor¨ªa: est¨¢ entre el segundo y el tercer grupo, aunque mucho m¨¢s cerca de este ¨²ltimo.
Ojal¨¢ se salga con la suya. Brindemos, en Solidarik, por el ¨¦xito de su empresa.
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