Impresionante 'Cach¨¦', de Michael Haneke
Obtuvo la Palma de Cannes a la mejor direcci¨®n, y no resulta extra?o. Cach¨¦, la ¨²ltima inmersi¨®n del austriaco Michael Haneke en el complejo de culpa de las satisfechas sociedades occidentales, obtuvo ayer el aplauso casi un¨¢nime en el pase matinal de prensa.
Cach¨¦ muestra, con la aparente frialdad inherente al cine de Haneke, c¨®mo se descompone una familia de clase media-alta, compuesta por un famoso periodista (Daniel Auteuil), una ejecutiva editorial (Juliette Binoche) y su hijo de 12 a?os (Lester Makedonsky), desde que comienza a recibir extra?as filmaciones de su propia vida. Son aparentemente banales, pero vienen acompa?adas de dibujos escalofriantes; y, sobre todo, demuestran que alguien ha puesto su ojo, y su c¨¢mara, sobre su vida. Desde ah¨ª, comienzan a aflorar las tensiones. Y tambi¨¦n un pasado hondamente enterrado en el olvido.
Con mano maestra y ese dominio del m¨¢s m¨ªnimo detalle del encuadre que es su marca de estilo, Haneke muestra c¨®mo la tensi¨®n y una cierta deshumanizaci¨®n se apoderan de Auteuil, el due?o del secreto. Y en un final tan distanciado como clarificador, queda en evidencia ante el espectador, al que la ficci¨®n zarandea y asalta sin contemplaciones, una trama que se encarga, al fin y al cabo, de sentar de alguna manera justicia. Es, por supuesto, la pel¨ªcula m¨¢s importante de cuantas hemos visto hasta ahora en la competici¨®n; puede, y debe, figurar en lo m¨¢s alto del palmar¨¦s que se leer¨¢ el pr¨®ximo s¨¢bado.
Redondearon un apretado d¨ªa de buen cine el filme chileno En la cama, de Mat¨ªas Bize, y El tiempo que queda, de Fran?ois Ozon.
Blanca Lewin y Gonzalo Valenzuela mantienen un duelo interpretativo de alto voltaje en En la cama; las confidencias de dos amantes accidentales van dando paso a una sensible trama de acercamientos y rechazos, en una aut¨¦ntica exhibici¨®n de fuerza de gui¨®n e interpretaci¨®n.
Similar crescendo dram¨¢tico es el que narra Fran?ois Ozon en El tiempo que queda, que no es otro que el que le resta de vida a un atractivo fot¨®grafo homosexual, condenado a morir por un c¨¢ncer generalizado. S¨®lidamente interpretada por Melvin Poupaud, la pel¨ªcula huye de la facilidad; tiene alguna ca¨ªda en la sensibler¨ªa, pero en general resulta conmovedora y contenida en su dif¨ªcil, amarga narraci¨®n del dolor y el final.
Y por si faltaba algo, Matt Dillon present¨® sus credenciales para el premio al mejor int¨¦rprete por su eficaz caracterizaci¨®n de un escritor borracho, mujeriego y jugador en el filme noruego Factotum, de Bent Hamer.
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