El pa¨ªs alegre y confiado
A primera vista el pa¨ªs va bien econ¨®micamente. El ritmo de crecimiento est¨¢ muy por encima de la media del mundo desarrollado, la construcci¨®n vive un boom que dura ya m¨¢s de ocho a?os, y la gente gasta como si no hubiera ma?ana. Sin embargo, desde hace unos meses algunos columnistas y editoriales de los peri¨®dicos m¨¢s influyentes han empezado a hacer sonar la alarma: el d¨¦ficit de la balanza externa de pagos es insostenible y la competitividad se tambalea. El pa¨ªs es... Estados Unidos.
La innovaci¨®n cient¨ªfica y t¨¦cnica, de la mano de una clase profesional bien preparada y de un sistema empresarial flexible, sigue siendo pilar esencial del dinamismo econ¨®mico norteamericano. Por eso no es extra?o que, a la hora de buscar modelos para enfrentarse a los retos econ¨®micos derivados de la globalizaci¨®n, Europa use a menudo a Estados Unidos como patr¨®n de referencia. Lo que sorprende precisamente es que en estos momentos en Estados Unidos se proponga a Irlanda y Finlandia, junto a China y la India, como modelos a imitar.
Hasta ahora, EE UU ha usado su ventaja tecnol¨®gica para competir globalmente, pero las cosas est¨¢n cambiando. Por ejemplo, importa ya el 45 % de material inform¨¢tico (hardware) y, de las 120 plantas qu¨ªmicas mayores en construcci¨®n en el mundo, una est¨¢ en EE UU y 50 en China. Con lo que cuesta contratar a un ingeniero en Estados Unidos se puede contratar a 11 en la India y el n¨²mero de ingenieros por 100.000 habitantes que salieron de las universidades norteamericanas fue la mitad de los que se graduaron en China. Pero, a largo plazo, quiz¨¢ lo peor es que los estudiantes estadounidenses que acaban el bachillerato ocupen el puesto vig¨¦simo primero de la lista mundial en conocimientos de ciencias y matem¨¢ticas.
Alarmados por esta situaci¨®n, hace cinco meses un grupo de congresistas dem¨®cratas y republicanos pregunt¨® a las academias nacionales de Ciencias, Ingenier¨ªa y Medicina qu¨¦ acciones en materia de ciencia y tecnolog¨ªa, ordenadas por importancia, deber¨ªan emprenderse para que Estados Unidos prospere en una econom¨ªa global. A pesar de la enorme tarea, la respuesta de un comit¨¦ formado por cient¨ªficos eminentes, presidentes de universidad y dirigentes empresariales ha aparecido ya, bajo el t¨ªtulo Superando la Tormenta Naciente: C¨®mo dar Energ¨ªa y Trabajo a Am¨¦rica para un Futuro Econ¨®mico m¨¢s Brillante.
El informe empieza por constatar que los cimientos cient¨ªficos y t¨¦cnicos del liderazgo de Estados Unidos se est¨¢n erosionado justo cuando otros pa¨ªses ganan empuje, y que para mantener su seguridad econ¨®mica y estrat¨¦gica la naci¨®n se enfrenta urgentemente a dos grandes desaf¨ªos: la creaci¨®n de trabajo altamente cualificado y el desarrollo de energ¨ªa limpia, barata, y disponible en todo momento. Para superarlos, el comit¨¦ recomienda desde la creaci¨®n de un programa de becas para atraer estudiantes de ciencias e ingenier¨ªa dispuestos a ejercer de maestros una vez terminada su licenciatura, o la concesi¨®n de medio mill¨®n de d¨®lares al a?o, durante cinco a?os, a los 200 cient¨ªficos j¨®venes m¨¢s prometedores, hasta la extensi¨®n por un a?o de los visados de estudiantes extranjeros que busquen trabajo en el pa¨ªs. Se pide tambi¨¦n que se aumente el presupuesto para investigaci¨®n b¨¢sica en un 10% anual durante los pr¨®ximos siete a?os, que se cree una agencia de investigaci¨®n centrada en las necesidades energ¨¦ticas a largo plazo y que se duplique el cr¨¦dito a la innovaci¨®n en la industria privada.
?Cu¨¢nto costar¨¢ todo esto? Unos 10.000 millones de d¨®lares anuales, una cifra que asustar¨¢ a muchos congresistas cuando la guerra de Irak y las secuelas del hurac¨¢n Katrina pasan facturas astron¨®micas, pero que no representa m¨¢s que unas gotas en el vasto oc¨¦ano del presupuesto general del Estado y que, sin embargo, puede ser lluvia vivificante para la econom¨ªa estadounidense.
Llegados aqu¨ª, ?le ha venido a alguien a la mente el nombre de Espa?a? Probablemente no. Salvo en casos contados (como el excelente informe publicado hace poco por la Confederaci¨®n de Sociedades Cient¨ªficas de Espa?a), es dif¨ªcil imaginarse a nuestros empresarios y cient¨ªficos discutiendo juntos y ofreciendo respuestas concretas a los problemas econ¨®micos. Pero lo realmente inimaginable es que un grupo de diputados de los dos principales partidos pol¨ªticos se una para pedir consejo a las academias de Ciencias, Medicina e Ingenier¨ªa. Y as¨ª, mientras naciones que nos sacan la cabeza por sus avances tecnol¨®gicos, tras mirar alrededor, fijan su vista en el futuro, nuestro pa¨ªs sigue ensimismado y vive s¨®lo para hoy, dejando que nuestros pol¨ªticos se enzarcen en discusiones del pasado en vez de fomentar el bienestar de los ciudadanos, que es la principal tarea para la que fueron elegidos.
Emilio M¨¦ndez (emilio.mendez@stonybrook.edu) es Catedr¨¢tico de la Universidad del Estado de Nueva York en Stony Brook
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