Nuevas revelaciones ponen a Cheney en el centro del esc¨¢ndalo de la esp¨ªa
El vicepresidente de EE UU desvel¨® a su principal asesor el nombre de la agente
A la espera de la comunicaci¨®n que tiene en vilo a la clase pol¨ªtica en Washington y que podr¨ªa conocerse a partir de hoy -la decisi¨®n del fiscal Patrick Fitzgerald de procesar o no a altos miembros del Gobierno por una filtraci¨®n que desvel¨® la identidad de una agente de la CIA-, la Casa Blanca se neg¨® ayer a afirmar o desmentir que la fuente original sea el vicepresidente. Abogados citados por The New York Times aseguran que Dick Cheney fue quien habl¨® a su jefe de gabinete del caso, aunque no hay evidencias de que supiera que Valerie Plame era una agente secreta.
"No hay ning¨²n comentario que hacer sobre una investigaci¨®n a¨²n abierta; hay prejuicios y especulaciones, y nosotros no vamos a prejuzgar ni a especular". Fue la reacci¨®n del portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, a las preguntas de los periodistas sobre la informaci¨®n que indica que, el 12 de junio de 2003, Cheney y Lewis Libby, su jefe de gabinete, hablaron de Joe Wilson, que hab¨ªa ido a buscar, sin ¨¦xito, pruebas de que N¨ªger hubiera vendido uranio a Sadam Husein, y de su mujer, empleada en la CIA. La fecha es importante, porque ese mismo d¨ªa, The Washington Post public¨®, citando fuentes no identificadas, que la conclusi¨®n a la que hab¨ªa llegado Wilson -sin citarle por su nombre- fue ignorada por el Gobierno en las justificaciones de la guerra lanzada tres meses antes.
Las notas de Libby sobre esa conversaci¨®n del 12 de junio indican, seg¨²n "abogados implicados en el caso", que Cheney supo que la mujer de Wilson trabajaba en la CIA porque se lo hab¨ªa dicho George Tenet, entonces director de la agencia, cuando el vicepresidente le pregunt¨® qui¨¦n le hab¨ªa mandado a N¨ªger (probablemente despu¨¦s de haber le¨ªdo la informaci¨®n del Post). Esas notas no muestran que Cheney o Libby "supieran en aquel momento el estatus de Valerie Plame
o que su identidad estuviera clasificada". De ser cierto, el matiz es tambi¨¦n importante, porque la ley considera un delito revelar "conscientemente la identidad de un agente secreto".
Al tiempo que esta informaci¨®n reduce la posibilidad de que el procesamiento se base en la violaci¨®n de esa ley, abrir¨ªa otra puerta: la de la posible falsedad de Libby que, en su declaraci¨®n ante el Gran Jurado, asegur¨® que la primera vez que oy¨® hablar de Plame fue a un periodista. El fiscal Fitzgerald pidi¨® al Departamento de Justicia -y la obtuvo- autoridad para ampliar sus investigaciones en el ya llamado Plamegate e incluir a los culpables de obstrucci¨®n de la justicia y afirmaciones falsas, acusaciones que apuntan hacia Libby.
Procesamientos
En previsi¨®n de que haya procesamientos, que podr¨ªan ser conocidos a partir de hoy, destacados republicanos han iniciado una campa?a para desacreditar acusaciones basadas en cualquier ley que no sea la de revelar conscientemente una identidad secreta. "Un procesamiento por perjurio ser¨ªa un tecnicismo", en opini¨®n de la senadora de Tejas Kay Bailey Hutchinson y otros pol¨ªticos conectados con el c¨ªrculo de Bush. "Esta estrategia est¨¢ dise?ada para tratar de aislar al presidente de las consecuencias negativas que tendr¨ªa cualquier procesamiento", indica una fuente jur¨ªdica, que advierte que "los rumores se disparan y es dif¨ªcil separar los hechos de la ficci¨®n, pero hay una fuerte preocupaci¨®n en la Casa Blanca" ante la posibilidad de que sean procesados Libby; Karl Rove, el principal asesor de Bush, y otros altos cargos.
No pod¨ªa ser menos; independientemente de que la justicia excluya al vicepresidente, seg¨²n aseguran los abogados citados por el Times, es evidente el da?o que sufre Cheney y el que va a sufrir Bush, que dijo el lunes que la filtraci¨®n es "un asunto muy grave" y prometi¨® que despedir¨¢ a los eventuales procesados.
"El asunto no pod¨ªa llegar en peor momento para el presidente, que tiene los ¨ªndices de aprobaci¨®n m¨¢s bajos de su mandato", se?al¨® la analista Amy Walter. Son "los d¨ªas m¨¢s oscuros de su presidencia", una expresi¨®n que el Post coloca en boca de asesores de Bush, "que est¨¢n preparando planes para rescatar el resto de su estancia en la Casa Blanca, analizando las lecciones de pasados segundos mandatos presidenciales e intentando reformular los grandes objetivos econ¨®micos y de pol¨ªtica exterior".
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