Par¨¢bola
La derrota a domicilio del Valencia CF por parte del Sevilla en el d¨ªa en que el equipo, en un acto metafutbol¨ªstico, se enfundaba la senyera para satisfacer el instinto de algunas instancias ajenas al deporte constituye una de las m¨¢s ¨¢speras met¨¢foras del sino de los valencianos. Despu¨¦s de calentar el ambiente con oficiales alegatos incandescentes y de empu?ar el equipo como la l¨ªnea Maginot contra la avidez imperial de Catalu?a, al final el que pierde es el Valencia y se distancia del liderato que ten¨ªa a su alcance. Y lo peor es que esa pel¨ªcula ya la hemos visto. Y no s¨®lo porque el instrumentalizado Valencia de finales de los setenta (con aquel equipo con m¨¢s franjas que barras) saldara el convulso episodio precipit¨¢ndose a Segunda y perdiendo buena parte de los seguidores con menos convicciones ganaderas, sino porque lo mismo le ocurri¨® al pueblo valenciano en la transici¨®n. Entonces como ahora, por intereses partidistas, UCD y sus terminales medi¨¢ticos atemorizaron a la sociedad valenciana con la amenaza imperialista de Catalu?a y el expolio del patrimonio valenciano para demoler electoralmente al PSOE. Incluso alguien tan poco sospechoso como don Emilio Attard reconocer¨ªa a?os despu¨¦s que aquello se les fue de las manos y acab¨® anticipando el hundimiento de la propia UCD valenciana, que hubiese podido seguir una evoluci¨®n distinta a la de su principal adversario por la derecha, Alianza Popular. Aunque lo peor fue la derrota de los representantes pol¨ªticos de los valencianos ante Madrid y su largo descr¨¦dito, lo que dej¨® a la Comunidad Valenciana fuera de todos los repartos y afianz¨® la ra¨ªz del actual d¨¦ficit de infraestructuras. En base a ese conflicto fantaseado y exagerado algunos tipos lograron desarrollar carreras pol¨ªticas tan imposibles como inexplicables, pero al pueblo valenciano no le sali¨® gratis y todav¨ªa sigue pagando la gravosa hipoteca. Puede que la inexperiencia pol¨ªtica con la que se afront¨® la transici¨®n propiciara que quienes no estaban a la altura de la sociedad a la que representaban tomaran el mando y pusieran en riesgo el futuro de los valencianos, pero en este momento resultar¨ªa injustificable. A menos, claro, que como entonces les importe un r¨¢bano el pueblo y el equipo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.