El rastro de Onda en La Habana
Una exposici¨®n muestra los modelos que sirvieron para la creaci¨®n de azulejer¨ªas en la capital cubana
Durante el siglo XIX las f¨¢bricas de cer¨¢mica de Valencia, Onda, Castell¨®n, Manises y Quart de Poblet produjeron miles de metros cuadrados de azulejos. Los m¨¢s preciados se destinaron a la exportaci¨®n y el puerto cubano de La Habana se convirti¨® en receptor y distribuidor para el resto de Am¨¦rica, tras la independencia del resto de pa¨ªses suramericanos. De los hornos de las f¨¢bricas de Onda salieron muchas de aquellas piezas y a¨²n hoy la huella de aquella cer¨¢mica est¨¢ patente en muchas calles y casas de la Habana Vieja, una ciudad que la Unesco declar¨® Patrimonio de la Humanidad en 1992.
Ese rastro, la huella ondense en La Habana, puede verse ahora en el Museo del Azulejo de Onda Manolo Safont, el moderno centro que, as¨ª, muestra su vocaci¨®n internacional.
Azulejos de Onda en La Habana es la exposici¨®n que, hasta el pr¨®ximo 10 de enero, refleja el origen del conjunto de azulejer¨ªas que conserva la capital cubana y que contribuyen al particular paisaje de su n¨²cleo hist¨®rico. La muestra surgi¨® del estudio realizado por el profesor de la Universitat de Val¨¨ncia Inocencio V. P¨¦rez Guill¨¦n, quien ha publicado un volumen Las azulejer¨ªas de La Habana, cer¨¢mica arquitect¨®nica espa?ola en Am¨¦rica, en el que detalla c¨®mo de las f¨¢bricas ondenses sali¨® una gran parte de las piezas analizadas.
El profesor, obviamente, solicit¨® la colaboraci¨®n del Museo de Onda y entonces fue cuando el director de este centro, Vicent Estall, vio que val¨ªa la pena mostrar este rastro m¨¢s all¨¢ de la publicaci¨®n y organizar una exposici¨®n monogr¨¢fica sobre el tema del estudio.
En La Habana nunca existieron hornos cer¨¢micos. La Valenciana, La Campana y La Esperanza fueron las tres f¨¢bricas de las que salieron estos azulejos. Los m¨¢s antiguos recopilados en la exposici¨®n datan de alrededor de 1870 y conservan ese particular azul econ¨®mico que se utilizaba en cenefas, dibujos geom¨¦tricos y lazadas. Sin embargo, la visi¨®n de las piezas que se exportaron posteriormente refleja el avance en la industria, en el dise?o y en los colores.
En total, la Habana Vieja debe conservar alrededor de trescientas azulejer¨ªas procedentes de Onda. La muestra exhibe 72 ejemplos. All¨ª se conservan tal como fueron colocadas en las paredes exteriores de las casas y alg¨²n que otro recoveco de la ciudad. La situaci¨®n del pa¨ªs ha provocado una paralizaci¨®n que, arquitect¨®nicamente, ha permitido la conservaci¨®n de estas piezas en el mismo lugar en el que fueron colocadas hace m¨¢s de un siglo.
As¨ª, los modelos que aparecen junto a las muestras fotogr¨¢ficas de su ubicaci¨®n habanera fueron obtenidos, sobre todo, de interiores de casas con ¨®rdenes de derribo en marcha.
Mejor suerte tuvieron all¨¢ y han tenido aqu¨ª los murales. Al tratarse de conjuntos de piezas m¨¢s preciadas, su conservaci¨®n ha sido mayor. Y en Cuba, la Casa Inestrillo, de 1893 guarda unos cuantos de estos murales que, seg¨²n el profesor P¨¦rez Guill¨¦n, "puede considerarse como la capilla Sixtina de la producci¨®n ondense de fin de siglo y no tiene rival".
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