Crevillent, la frontera viva
La inseguridad ciudadana tensa la convivencia entre el colectivo magreb¨ª y la poblaci¨®n aut¨®ctona
Quien m¨¢s, quien menos, espera que ocurra algo en Crevillent. La temperatura social de esta ciudad de 28.039 habitantes del Baix Vinalop¨® aumenta sin cesar desde hace cerca de una d¨¦cada, con oscilaciones puntuales muy pronunciadas que van alimentando problemas de convivencia entre la poblaci¨®n aut¨®ctona y la nutrida colonia marroqu¨ª. El reciente recalentamiento, seg¨²n coinciden el Gobierno, autoridades locales, colectivos vecinales y de comerciantes e, incluso, algunos marroqu¨ªes, ha alcanzado un grado en el que una chispa puede desencadenar el conflicto. No es alarmismo; es la preocupaci¨®n resultante de una compleja ecuaci¨®n cuya inc¨®gnita es la fecha del pr¨®ximo incidente. Porque en Crevillent se dan todas las circunstancias -creciente tensi¨®n en la convivencia, intranquilidad en las calles, sensaci¨®n de inseguridad y hartazgo y desaz¨®n de los ciudadanos por no apreciar soluciones- para que prenda la mecha. El ¨²ltimo incidente, a mediados de este mes, reaviv¨® la tensi¨®n e inseguridad entre la poblaci¨®n aut¨®ctona y los inmigrantes a ra¨ªz de la difusi¨®n de unas im¨¢genes que mostraban la venta de drogas por parte de varios magreb¨ªes en una calle de Crevillent.
La palabra polvor¨ªn la emplea mucha gente en Crevillent para diagnosticar el estado social del municipio. "Esto es un polvor¨ªn; falta que pase algo a alguien al que no le tendr¨ªa que pasar para que...", afirma Jos¨¦ Manuel Alfons, presidente de la Asociaci¨®n de Comerciantes de Crevillent.
La preocupaci¨®n de las autoridades por evitar que prenda una mecha fue palpable el pasado d¨ªa 20. Las fuerzas de seguridad del Estado tomaron la ciudad con un despliegue sin precedentes, en previsi¨®n de incidentes en una asamblea vecinal convocada para abordar la inseguridad ciudadana. A los o¨ªdos de los organizadores de esa reuni¨®n, a la que asistieron cerca de 2.000 vecinos, lleg¨® la noticia de que grupos ultras de Alicante y de otros puntos iban a asistir. Jos¨¦ Manuel Alfons, adem¨¢s de presidir el colectivo de comerciantes aut¨®ctonos, es el cabecilla vecinal que se situ¨® en el centro de la foto de esa asamblea. Admite que el riesgo de convocar a los vecinos para abordar el problema tan sensible era muy elevado. "Y m¨¢s cuando supimos que la ultraderecha planeaba algo en esa asamblea". Hasta la pasada legislatura Crevillent ha tenido representaci¨®n de Falange y a¨²n hoy ese partido conserva un considerable respaldo social. Pero la reuni¨®n sali¨® bien. Alfons cogi¨® el micr¨®fono con determinaci¨®n y advirti¨®: "No vamos a tolerar insultos, ni comentarios de tinte racista, ni menciones despectivas contra ning¨²n colectivo; eso no arregla el problema, no nos interesa".
Muchos de los vecinos que escuchaban las propuestas de Alfons para aliviar la sensaci¨®n de inseguridad, se hab¨ªan congregado espont¨¢neamente el domingo anterior en la puerta de la casa del alcalde, para pedirle a gritos m¨¢s seguridad, en otra de esas oscilaciones c¨ªclicas de la temperatura social.
Alfons, en una conversaci¨®n con EL PA?S el pasado mi¨¦rcoles en Crevillent, reflexionaba sobre el clima que se respira en la ciudad: "Ha llegado un momento en el que la gente quiere hechos, soluciones palpables, un plan de choque y mediadas a corto y medio plazo; y la Administraci¨®n no parece que sea capaz de atender esas demandas". Al menos no con los medios que reclaman los vecinos.
El pol¨¦mico poder disuasorio de las videoc¨¢maras
El alcalde, el popular Cesar Augusto Asencio, del PP, ha propuesto la instalaci¨®n de c¨¢maras de video en las calles "m¨¢s conflictivas", que coinciden con las m¨¢s transitadas por marroqu¨ªes, para prevenir la delincuencia. El edil afirma que s¨®lo instalar¨¢ las c¨¢maras si los vecinos quieren. Alfons responde: "?Acaso el alcalde va a convocar un refer¨¦ndum para pulsar la opini¨®n de los vecinos? ?C¨®mo va a medir el rechazo o el respaldo vecinal?". "En la plataforma pensamos que las c¨¢maras podr¨ªan ser eficaces para controlar algunos bienes, como los comercios o los veh¨ªculos aparcados, pero no para las personas; las c¨¢maras en los lugares de camelleo
[tr¨¢fico de drogas al menudeo] s¨®lo conseguir¨ªan desplazar el problema a otras calles sin c¨¢maras", advierte Alfons.
"Aqu¨ª tenemos un gran problema de fondo", indica el l¨ªder vecinal. "Ahora vemos las consecuencias de un conflicto, como la inseguridad ciudadana o los problemas de convivencia, e intentamos atajarlas, pero nunca en este municipio se han analizado con rigor y profusi¨®n las causas que originan el problema; yo creo que en Crevillent, sobre todo por falta de reflejos pol¨ªticos, han faltado t¨¦cnicos cualificados en asuntos sociales que adelantaran estrategias para evitar el conflicto". A eso, a?ade, se une una total relajaci¨®n pol¨ªtica para atender problemas de un colectivo, el inmigrante, que no vota.
Sobre el papel s¨ª existe un foro adecuado para mitigar el problema de convivencia: el Consejo Municipal de la Integraci¨®n. Alfons se reserva su opini¨®n sobre este consejo, pero otro de sus integrantes, que pide anonimato, opina que es un "gran parip¨¦". "Una vez al a?o el alcalde echa un serm¨®n durante una reuni¨®n en la que apenas deja intervenir a la gente y se acab¨® el consejo", comenta.
Esther Asensio, portavoz municipal del PSPV, el principal grupo de la oposici¨®n (los socialistas tienen cuatro concejales; Esquerra Unida, tres, y el PP, 14) aporta unos datos curiosos. La delincuencia en Crevillent entre enero y septiembre de este a?o (870 delitos) ha descendido alrededor de un 10% con respecto a ese periodo del a?o anterior (967) y ahora hay m¨¢s agentes de la Guardia Civil que nunca (25). Y, sin embargo, la sensaci¨®n de inseguridad, que es lo que preocupa al ciudadano, no ha menguado. "El tr¨¢fico de drogas aqu¨ª es muy visual y eso preocupa a muchos padres", asegura. Seg¨²n datos del padr¨®n municipal, el n¨²mero de extranjeros ha pasado de 416 en marzo del a?o 2000 a los 3.035 actuales. "Y el gobierno local no se ha ocupado de ellos", asegura. Los socialistas echan en falta un estudio riguroso, una especie de radiograf¨ªa del estado de la ciudad como punto indispensable de partida para adoptar las medidas adecuadas. Los socialistas reclaman un aumento urgente de la plantilla de la Polic¨ªa Local.
Mientras, el portavoz del grupo de Esquerra Unida, Jos¨¦ Manuel Penalva, apunta directamente al gobierno local como responsable del problema de inseguridad. "La pasividad del alcalde llega al extremo de no querer abordar en el pleno la situaci¨®n de tensi¨®n que vive en la ciudad", afirma Penalva.
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