El petr¨®leo se acerca al momento m¨¢s temido
A las siete de la ma?ana, cuando Pepa Macarro y su marido, Jos¨¦ Manuel Toledano, se levantan, la temperatura ambiente en su chal¨¦ de la sierra madrile?a no baja de 20 grados. Si la noche oto?al ha sido algo m¨¢s fr¨ªa, obedeciendo a las instrucciones del termostato, la caldera, que se alimenta de un dep¨®sito de gas¨®leo instalado en el jard¨ªn, se habr¨¢ activado de madrugada. A esa hora, el aire trae todav¨ªa el perfume agreste del campo. Pero una hora despu¨¦s, cuando Pepa se sube al coche y se encamina a la estaci¨®n de La Navata, para coger el tren a Madrid, el tr¨¢fico asfixia las carreteras que ci?en el per¨ªmetro de Galapagar (unos 35 kil¨®metros al norte de Madrid), y el aire que le entra en los pulmones empieza ya a oler a gas¨®leo, aceites, gasolinas y al inconfundible tufo de los gases de los tubos de escape.
Para Ceferino Arg¨¹ello, al frente de la reserva estrat¨¦gica espa?ola, es evidente que no hay relevo energ¨¦tico para el petr¨®leo a medio plazo
"Tiene que haber otras alternativas. De hecho, las hay. El motor de hidr¨®geno y el de agua se inventaron hace tiempo", dice Jos¨¦ Manuel Toledano
Las alternativas en el transporte, que consume el 47% del petr¨®leo que se quema en el mundo, parecen todav¨ªa rudimentarias y lejanas
Tambi¨¦n la ma?ana de Ram¨®n Garc¨ªa, agricultor de Carmona (Sevilla), comienza asociada al petr¨®leo. Por las calles de la localidad, camino de la cooperativa, Ram¨®n se cruza, sobre todo, con furgonetas y tractores. Ahora que las primeras lluvias han dejado esponjoso el campo en esta f¨¦rtil vega del Guadalquivir, todo el mundo se ha puesto en marcha. Hay que arar la tierra, y esperar a que crezca la oto?¨¢, como dice ¨¦l. "Despu¨¦s se echa el abono y a sembrar". Cultivar sus fincas -un centenar de hect¨¢reas de secano, de trigo y girasol- s¨®lo requiere el trabajo de un hombre, salvo en contados momentos, pero las m¨¢quinas que utiliza consumen 5.000 litros de gas¨®leo al a?o.
Y en eso, la vida de Ram¨®n, agricultor, de 41 a?os, coincide con la de Pepa, higienista dental, de 44, y con la de Jos¨¦ Manuel, qu¨ªmico, de 42, empleado en una consultora. Son vidas, como las del resto de los espa?oles, de los europeos, de los occidentales, y de los orientales, que pisan cada vez m¨¢s fuerte en la econom¨ªa mundial, absolutamente enganchadas al petr¨®leo. Un combustible f¨®sil, y no renovable, que ha revolucionado el mundo, desde que comenz¨® la explotaci¨®n del primer yacimiento, a mediados del siglo XIX. Desde entonces, el petr¨®leo, y la infinita gama de sus derivados (con los que se fabrican hasta 3.000 productos de consumo), ha sido s¨ªmbolo de desarrollo. Ligada al oro negro lleg¨® la fabricaci¨®n en serie de autom¨®viles, el despegue de la aviaci¨®n, de la industria petroqu¨ªmica, y hasta la generaci¨®n de electricidad.
Un siglo y medio de ¨¦xitos
Pero despu¨¦s de un siglo y medio de ¨¦xitos (a costa de grandes da?os ambientales), el alza desaforada de los precios del barril de crudo ha tra¨ªdo a la memoria de expertos y consumidores las crisis de 1974 y 1979, cuando convulsiones pol¨ªticas y problemas de abastecimientos dispararon el precio del barril hasta los 80 d¨®lares de hoy. Con un agravante: han pasado cinco lustros y las reservas se han ido consumiendo a un ritmo m¨¢s acelerado que los hallazgos de nuevos yacimientos.
Los que entonces advirtieron de que llegaba el lobo vuelven ahora a la carga anunciando, si no el fin del petr¨®leo, s¨ª el del crudo barato. Son los mismos que alertan de la necesidad urgente de invertir en otras energ¨ªas, para paliar siquiera una dependencia total del oro negro en un mundo que necesita alrededor de 82 millones de barriles al d¨ªa para funcionar.
"Tiene que haber otras alternativas. De hecho las hay, porque el motor de hidr¨®geno y el de agua se inventaron hace tiempo y sin embargo no se ven muchos autobuses circulando por ah¨ª que lo utilicen", reflexiona, sentado en la cocina de su casa de Galapagar, Jos¨¦ Manuel Toledano. Demasiados intereses. Empezando por los del Estado, que se embolsa -a trav¨¦s de impuestos- m¨¢s del 50% del precio de gasolina y gas¨®leo. No es que falten las iniciativas que exploran otros caminos. Ah¨ª est¨¢n los parques e¨®licos, que se han desarrollado tanto en Espa?a, hasta colocarnos en tercera posici¨®n en el mundo en este tipo de energ¨ªa. O la energ¨ªa solar. Pepa y Jos¨¦ Manuel evaluaron la posibilidad de colocar placas en el tejado de su flamante casa, pero desistieron al final. "Son demasiado caras. Tanto, que nos contaron que en Almer¨ªa las roban", dice Pepa. Ellos tuvieron que descartar tambi¨¦n el gas natural, porque en la zona donde viven no hubo suficiente demanda como para que la compa?¨ªa suministradora pensara siquiera en tender tuber¨ªas. As¨ª es que los Toledano quedaron atrapados, como millones de personas, en el c¨ªrculo vicioso del petr¨®leo.
El ¨²ltimo eslab¨®n
Tres veces al a?o, un cami¨®n-cisterna rellena de gas¨®leo el dep¨®sito del jard¨ªn, donde caben mil litros. Es cosa de un momento, y el precio (hasta ahora se ha mantenido por debajo de los 690 euros) les resulta aceptable. Pero el cami¨®n-cisterna es el ¨²ltimo eslab¨®n de una compleja y delicada cadena de operaciones que comienza en los campos donde se extrae el crudo, contin¨²a con los grandes petroleros -en constante peregrinaci¨®n por los oc¨¦anos-, llega hasta los puertos, desde donde, por carretera, el crudo pasa a las refiner¨ªas para ser destilado, y finaliza en los camiones-cisterna que distribuyen gasolina o gas¨®leo por todo el pa¨ªs. Un trayecto sumamente vulnerable, que podr¨ªa sufrir interrupciones, aunque Pepa reconoce que en eso no ha pensado jam¨¢s.
En un primer momento no se notar¨ªa, porque todos los pa¨ªses industrializados tienen reservas estrat¨¦gicas. La Corporaci¨®n Espa?ola de Reservas Estrat¨¦gicas de Productos Petrol¨ªferos (CORES) tiene en sus dep¨®sitos combustible para un mes de consumo nacional (1,5 millones de barriles al d¨ªa), y las petroleras que integran la corporaci¨®n deben almacenar petr¨®leo para otros dos meses m¨¢s. Pero en diez a?os de existencia de CORES no se ha dado casi nunca el caso de tener que recurrir a estos stocks, explica su presidente, Ceferino Arg¨¹ello. ?l es de los que consideran que no hay relevo energ¨¦tico, de momento, para el petr¨®leo, por m¨¢s que hace unos d¨ªas un experto en fuentes energ¨¦ticas como Jeremy Rifkin augurara una nueva revoluci¨®n energ¨¦tica impulsada por el uso del hidr¨®geno, aunque sin precisar mucho m¨¢s. "Los cambios a otras fuentes energ¨¦ticas est¨¢n en marcha. Pero a corto y medio plazo no hay posibilidad de que superemos nuestra dependencia del petr¨®leo. Jap¨®n y Alemania, que son punteros en la investigaci¨®n en otras energ¨ªas, porque no tienen petr¨®leo, las estar¨ªan utilizando ya si estuvieran disponibles".
Eso piensa tambi¨¦n Ram¨®n Garc¨ªa, mientras rellena el dep¨®sito del tractor en el surtidor de la Cooperativa Carmonense, a la que pertenece. Junto a los almacenes donde se apilan monta?as rubias de trigo duro y blando hay aparcadas m¨¢quinas imponentes, que son una met¨¢fora de la agricultura moderna: una cargadora gigantesca con un dep¨®sito de 200 litros de combustible, una cosechadora capaz de almacenar 400 litros. "En ¨¦poca de labor se gasta el dep¨®sito entero en una jornada", dice Ram¨®n. No es casual que la cooperativa tenga un surtidor propio que abastece de gas¨®leo a los socios a un precio especial, incluso m¨¢s barato que el gas¨®leo B, un 30% por debajo del precio del di¨¦sel de automoci¨®n, que reposta cualquier espa?ol en las gasolineras.
Puede que Ram¨®n, Pepa y Jos¨¦ Manuel excedan algo la media nacional de consumo de petr¨®leo, ya de por s¨ª abultada. Con casi 13 barriles por espa?ol al a?o, estamos por encima de la media de consumo europea (menos de 12 barriles). Los millones de turistas y la mayor dependencia espa?ola del transporte por carretera explican este dato. Mucho m¨¢s austeros son, de momento, los chinos, que consumen 1,5 barriles por habitante y a?o. Pero ?qu¨¦ ocurrir¨¢ cuando todos los chinos (1.300 millones de habitantes) tengan coche? Despu¨¦s de todo, el mercado asi¨¢tico crece a un ritmo de cinco millones de veh¨ªculos al a?o; ?habr¨¢ a medio plazo petr¨®leo para todos? Seg¨²n datos de British Petroleum, las reservas probadas (avaladas por estudios geol¨®gicos y extra¨ªbles con la actual tecnolog¨ªa y costes) a finales de 2004 cubrir¨¢n al menos 40 a?os de consumo. Dependiendo del aumento de la demanda.
"El petr¨®leo no se agotar¨¢ nunca. Desaparecer¨¢ la raza humana antes que el crudo, pero la extracci¨®n de esa cantidad inagotable est¨¢ sujeta a limitaciones t¨¦cnicas y f¨ªsicas", explica Mariano Marzo, catedr¨¢tico de Estratigraf¨ªa de la Universidad de Barcelona. "Los problemas empiezan cuando ya no se pueden mantener los porcentajes vigentes de extracci¨®n, de explotaci¨®n de los campos. Y en ese sentido, las grandes compa?¨ªas (Big Oil) no niegan que tenemos un problema a la vista". No es que se est¨¦n quedando secas las bolsas de petr¨®leo, entre otras cosas porque el crudo se presenta impregnando la tierra. Al profesor Marzo le gusta compararlo con el caf¨¦ que impregna un terr¨®n de az¨²car al sumergirlo en la taza.
Divisi¨®n de opiniones
El panorama que dibuja este ge¨®logo es inquietante. Yacimientos y pozos maduros que declinan a un ritmo acelerado, prospecciones y exploraci¨®n cada vez m¨¢s costosas, y un amenazante peak oil (es decir, el momento en el que la extracci¨®n crece por debajo de la demanda, dejando un agujero negro entre ambas) cada vez m¨¢s pr¨®ximo.
Los expertos est¨¢n, por descontado, divididos. "Hay yacimientos que no son rentables a 18 d¨®lares barril, pero s¨ª a 60 d¨®lares", dice Antonio Merino, economista jefe de RepsolYPF, que desconf¨ªa de los ge¨®logos porque, en su opini¨®n, pocos han visto un pozo petrol¨ªfero de cerca. Lo que s¨ª reconoce es que, pasado el susto de los a?os ochenta, las grandes compa?¨ªas dejaron de invertir las fuertes sumas de dinero que dedicaban entonces a prospecci¨®n y exploraci¨®n. O a construcci¨®n de nuevas y m¨¢s sofisticadas refiner¨ªas, hoy al l¨ªmite de su capacidad en casi todo el mundo. ?Qu¨¦ ocurrir¨¢ si la demanda de crudo aumenta un 40% de aqu¨ª al 2025, como calculan algunos estudiosos? ?Se disparar¨ªan los precios m¨¢s de lo que hasta ahora hemos visto? Merino cree que las hip¨®tesis adolecen de algunos fallos. Para empezar, no est¨¢ tan claro que la curva de demanda de crudo vaya a mantenerse tan pronunciada como ha ocurrido en el ¨²ltimo a?o. "La econom¨ªa mundial puede aminorar su crecimiento, o pueden descubrirse nuevos yacimientos", apunta Arg¨¹ello.
Pero el simple hecho de que se haya abierto de nuevo el debate sobre el petr¨®leo y su futuro es un s¨ªntoma de que se avecinan tiempos dif¨ªciles. No es casual que las propias petroleras, tras a?os de explotaci¨®n de esos 53 yacimientos que surten al mundo entero, apoyen en su publicidad una pol¨ªtica restrictiva. Es el caso de Shell, de Total, pero tambi¨¦n de Chevron, que ha puesto en circulaci¨®n una campa?a casi apocal¨ªptica: "El mundo consume dos barriles de petr¨®leo por cada barril descubierto. La realidad es que estamos consumiendo desde hace veinte a?os m¨¢s petr¨®leo del que se est¨¢ encontrando", dice el mensaje insertado en las revistas de difusi¨®n internacional. Por tanto, se impone un consumo sensato y m¨¢s inversi¨®n en otras energ¨ªas.
La onda ha llegado hasta la Cooperativa Carmonense, que decidi¨® embarcarse -con una modesta inversi¨®n del 10%- en un proyecto de fabricaci¨®n de biodi¨¦sel a base de aceite de girasol. Pero nadie lo ve como una verdadera alternativa para el transporte, un sector con tal avidez que consume el 47% del petr¨®leo que se quema. Tampoco el etanol representa a medio plazo un relevo cierto a los hidrocarburos. Ni siquiera el etanol de ca?a de az¨²car, tan extendido en Brasil, se perfila como alternativa mundial. "Contamina m¨¢s que los hidrocarburos y no ser¨ªa rentable", dice Antonio Merino.
Coches h¨ªbridos
Los expertos dan m¨¢s cr¨¦dito a los modelos de coches h¨ªbridos (gasolina y bater¨ªas el¨¦ctricas) que ha lanzado al mercado Toyota, con ¨¦xito considerable. Quiz¨¢ el hidr¨®geno sea la alternativa del futuro. Algo que cambiar¨ªa el equilibrio de fuerzas en el mundo entero. "Porque ?qui¨¦n nos dice que no pueda ser China el principal fabricante?", apunta el profesor Marzo.
De momento, Ram¨®n Garc¨ªa se f¨ªa m¨¢s del brent. "Igual que todos los agricultores", dice mientras indica el camino hacia sus fincas, pegadas al per¨ªmetro de Carmona, "diez kil¨®metros m¨¢s all¨¢ empiezan los grandes latifundios". Lo que no sabe Ram¨®n es que ese brent, un crudo ligero que toma el nombre de una zona del mar del Norte, cerca de Escocia, y es una mezcla que procede de 23 pozos, se est¨¢ acabando, y todo apunta a que los relevos generacionales exigir¨¢n m¨¢s inversi¨®n. Grandes desembolsos que podr¨ªan colocar el precio del barril en 100 d¨®lares en un plazo no muy lejano. "Ser¨ªa una cat¨¢strofe, porque est¨¢ claro que sin petr¨®leo no podemos vivir", dice Jos¨¦ Manuel Toledano, consciente del efecto domin¨® que desencadenar¨ªa.
Merino no ve razones para tanto alarmismo. "La mayor¨ªa de los analistas considera que durante esta d¨¦cada el precio del barril de crudo se mantendr¨¢ a 40 d¨®lares". "Y en todo caso, si el petr¨®leo sube, que suba todo", dice Ram¨®n Garc¨ªa, sin comprender que esa ecuaci¨®n es la que intentan detener todos los Gobiernos. Pero a ¨¦l, representante local del sindicato COAG, le preocupa el sistema de comercializaci¨®n del trigo, con precios congelados desde hace d¨¦cadas. Menos mal que Ram¨®n gasta lo m¨ªnimo. Cena con sus padres y llega a su casa a las diez de la noche. A esa hora m¨¢s o menos, Pepa Macarro baja del tren en la estaci¨®n de La Navata y recorre en coche el kil¨®metro y medio hasta su casa. Jos¨¦ Manuel la espera con la cena preparada. La temperatura en el comedor es perfecta. Mientras la factura del gas¨®leo lo permita, no bajar¨¢ de los 20 grados.
Reservas: el secreto mejor guardado
EN REALIDAD, el problema esencial -y en esto hay acuerdo total- es que desconocemos la verdadera cantidad de petr¨®leo que oculta la Tierra en sus entra?as. Pa¨ªses como Arabia Saud¨ª, el mayor productor, hablan de unas reservas que nadie ha podido auditar. "Es cierto que el mundo del petr¨®leo no es transparente. Pero reservas de crudo hay para much¨ªsimos a?os. Ya en 1984 se dec¨ªa que s¨®lo hab¨ªa para cuarenta a?os. Sin embargo, se han perfeccionado y se han incrementado las tecnolog¨ªas de extracci¨®n, lo que ha permitido a las compa?¨ªas regresar a antiguos yacimientos", apunta Ceferino Arg¨¹ello, de CORES. Por otra parte, ni siquiera los analistas m¨¢s expertos son capaces de desentra?ar la mara?a de intereses que desembocan en el precio del crudo. Despu¨¦s del alza espectacular de los a?os setenta, el petr¨®leo volvi¨® a caer en picado. "Todav¨ªa tenemos en nuestros dep¨®sitos petr¨®leo comprado en 1998 a 9,50 d¨®lares el barril", recuerda Arg¨¹ello.
Otro problema a?adido es que el grueso de las reservas (m¨¢s del 60%) est¨¢ en Oriente Pr¨®ximo, donde no puede decirse que reine la calma. Los optimistas se?alan, sin embargo, que las reservas no han dejado de aumentar. El mayor salto se dio entre 1984 y 1994 (de 760.000 millones de barriles a 1,017 billones), pero en la ¨²ltima d¨¦cada el aumento ha sido m¨¢s modesto. Estados Unidos se lleva la parte del le¨®n, con una cuarta parte del consumo global. Pero si la factura del petr¨®leo pesa en las cuentas de la superpotencia, que todav¨ªa produce casi la mitad de lo que consume, pa¨ªses como Espa?a lo tienen m¨¢s dif¨ªcil. "Lo que nosotros extraemos cabe en un petrolero", reconoce ?lvaro Mazarrasa, director de la patronal del sector, Asociaci¨®n Espa?ola de Operadores de Productos Petrol¨ªferos (AOP).
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