Con varios palos en las ruedas
Land Rover deja de producir en Brasil ante las escasas ventas de su modelo Defender
Siguiendo los pasos de la alemana Daimler-Benz, otro fabricante de veh¨ªculos de lujo, la brit¨¢nica Land Rover, ahora bajo control de Ford Motor, ha decidido abandonar sus actividades en Brasil a partir de diciembre. Las razones son las mismas esgrimidas por la firma germana: las ventas del modelo Defender, montado en el pa¨ªs suramericano, no han respondido a las expectativas.
Los analistas consideran que Brasil es un mercado donde el ¨²nico sector con capacidad real de crecer es el de autom¨®viles populares
La capacidad de producci¨®n de Land Rover en Brasil es de 5.000 unidades anuales, pero en realidad jam¨¢s super¨® la marca de las 800
Los analistas comentan que los estrategas que planearan la fabricaci¨®n brasile?a del modelo Clase A, de Mercedes, del Defender y del A-3, de Audi, cometieron la misma equivocaci¨®n: creyeron que en Brasil hay m¨¢s ricos de los que realmente existen. O, en ¨²ltima instancia, son menos los ricos dispuestos a comprar un coche montado en Brasil que los que prefieren importar directamente los modelos elegidos. En los ¨²ltimos nueve a?os, se vendieron en Brasil alrededor de 5.000 veh¨ªculos de los tres modelos Land Rover disponibles en el mercado (adem¨¢s del Defender, que es el m¨¢s barato, se venden Discovery y Range Rover, importados). El modelo montado en Brasil pertenece al segmento de las mayores ventas de Land Rover en todo el mundo.
John Peart, presidente para Am¨¦rica Latina de la divisi¨®n de Ford que abarca a las marcas Land Rover, Jaguar y Volvo, admite que "ese segmento espec¨ªfico de consumidores en Brasil es muy peque?o y su crecimiento es limitado. Con la baja cotizaci¨®n del d¨®lar y sin ventas en escala suficiente, es mejor importar los modelos que fabricarlos aqu¨ª". La capacidad de producci¨®n de Land Rover es de 5.000 unidades al a?o, pero la producci¨®n no super¨® jam¨¢s la marca de los 800 todo terreno. De ese total, en las proyecciones de la f¨¢brica unos 300 estar¨ªan destinados a las Fuerzas Armadas, pero no hab¨ªa pedidos con la regularidad suficiente para justificar el status de "cliente privilegiado". Seg¨²n los modelos y equipos, un Defender brasile?o costaba entre 95.000 y 115.000 reales (entre 34.000 y 41.000 euros aproximadamente).
Incidencia fiscal
Los ejecutivos de Land Rover tienen otros argumentos, como la fuerte incidencia fiscal sobre los precios de veh¨ªculos en Brasil. Pero, en el fondo, la verdad es que, en los a?os noventa se calcul¨® un crecimiento de la capa m¨¢s rica de los consumidores, y el resultado qued¨® muy por debajo de lo previsto.
El proceso es muy similar al sufrido por Mercedes y por Audi, que produc¨ªa en Brasil el modelo A-3, considerado peque?o en Europa pero clasificado aqu¨ª como modelo de lujo. Cuando empez¨® a producir el modelo en Brasil, Audi previ¨® vender por lo menos 30.000 unidades al a?o. Pero en su etapa de mejor resultado no lleg¨® a superar la marca de los 15.000 coches vendidos. A pesar de la distancia entre demanda proyectada y ventas reales, la empresa decidi¨® mantener la producci¨®n. A lo largo de seis a?os el modelo brasile?o del A-3 no sufri¨® ninguna alteraci¨®n, mientras el modelo europeo las introduc¨ªa cada nueva temporada.
La empresa rechaz¨® la posibilidad de adaptar la l¨ªnea de montaje existente en Brasil a las nuevas caracter¨ªsticas del A-3 que circula por Europa: ser¨ªa necesaria una inversi¨®n de por lo menos 330 millones de euros. Para hacer esa inversi¨®n viable, Audi tendr¨ªa de vender por lo menos 70.000 unidades del A-3 por a?o, y a esas alturas ni el m¨¢s optimista de los estrategas de la industria automovil¨ªstica har¨ªa semejante apuesta.
Los analistas del segmento brasile?o de veh¨ªculos llegaron a la conclusi¨®n de que se trata de un mercado en que el ¨²nico sector con real capacidad de crecer es el de autom¨®viles populares. El perfil de la renta del consumidor medio es bajo.
Los datos de la Asociaci¨®n Nacional de Fabricantes de Veh¨ªculos Automotores (Anfavea), lo confirman: el 56% de las ventas se refieren a autom¨®viles con motores de menos de 1.000 cent¨ªmetros c¨²bicos, que son los m¨¢s baratos, llamados populares. A¨²n as¨ª, el precio medio de un popular oscila alrededor de los 6.600 euros. De los veh¨ªculos fabricados en Brasil, el jeep Defender de Land Rover era el m¨¢s caro, por encima de los Corolla de Toyota, los Civic de Honda o el Vectra de la General Motors.
Entre los a?os 1996 y 2000 grandes f¨¢bricas automovil¨ªsticas se instalaron en Brasil, como la francesa Renault y las japonesas Toyota y Honda. En aquella ¨¦poca exist¨ªa la esperanza de que el poder adquisitivo medio de los brasile?os experimentar¨ªa un incremento importante,gracias al Plan Real, que neutraliz¨® los efectos corrosivos de la inflaci¨®n descontrolada caracter¨ªstica de los diez a?os anteriores en la econom¨ªa del pa¨ªs. Esa expansi¨®n, sin embargo, no ocurri¨®, en parte por la fuerte devaluaci¨®n de la moneda, en enero de 1999, y tambi¨¦n a ra¨ªz de la pol¨ªtica de mantenimiento de los tipos de inter¨¦s en niveles muy elevados.
Brasil lleg¨®, en la d¨¦cada de los a?os ochenta y noventa, a ser uno de los mayores productores mundiales de autom¨®viles. La capacidad instalada de las f¨¢bricas en el pa¨ªs ronda los cuatro millones de unidades al a?o, pero en la pr¨¢ctica escasamente supera la cifra de los dos millones. Todos los intentos de producir coches m¨¢s caros han fracasado, ya que resulta m¨¢s barato importar un modelo de lujo que fabricarlos en el pa¨ªs.
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