Los militares espa?oles llegan a Pakist¨¢n para ayudar a las v¨ªctimas del terremoto
El caos obliga a los 87 primeros soldados a pasar el d¨ªa a 500 kil¨®metros de la zona del se¨ªsmo
La vida de miles de personas peligra en Cachemira. Tres semanas despu¨¦s de que un gran terremoto acabara con 55.000 personas y dejara a otros 3,3 millones sin hogar, el gran enemigo es el invierno. Para combatirlo, el Gobierno paquistan¨ª ha reclamado la ayuda de la OTAN. Y por primera vez la OTAN ha enviado su Fuerza de Reacci¨®n R¨¢pida (NRF, en ingl¨¦s) para labores de ayuda humanitaria. Ayer aterrizaron en Pakist¨¢n los primeros 87 soldados de los 370 que enviar¨¢ Espa?a y de los 450 que se sumar¨¢n m¨¢s tarde de Italia y Polonia.
El objetivo de los militares espa?oles era llegar a la capital del pa¨ªs, Islamabad, y desde all¨ª desplazarse a unos 150 kil¨®metros hacia la zona afectada. Pero el viernes, un d¨ªa antes de partir, el Gobierno paquistan¨ª anunci¨® a la OTAN que el aeropuerto de Islamabad se encontraba saturado. Los militares espa?oles tuvieron que desplazarse a Lahore, a 360 kil¨®metros de Islamabad y a unos 500 del epicentro. En un hangar del aeropuerto de Lahore pasaron el d¨ªa entero.
"Nosotros tenemos que llegar cuanto antes adonde hacemos falta. Y estamos preparados para eso", indic¨® el general Juan Antonio Baut¨ªs, al mando del contingente espa?ol. "Aqu¨ª han venido ingenieros y zapadores muy buenos, algunos de ellos con experiencia en Afganist¨¢n y en los Balcanes. Pero nosotros tenemos que hacer lo que las autoridades paquistan¨ªes nos pidan. El problema es que en el aeropuerto de Islamabad no dan abasto para sacar la comida y los equipos que llegan desde el resto del mundo. Por eso desplazaron nuestro avi¨®n hacia Lahore. Las autoridades paquistan¨ªes nos dijeron que, de todas formas, nos intentar¨ªan hacer un hueco para que aterriz¨¢semos all¨ª, pero finalmente no hubo huecos", a?adi¨®.
Los oficiales espa?oles a¨²n no ten¨ªan asignada ayer una tarea espec¨ªfica ni una zona concreta dentro del territorio afectado. Tampoco sab¨ªan cu¨¢ndo ni c¨®mo se iban a desplazar desde Lahore a las monta?as del terremoto. "A¨²n no s¨¦ la capacidad de aguante de los puentes. No s¨¦ si son de 25 o 10 toneladas. Seg¨²n sea la resistencia, podr¨¦ llegar antes o despu¨¦s a la zona", indic¨® Baut¨ªs.
El objetivo de los soldados espa?oles es, sobre todo, abrir caminos y zanjas, proporcionar tiendas a los 3,3 millones de personas que se han quedado sin viviendas, e instalar purificadoras de aguas. "Llevamos maquinaria ligera. Con ellas no podemos hacer una carretera, pero si hay derrumbes de tierra podemos despejar un kil¨®metro de camino al d¨ªa", a?adi¨® Baut¨ªs. La maquinaria pesada con capacidad para construir carreteras llegar¨¢ con la tropa italiana a finales de noviembre. El contingente espa?ol, integrado en un 10% por mujeres, hab¨ªa partido en la noche del s¨¢bado desde la base de Torrej¨®n.
La mayor¨ªa de ellos pasar¨¢n las navidades en Cachemira y regresar¨¢n a Espa?a a finales de enero. A despedirlos acudieron varias decenas de familiares y el Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), el general F¨¦lix Sanz. "Obrad como obrasteis en Balcanes o Afganist¨¢n. Igual, porque mejor es imposible. Desde aqu¨ª vais a sentir el calor de vuestros compa?eros. Estoy seguro de que el d¨ªa en que volv¨¢is y nos miremos cara a cara, como nos miramos los soldados, vais a encontrar la satisfacci¨®n del deber cumplido".
Llegar a tiempo
"Puede que este plan no sea muy bueno, pero si llegamos a tiempo y salvamos la vida de 100 personas... si logramos que el invierno sea m¨¢s suave para tres millones de personas, habremos hecho un buen trabajo", se?al¨® el general Baut¨ªs.
Hoy, a las nueve y media de la ma?ana, el general Baut¨ªs y otros oficiales de la Alianza Atl¨¢ntica celebrar¨¢n una reuni¨®n en Islamabad con el Estado Mayor paquistan¨ª para decidir cu¨¢l ser¨¢ la zona asignada al contingente espa?ol. "Con un poco de suerte podremos salir ma?ana de aqu¨ª", indic¨® un oficial del Ej¨¦rcito.
A las cuatro y media de la tarde (tres horas menos en la Espa?a peninsular) la noche se cerr¨® sobre Lahore. En el hangar que en su d¨ªa fue una sala de recogida de equipajes, los militares espa?oles empezaron a desplegar las mosquiteras, advertidos como estaban del riesgo de contraer la malaria.
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