El futbolista de la fatalidad
La carrera de Dani depende de la fatalidad. La suya y la de los dem¨¢s. Dani es un chaval de 23 a?os, trianero, de pelo rapado, tatuaje chino en un lateral de la nuca y cara de cabreo cada vez que salta al campo. Aprendi¨® jugar entre los estacazos de los campos de tierra de los equipos de barrio. "All¨ª, o comes o te comen", aseguraba el ariete b¨¦tico meses atr¨¢s, cuando se hizo famoso por fingir faltas en Riazor, Mestalla y, por supuesto, en el Ruiz de Lopera. El futbolista verdiblanco ha sufrido mucho. Tanto a nivel personal, como deportivo. Se hizo famoso como uno de los juveniles que mereci¨® los elogios de Van Gaal cuando ganaron la Copa del Rey en 1999. Pero desde entonces, las lesiones no han parado de acosarle. En 2002 le saltaron los ligamentos de una rodilla y a los de los tobillos les toc¨® el turno en 2003 y 2004. Hasta cinco intervenciones quir¨²rgicas ha tenido que sufrir.
En su primer partido como titular de esta temporada, en la tercera jornada, en Sevilla contra el Zaragoza, abandon¨® el campo llorando, tras lesionarse de nuevo. R¨¢pido, de latigazo f¨¢cil e imprevisto, en la pasada final de la Copa del Rey, sali¨® a pocos minutos del final y marc¨® el gol que le dio el triunfo y el t¨ªtulo a su equipo frente a Osasuna. Ayer, Oliveira se retorci¨® la rodilla en el minuto 23 y a los pocos minutos, una gran jugada colectiva comenzada por Capi, que centr¨® raso al coraz¨®n del ¨¢rea, la resolvi¨® Dani.
El delantero que vive de la piller¨ªa, que no suele ser titular, el que al principio de cada temporada quieren vender, le marc¨® el primer gol en Liga de Campeones al Chelsea que a la postre hizo del Betis el ¨²nico capaz de ganar a los londinenses en esta temporada. Por supuesto, tambi¨¦n fue marrullero. Fingi¨® ca¨ªdas y agresiones, vio una tarjeta y desquici¨® a toda la defensa del equipo brit¨¢nico. Si hay que hacer historia, llamen a Dani. Ayer cumpli¨® otra vez.
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