Un ni?o chico

Las biograf¨ªas cinematogr¨¢ficas de estrellas de la cultura cuya muerte a¨²n est¨¢ reciente siempre tienen un problema: las pocas posibilidades de hincar el diente en la parte m¨¢s oscura del protagonista. Los derechos de autor, las facilidades otorgadas por la familia y el peligro de molestar (art¨ªstica o legalmente) a personajes vivos tienen un peso excesivo.

El a?o pasado, una producci¨®n tan ambiciosa como Ray arrastraba en algunos pasajes un contratiempo que tambi¨¦n lastra una parte de Camar¨®n, biopic del cantaor dirigida por Jaime Ch¨¢varri que, sin embargo, y a pesar de la r¨¦mora, tiene la virtud de cuadrar en las tres esquinas restantes un personaje apasionante.

Perjudicada la esquina vital del cantaor referida a su toxicoman¨ªa por algunas prohibiciones de los herederos, lo que lleva a Ch¨¢varri a introducir una met¨¢fora que de pura obvia resulta equivocada, los otros tres v¨¦rtices de la figura funcionan de forma notable. El primero, el puramente art¨ªstico, muestra con cadencioso comp¨¢s y jarana gitana la evoluci¨®n de un chaval de pueblo que lleg¨® a ser visto como un verdadero dios en tierra por sus correligionarios. El segundo, el interpretativo, gracias a la rabia, pasi¨®n y talento que ha impuesto ?scar Jaenada, que va mucho m¨¢s all¨¢ de la pura imitaci¨®n (por otro lado, perfecta) para anclarse en el de la verdadera creaci¨®n. Por ¨²ltimo, el tercer v¨¦rtice tiene que ver con la personalidad de un genio que nunca dej¨® de ser un ni?o chico; un hombre necesitado de la sombra del padre, una estrella rodeada de gente que siempre parec¨ªa sentirse solo.