El ex ayudante de Cheney se declara inocente de perjurio
Lewis Libby comparece ante el juez para responder de los cargos en el 'caso Plame'
Arrastrando una cojera por una lesi¨®n en un pie, el que fuera la mano derecha del vicepresidente de EE UU hasta el pasado viernes entr¨® ayer apoyado en sus muletas en el juzgado federal de Washington para declararse inocente de todos los hechos delictivos que se le imputan. Lewis Libby, de 55 a?os, fue acusado la semana pasada por el fiscal especial Patrick Fitzgerald de cinco cargos: uno de obstrucci¨®n a la justicia, dos por falso testimonio -mentir al FBI- y otros dos de perjurio -mentir a un jurado- en el caso de la filtraci¨®n del nombre de una agente secreta de la CIA.
Con la comparecencia de ayer de Libby ante el juez Reggie Walton se abre el proceso formal de una investigaci¨®n que podr¨ªa durar meses y llevar a declarar al vicepresidente, Dick Cheney, y a otros altos cargos de la Administraci¨®n de George W. Bush, entre ellos Karl Rove, principal asesor pol¨ªtico del presidente. La pr¨®xima comparecencia de Libby ante el juez est¨¢ prevista para el 3 de febrero.
"Con todos mis respetos, se?or¨ªa", declar¨® Libby al juez pasadas las diez de la ma?ana, "me declaro inocente". Poco tiempo despu¨¦s, Libby abandonaba la sala junto a su reci¨¦n ampliado equipo de abogados. A la salida, un nutrido grupo de periodistas esperaba alguna declaraci¨®n, pero Libby no habl¨®. No lo ha hecho desde que fue procesado. Tan s¨®lo hizo p¨²blico un comunicado la semana pasada en el que negaba todos los cargos y se mostraba confiado en ser "completa y totalmente exonerado".
Ayer, bajo un sol de oto?o, uno de sus abogados reiter¨® en Washington su inocencia. "Mi cliente quiere declarar al mundo que es inocente y quiere limpiar su buen nombre", dijo Ted Wells. Detr¨¢s de Wells, Libby intentaba mantener el tipo. Su cara ten¨ªa dif¨ªcil definici¨®n, aunque ensay¨® varias sonrisas. Siempre apoyado en sus muletas, Libby sigui¨® a su abogado cuando ¨¦ste cerr¨® la comparecencia ante la prensa con un "sin m¨¢s comentarios".
Con el anuncio el pasado viernes del procesamiento de Libby no se ha hecho m¨¢s que empeorar la carga en que parecen haberse convertido los 39 meses que le quedan a Bush en la Casa Blanca. Ayer, justo el d¨ªa en que se cumpl¨ªa un a?o de su victoria electoral, el debate pol¨ªtico sobre si la Casa Blanca manipul¨® y fabric¨® los argumentos para iniciar la guerra de Irak estaba m¨¢s vivo que nunca. La exposici¨®n a la luz p¨²blica de la esp¨ªa de la CIA Valerie Plame, esposa de Joseph Wilson, un diplom¨¢tico estadounidense que acus¨® a la Administraci¨®n de Bush de manipular datos para justificar la invasi¨®n de Irak, ha cercado a los hombres de confianza del presidente. El ex embajador Wilson se ha mostrado p¨²blica y reiteradamente convencido de que la revelaci¨®n de la identidad de su esposa fue una venganza.
Un acuerdo con el fiscal
Antes de llegar a juicio, Libby podr¨ªa intentar alcanzar un acuerdo con el fiscal especial Fitzgerald, seg¨²n fuentes cercanas al caso citadas por The Washington Post. El procesamiento del hombre fiel del vicepresidente ha puesto a la Casa Blanca contra las cuerdas. Si al caso Plame se le suma la penosa guerra en Irak, el hurac¨¢n Katrina, el rechazo de una candidata para juez del Supremo y el hecho de que algunos jefes del Partido Republicano en el Capitolio est¨¦n procesados o bajo sospecha -como Tom Delay o Bill Frist-, el oto?o pinta aciago para Bush.
Libby podr¨ªa ser condenado a un m¨¢ximo de 30 a?os de c¨¢rcel, aunque los hechos que se le imputan no son por presunto autor de la filtraci¨®n del nombre de la agente de la CIA, sino por mentir sobre cu¨¢ndo y c¨®mo conoci¨® su identidad. Karl Rove, principal asesor pol¨ªtico de Bush y art¨ªfice de sus dos victorias electorales, se ha librado del procesamiento, aunque el fiscal Fitzgerald ya advirti¨® de que seguir¨¢ siendo investigado. Por mucho que los republicanos intenten pasar p¨¢gina y desviar la atenci¨®n hacia otros asuntos, la debilidad presidencial es notable. Ayer, The Washington Post pon¨ªa en cuesti¨®n el futuro del ni?o prodigio de Bush. El diario informaba que el debate sobre el papel de Rove estaba abierto y aseguraba que altos cargos de la Casa Blanca estar¨ªan buscando reemplazar al cerebro pol¨ªtico del presidente como ¨²nica salida para que Bush pueda lavarse la cara. Mientras Rove siga en el poder, Bush estar¨¢ tocado, dec¨ªa el Post citando fuentes an¨®nimas de la Casa Blanca.
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