El rescate que burl¨® a la muerte
Cuatro miembros de Salvamento y un guardia civil logran sacar del mar con vida a 32 inmigrantes despu¨¦s del vuelco de la patera en la que trataban de llegar a Canarias
Ocurri¨® en menos de un minuto. Eran las 22.30 de la fr¨ªa noche sin luna del pasado jueves cuando ca¨ªan al mar de Fuerteventura 32 subsaharianos de una patera, entre olas de dos metros y vientos de 35 kil¨®metros por hora. A las 22.31 todos hab¨ªan sido rescatados por los cuatro tripulantes de la Salvamar Alphard y un sargento de la Guardia Civil. Se trata de la primera vez en los ¨²ltimos 10 a?os en que vuelca una barca y todos los extranjeros embarcados pueden contarlo.
El panel gigante de la sala de control del Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE) en Puerto del Rosario mostraba centenares de puntos blancos esa noche. A las 21.30, uno de esos puntos pas¨® a verde (c¨®digo de que se trata de una embarcaci¨®n) y a rojo (cuando las c¨¢maras confirman que se trata de una patera). En el c¨®digo de los agentes se activ¨® la alarma de "posible patera". Los radares confirmaron la velocidad (cinco nudos, unos nueve kil¨®metros por hora), tama?o (seis metros de eslora) y el rumbo (directo al Faro de la Entallada, que marca el rumbo a la costa).
Francisco Javier Toledo naci¨® hace 46 a?os en La Graciosa (el islote junto a Lanzarote) y vivi¨® hasta hace unos meses como pescador. Ahora es capit¨¢n de Salvamento. Junto a ¨¦l, Jes¨²s G¨®mez (mec¨¢nico), Manuel Roger y Miguel Hern¨¢ndez (ambos tripulantes) conformaban el ret¨¦n de guardia aquella noche en el puerto de Gran Tarajal.
Aparentemente, se trataba de una operaci¨®n de rescate m¨¢s, como las 74 anteriores de este a?o, inform¨® An¨ªbal Carrillo, jefe de la torre de Salvamento en Las Palmas, que coordin¨® las operaciones junto a la Guardia Civil. Cuando el grupo recibi¨® la alerta a las 21.52 de la noche, se enfundaron un mono blanco, guantes de l¨¢tex, casco y mascarilla. Tambi¨¦n se les incorpor¨® el sargento Benjam¨ªn Alonso, de la Guardia Civil y a las 22.07 enfilaron a toda m¨¢quina hacia a la barquilla.
El radar de a bordo y el sofisticado ingenio de sensores y c¨¢maras del SIVE guiaron al gigante naranja de 21 metros de eslora. Cuando quedaban 50 metros para el contacto, a dos millas de la costa, el capit¨¢n Toledo redujo la marcha, encendi¨® los focos giratorios, los de a bordo y los manuales, y transform¨® el buque en una gigantesca bola luminosa.
En la noche oscura, la visi¨®n es patrimonio de las m¨¢quinas.En un primer momento no divisaron nada, aunque el radar insist¨ªa en que el cascar¨®n estaba all¨ª mismo, frente a ellos. Uno de sus tripulantes cree haber visto un destello, que se confirma a los pocos segundos. Desde la patera, los inmigrantes encendieron una linterna y entonces divisaron "un bote lleno de gente mal distribuida, con riesgo de hundirse". Por los altavoces, Toledo lanz¨® consignas en ingl¨¦s y franc¨¦s, mientras la tripulaci¨®n hac¨ªa en¨¦rgicos gestos con los brazos para que nadie se mueva: "Permanezcan sentados por su seguridad", "sentados, sentados".
El peligro de naufragio se increment¨® desde el momento en que los subsaharianos pararon el motor y el cascar¨®n se movi¨® a¨²n m¨¢s. Luego comentar¨ªan que llevaban m¨¢s de 38 horas en el mar, sin comer ni beber. Pasadas las 22.20 comenz¨® la maniobra de abarloamiento: la Salvamar se acerc¨® lentamente, a menos de un nudo, se interpuso entre las olas y la barca, con la proa dando a la popa del cascar¨®n, les lanzaron dos cabos y la ataron fuertemente por ambos lados.
Los momentos siguientes fueron cruciales. Uno de los tripulantes se?alaba a un inmigrante, ¨¦ste se levant¨® y pas¨® de un salto al Salvamar, ayudado por los agentes. As¨ª ocurri¨® con los seis primeros, pero un golpe de mar hundi¨® m¨¢s la patera, asust¨® a los 32 africanos restantes, que se levantaron de improviso y provocaron el hundimiento de la barca y su ca¨ªda al mar. Los que no pudieron agarrarse al buque, lo hicieron a las maderas, los salvavidas y los cabos que les lanzaron.
Mientras el capit¨¢n segu¨ªa al tim¨®n, en menos de un minuto, los otros cuatro hombres a bordo salvaron la vida de 32 personas, asi¨¦ndolos de sus ropas, pies, brazos o cabeza. El esfuerzo fue tal que ayer los cinco protagonistas estaban f¨ªsicamente "destrozados", seg¨²n comentaron.
El regreso a la costa transcurri¨® en silencio. "Desde que suben a bordo se siente tranquilos y a salvo", comenta Toledo; "otras veces incluso nos han aplaudido, pero esa noche no, todo era silencio". Al llegar a Gran Tarajal, los supervivientes recibieron ropa, galletas y cacao caliente. S¨®lo dos fueron atendidos de hipotermia leve y otros ocho de ara?azos y cortes, inform¨® Jorge Roger, coordinador del equipo de Cruz Roja. "Ha sido un aut¨¦ntico milagro", concluy¨® un portavoz de la Guardia Civil.
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