"Esto es el infierno"
Las calles de Cheste son un caos donde reina el estruendo de las motocicletas y la m¨²sica de baile
Tres adolescentes ligeras de ropa reparten unas tarjetas publicitarias por la arteria principal de Cheste (La Hoya de Bu?ol). Son las once de la noche del viernes y la avenida de Castilla est¨¢ abarrotada de gente. Los moteros ya han impuesto a esa hora su ley. "Pero esto no es nada", advierte un chico que sirve copas en una de las improvisadas barras que los comerciantes del pueblo montan las noches del fin de semana del Gran Premio de la Comunitat Valenciana; "dentro de unas horas, esto ser¨¢ el infierno". El caos toma en esta poblaci¨®n de 7.000 habitantes, a unos 30 kil¨®metros de Valencia, forma de estruendo, de continuos estampidos escupidos por los tubos de escape de las potentes motocicletas que desfilan por el asfalto jaleadas por miles de paseantes, vecinos y visitantes, muchos de ellos enfundados en monos de cuero. Las normas de tr¨¢fico se incumplen de manera sistem¨¢tica: se supera el l¨ªmite de velocidad permitido, tanto dentro como fuera del pueblo; se conduce sin casco... La v¨ªa p¨²blica es un centro de atracciones donde los moteros son los protagonistas: muestran su habilidad a lomos de sus m¨¢quinas japonesas con piruetas imposibles, desaf¨ªan las leyes del equilibrio conduciendo entre un mar de gentes, ponen a prueba los sistemas nerviosos con sus ensordecedoras aceleraciones... Son los reyes del mambo de un pueblo acostumbrado ya a soportar la estruendosa fiesta que cada a?o se celebra en Cheste con motivo de la llegada de la caravana del Mundial de motociclismo.
"Todos los a?os hay accidentes", asegura un vecino; "ayer mismo, un chaval se estamp¨® contra una pared. Y el a?o pasado muri¨® otro, aunque yo creo que todos los a?os ha habido alg¨²n muerto". [Un informe de la polic¨ªa local indica que se produjeron varios accidentes con heridos leves, se incaut¨® una furgoneta que vend¨ªa alcohol de forma ilegal y se detuvo a dos vendedores de estupefacientes a los que se intervinieron 1.200 euros y se inmovilizaron cinco motocicletas sin matr¨ªculas y 2 quads sin documentaci¨®n, informa Bego?a Navarro] La polic¨ªa s¨®lo permite el acceso a las calles del pueblo a los veh¨ªculos de dos ruedas y a los autom¨®viles autorizados. Por las cunetas de las carreteras, un reguero de j¨®venes se dispone a sumarse a la fiesta. El ir y venir de motocicletas es constante. Llegan de todas partes de la Comunidad Valenciana, de todos los rincones de Espa?a. "La fiesta acabar¨¢ casi de d¨ªa", dice una camarera de un restaurante chino cuyos due?os han aprovechado para instalar en la calle su particular bar. No son los ¨²nicos. Una copister¨ªa se ha convertido en un improvisado pub. Tambi¨¦n una tienda de suministro de material inform¨¢tico, un casal fallero... "El Ayuntamiento cobra 60 u 80 euros por el permiso", cuenta un vecino; "el negocio es redondo". El cubata cuesta cuatro euros. "Mucha gente", explica una joven, "hace negocio con el gran premio. Ya que es imposible abstraerse a no ser que te vayas del pueblo toda una semana, hay vecinos que alquilan pisos una semana por 600 euros". En efecto, una gran mayor¨ªa de moteros prefiere alquilar un apartamento en el mismo pueblo a pagar un hotel. As¨ª est¨¢n cerca del circuito.
"Salvajismo en estado puro"
Cada bar o pub escupe una m¨²sica diferente que se mezcla con el estruendo de las motocicletas. El n¨²mero de decibelios del ambiente se multiplica hasta el l¨ªmite de lo soportable cuando los moteros dan gas de manera reiterada a sus motos. En medio del jolgorio, de la m¨²sica bacalao, un chico levanta las ruedas traseras de su quad una y otra vez entre los aplausos y gestos de complicidad de los transe¨²ntes. Otro hace la misma pirueta con su Yamaha. El peligro acecha a los paseantes, que corren el riesgo de ser atropellados. La muchedumbre, en todo caso, impone. "Aqu¨ª la polic¨ªa no tiene nada que hacer", asevera un motero; "esto es salvajismo en estado puro. Si se les ocurriera entrometerse, ser¨ªan linchados. El Ayuntamiento ha prohibido este a?o las carreras y los caballitos, pero mira: la gente no para".
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