Mon¨¢rquicos republicanos
La Residencia de Estudiantes era el lugar donde se alojaban los hijos de la burgues¨ªa liberal espa?ola. M¨¢s que un colegio, fue una residencia creada al modelo ingl¨¦s. All¨ª comenzaron los primeros partidos de f¨²tbol -despu¨¦s de los que se vieron entre la colonia inglesa de las minas de Huelva-, se hac¨ªa gimnasia, atletismo y boxeo. Uno de los m¨¢s destacados p¨²giles era Luis Bu?uel. Entonces era un joven bromista, descre¨ªdo y contradictorio. Burgu¨¦s y anarquista. Hab¨ªa estado enamorado de la reina, la bella rubia, la inglesa Victoria. A?os despu¨¦s la propia reina ser¨ªa una habitual visitante de la Residencia, de sus ciclos de cine, de sus conferencias, entre otras razones porque all¨ª era uno de los pocos lugares madrile?os donde se hablaba algo de ingl¨¦s. El rey Alfonso XIII, m¨¢s cerca de otros entretenimientos, de otras escapadas, no fue tan asiduo a la Residencia. Sab¨ªa que la mayor¨ªa de los residentes, y que el propio esp¨ªritu de la casa, estaban m¨¢s cerca del sentir republicano. Alguna vez, por razones de inter¨¦s pol¨ªtico, s¨ª se acerc¨® por aquel lugar. Cuenta Bu?uel que estando una tarde en la ventana de su habitaci¨®n, asomado a la calle, desnudo, pero con un sombrero de paja sobre su pelo planchado con fijador, se par¨® ante su ventana el coche del rey. El propio rey se ape¨® y le pregunt¨® por una direcci¨®n. El joven anarquista, azorado, le contest¨® con gran cortes¨ªa y hasta le llam¨® "majestad". Cuando el coche se alej¨®, se da cuenta que no se ha quitado el sombrero. El honor est¨¢ a salvo.
El otro d¨ªa, el padre feliz, el relajado pr¨ªncipe de Asturias, Felipe de Borb¨®n, volvi¨® a la Residencia. Ya no hay ning¨²n sombrero, pocos anarquistas, pero s¨ª se conserva un educado esp¨ªritu republicano. El aire detenido de otra Espa?a que fue posible. Visit¨® la exposici¨®n dedicada a Manuel Altolaguirre. Se pase¨® por las fotos, los cuadros, las pel¨ªculas, las revistas y los libros de este impresor, poeta, cineasta y editor que representa parte de lo mejor de aquella generaci¨®n ilustrada, moderna, republicana y exiliada. Gentes que nada, o muy poco, tuvieron de mon¨¢rquicos. Una vez m¨¢s el pr¨ªncipe Felipe se paseo por aquellos lugares. Lo hizo en compa?¨ªa de Paloma Altolaguirre, la hija de este fundamental miembro de la edad de plata de nuestra poes¨ªa. Altolaguirre, ahora recuperado, muri¨® demasiado joven en una carretera de Burgos cuando volv¨ªa de haber sido feliz en el festival de San Sebasti¨¢n. A partir de ma?ana, entre Madrid y M¨¢laga, se celebra un congreso internacional para recordar al poeta en su centenario, para rescatar del olvido al creador de revistas tan fundamentales como Litoral -todav¨ªa tan presente y hermosamente activa- o Caballo Verde para la Poes¨ªa.
Mientras el novato padre paseaba entre republicanos por esa ilustrada colina de los chopos madrile?a, con alg¨²n mon¨¢rquico infiltrado, en otro lugar central de nuestra historia se estaba debatiendo el futuro de nuestra identidad. Empezaron a la hora del verm¨² -de Reus, por supuesto- y terminaron con el cierre de todos los bares. Diguem si, y no pas¨® nada. Bueno pasaron poetas, cantautores y, sorpresas que dan algunos nacionalistas, tambi¨¦n se cit¨® a Azor¨ªn. Resucitar a Azor¨ªn, a un escritor que pas¨® del anarquismo al silencio de los corderos en el franquismo. Que vivi¨® entre sus soledades, sus libros y sus pulidas colaboraciones en la prensa del franquismo mon¨¢rquico. Azor¨ªn, vecino trasero del Congreso de los Diputados cuando aquello era otra cosa, cuando Espa?a era imposici¨®n, sacrist¨ªas y correajes. Azor¨ªn, que se mov¨ªa despacio, que necesitaba el cine para ver movimiento, que cuando hab¨ªa visto todas las pel¨ªculas de estreno se bajaba al and¨¦n del metro de Sevilla y ve¨ªa pasar los vagones, como el que mira pasar los fotogramas. Azor¨ªn, que nos parec¨ªa tan muerto, se levanta de su tumba, aparece de la mano de Carod y regresa tranquilo, republicano y federal. Si Azor¨ªn se mueve, es que Espa?a se mueve. No ser¨¦ yo el que se quede quieto. Me voy al cine. Estrenan la ¨²ltima de Ch¨¢varri, ese madrile?o, bisnieto de Maura, con familia de todos los colores, de todas las Espa?as posibles, con pel¨ªcula sobre ese genio de C¨¢diz que llamamos Camar¨®n y que interpreta un actor catal¨¢n. Todav¨ªa podemos salir de los desencantos. Espa?a sigue dando cante.
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