Cuando hablar se convierte en el problema
Suicidio social. Una tragedia silenciosa, tejida de ansiedades, dificultades y verg¨¹enza, que acaba en un rechazo total de las relaciones sociales. "?sa es en demasiados casos la consecuencia de la tartamudez. ?se es el nombre: suicidio social". Adolfo S¨¢nchez, de 57 a?os, presidente de la Fundaci¨®n Espa?ola de la Tartamudez, es muy firme al respecto. "Hay que dejar claro que es un drama muy frecuente", dice. Ser tartamudo es ser soldado en una batalla que hay que combatir todos los d¨ªas, toda la vida, sin armisticio posible. "Es ser colegial y querer sentarse siempre en el ¨²ltimo puesto, detr¨¢s del compa?ero m¨¢s alto, para que no te pregunten en clase. Ser bi¨®logo y tener que trabajar como reponedor de verduras en un supermercado. Ser guapo y no ligar. Tener mucho que decir y preferir callarse", comenta S¨¢nchez. No extra?a que algunos se cansen de luchar.
"Cuenta lo que es no poder tener un trabajo adecuado a tu formaci¨®n, o acercarse a una chica y o¨ªr: 'Es una pena, porque eres guapo, pero no sabes hablar", dice Mart¨ªn
"La base es una disfunci¨®n de las neuronas que regulan la percepci¨®n y reproducci¨®n de los fonemas", asegura un profesor de Psiquiatr¨ªa
Hasta hace dos semanas, en la lista de las dificultades que ten¨ªan que encarar los tartamudos en Espa?a figuraba la "discriminaci¨®n injustificable" -en palabras de la vicepresidenta del Gobierno, Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega- que les imped¨ªa presentarse a un centenar de oposiciones nacionales, auton¨®micas y municipales. Por decisi¨®n del Consejo de Ministros, esa discriminaci¨®n ya es pasado. "El Gobierno ha arreglado una injusticia. Ahora ya podremos ser, por ejemplo, polic¨ªas en Catalu?a o en el Pa¨ªs Vasco, o bomberos en Granada", dice S¨¢nchez. "Pero hay que hacer mucho m¨¢s".
"Es un paso importante, que acaba con una discriminaci¨®n indignante. Pero todo el resto sigue all¨ª. ?Cu¨¦ntalo!", dice, en una cafeter¨ªa madrile?a, Gabriel Mart¨ªn, de 29 a?os, bi¨®logo y tartamudo. "Cuenta lo que es no poder encontrar un trabajo adecuado a tu formaci¨®n, por qu¨¦ en las entrevistas est¨¢s descartado nada m¨¢s empezar. Cuenta lo que es ser objeto de burla y mofa durante toda tu vida. Cuenta lo que es sentirse tan avergonzado como para renunciar a la vida social. O acercarse a una chica en una discoteca y que te diga: 'Es una pena..., porque eres guapote, pero no sabes hablar...".
Discriminaci¨®n laboral
Gabriel es un bi¨®logo que tuvo que trabajar durante un a?o como reponedor de verduras en un supermercado. Y eso que no es tartamudo severo.
A su lado, en la cafeter¨ªa, se sienta y asiente Jorge Colmenarejo, de 30 a?os, licenciado en Derecho, master en asesor¨ªa fiscal, ingl¨¦s, franc¨¦s, experiencia de trabajo en el extranjero y... nadie que le contrate en Espa?a. "He buscado tanto; ni siquiera recuerdo cu¨¢ntas entrevistas he hecho. Ahora lo he dejado, estoy preparando una oposici¨®n para administrativo. De nivel C". Para los niveles A y B, m¨¢s adecuados a su formaci¨®n, hay que superar pruebas orales.
"Ya s¨¦ yo c¨®mo ir¨ªa. Con lo cual, paso. Pero me pregunto: ?por qu¨¦ no se nos ofrece la posibilidad de hacer las pruebas s¨®lo por escrito?". Y a?ade: "En general, est¨¢ claro que hay puestos en los que es importante o fundamental la fluidez del habla. No me voy a presentar para ser controlador a¨¦reo. Pero en la mayor¨ªa, no lo es. Yo no pretendo ser un abogado que defienda ante el juez. Sin embargo, podr¨ªa desempe?ar muy bien todas las dem¨¢s tareas que le incumben a un abogado, estudiar los casos, escribir las defensas...".
Mientras Jorge y Gabriel hablan de sus vidas, es casi inevitable verlas como ramas de un ¨¢rbol que se pliegan y empujan buscando la luz y el agua por donde pueden entre muros y verjas. En su caso, sin perder la alegr¨ªa de vivir. No hay rencor en sus denuncias, ni demasiada amargura en los recuerdos. Durante la entrevista sonr¨ªen con frecuencia y ni la voz ni el movimiento de las manos y de los ojos delatan nerviosismo.
Sus historias no constituyen un asunto marginal. La mayor¨ªa de los estudios indican que los tartamudos son alrededor del 1% de la poblaci¨®n, lo que equivale en Espa?a a unas 400.000 personas. La mayor¨ªa son chicos. Por cada tartamuda hay cuatro tartamudos. Y entre los ni?os, el porcentaje de afectados se eleva al 4%-5% de la poblaci¨®n. Muchos logran superar el problema. Pero si el defecto persiste una vez alcanzada la edad adulta, hay que resignarse a convivir con ¨¦l. S¨®lo se puede reducir, no eliminar.
"La din¨¢mica que lleva al suicidio social empieza en muchos casos en los colegios", se?ala Adolfo S¨¢nchez. "Hay compa?eros que se burlan de ti. Las relaciones con el otro sexo son muy dif¨ªciles. E incluso cuando te sabes muy bien la lecci¨®n, prefieres callar, tener mala nota y evitar el suplicio", dice.
"Yo he llegado a estar contento de que me pusieran un cero, con tal de poder volver a mi asiento", confirma Gabriel. "Y tengo que decir que durante mis estudios han sido muchos los maestros y profesores que se desinteresaban por mi problema o que incluso no interven¨ªan para frenar las burlas". Esas huidas a veces llegan muy lejos. Se acaba escapando de cualquier acontecimiento social. "Tenemos compa?eros que directamente evitan salir de casa, relacionarse con los dem¨¢s. Algunos ni siquiera logran hablar en los grupos de autoayuda", cuentan Gabriel y Jorge.
"La eliminaci¨®n de la discriminaci¨®n en las oposiciones es muy buena noticia", dice S¨¢nchez. "Era un esc¨¢ndalo que despu¨¦s de 30 a?os de democracia todav¨ªa siguiera en pie. Cuando cont¨¦ en el Parlamento europeo c¨®mo estaban las cosas en Espa?a, muchos diputados fliparon. Pero hay que hacer m¨¢s. Es fundamental informar: en este pa¨ªs estamos a 60 grados bajo cero en cuanto a informaci¨®n sobre la tartamudez".
"La impresi¨®n es que la gente no tiene muy claro qu¨¦ es la tartamudez", coinciden Gabriel y Jorge. Carles Escera, profesor del Departamento de Psiquiatr¨ªa y Psicobiolog¨ªa de la Universidad de Barcelona, explica que "se trata de una alteraci¨®n neuronal que impide la fluidez en el habla. Es bastante difusa la idea de que su causa sea puramente psicol¨®gica; sin embargo, no es as¨ª. Es un problema fisiol¨®gico. Los factores psicol¨®gicos pueden agravarlo, pero la base es una disfunci¨®n de las neuronas del cerebro que regulan la percepci¨®n y reproducci¨®n de los fonemas. Se sospecha que haya un componente gen¨¦tico, pero no sabemos mucho de eso".
Escera, junto con su equipo, acaba de publicar un estudio en la revista Neurology sobre la tartamudez, en el que se destacan por primera vez las diferencias en la percepci¨®n de los fonemas entre los sujetos tartamudos y los sujetos con habla fluida.
"La reacci¨®n del cerebro de los individuos de los dos grupos es perfectamente igual ante cualquier sonido. Pero no con los fonemas. Eso no significa que los tartamudos oigan mal, o que no entiendan bien lo que se les dice. Lo que pasa es como si los fonemas dejaran en sus cerebros unas huellas m¨¢s borrosas de lo normal. Eso les dificulta luego a la hora de reproducir interiormente y exteriormente el propio fonema", cuenta Escera. Eso es todo. La tartamudez, mera discapacidad de expresi¨®n, no afecta en absoluto a la inteligencia. Winston Churchill, Isaac Newton y Jorge Luis Borges, por ejemplo, eran tartamudos.
"Para sensibilizar a la opini¨®n p¨²blica sobre la tartamudez se pondr¨¢ en marcha en los pr¨®ximos meses una campa?a. A mediados de noviembre firmaremos un acuerdo en este sentido con el Real Patronato de los Discapacitados", se?ala S¨¢nchez. "Es importante que la gente sepa que lo ¨²nico que nos pasa es que tardamos un poco m¨¢s en decir las cosas. Y, a la vez, es fundamental que nosotros mismos aprendamos a aceptarnos, reducir el porcentaje de suicidios sociales. Cuando persiste en la edad adulta, la tartamudez se puede reducir, pero no curar. Por tanto, yo creo que lo que sobre todo hay que buscar no es la fluidez en el habla, sino la felicidad en la tartamudez", concluye.
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Origen de un defecto
TRADICIONALMENTE, LAS TEOR?AS dominantes sobre la tartamudez persistente individuaban el origen de la disfunci¨®n en la esfera emocional y psicol¨®gica de los afectados. Sin embargo, si es cierto que la ansiedad produce un empeoramiento del defecto, los estudios m¨¢s recientes indican que la ra¨ªz del problema est¨¢ en una anormalidad estructural que afecta a zonas concretas de la corteza cerebral.
Ello explica por qu¨¦, por ejemplo, muchos tartamudos hablan con fluidez idiomas aprendidos de adultos. "Eso se debe a que las zonas cerebrales utilizadas para hablar otros idiomas no son las mismas de la lengua madre", explica el profesor Carles Escera, de la Universidad de Barcelona. "Asimismo, los tartamudos tienen menos problemas cuando cantan, porque en ese acto siguen un modelo externo y no tienen que activar las funciones interiores que sufren las anomal¨ªas". Cada vez m¨¢s, los expertos evidencian el papel de factores gen¨¦ticos en el aparecer de la tartamudez. "La frecuente hereditariedad indica la presencia de un componente gen¨¦tico. Pero todav¨ªa no sabemos d¨®nde est¨¢ el problema. Sin embargo, podemos suponer que un defecto en los genes que determinan el sexo sea la causa de la mayor incidencia de la tartamudez entre los hombres".
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