Tensi¨®n en la Gran Mezquita
Una minor¨ªa siria radical pretende dirigir el islam en Valencia contra la opini¨®n de los magreb¨ªes, mucho m¨¢s moderados
El asunto viene de lejos: la mayor parte de los musulmanes en Espa?a es de origen magreb¨ª, seguidora de un islam moderado, pero la direcci¨®n espiritual de las grandes mezquitas est¨¢ en manos de imanes y asociaciones que siguen una tendencia m¨¢s dura, generalmente financiados con dinero saud¨ª o de oculta procedencia. Ese desequilibrio ha sido denunciado por las principales organizaciones marroqu¨ªes y argelinas, que se quejan amargamente de que el actual Gobierno no toma cartas en el asunto del control de las mezquitas.
Un caso muy caracter¨ªstico de este problema se est¨¢ viviendo en Valencia, donde un grupo de ciudadanos sirios domina la gran mezquita de la ciudad, acaban de anunciar la creaci¨®n del Consejo Isl¨¢mico Valenciano y tienen la intenci¨®n de fundar una escuela de imanes. Todas estas acciones tienen el rechazo de la comunidad magreb¨ª, que comprueba con impotencia c¨®mo las autoridades no reaccionan ante estos hechos.
"El Gobierno deber¨ªa defender nuestro derecho a que se rijan por criterios democr¨¢ticos"
La Gran Mezquita de Valencia sufri¨® el pasado 13 de abril un suceso ins¨®lito. Un grupo de ciudadanos sirios, que dec¨ªan pertenecer al Centro Isl¨¢mico en Espa?a, una organizaci¨®n religiosa con sede en Madrid, entraron por la noche en la mezquita, cambiaron las cerraduras y tomaron posesi¨®n de sus instalaciones. All¨ª trabajaba desde hac¨ªa a?os una asociaci¨®n llamada Centro Cultural Isl¨¢mico de Valencia, muy reconocida por sus labores culturales y sociales, por las que hab¨ªa merecido varios premios.
Dicha asociaci¨®n agrupaba a miembros de diversas nacionalidades, entre ellos magreb¨ªes y espa?oles, y contaba con mujeres en su junta directiva, un detalle que no era del agrado del im¨¢n de la mezquita, un egipcio que, a pesar de llevar m¨¢s de 10 a?os en Espa?a, apenas habla castellano.
El enojo del im¨¢n hacia las mujeres se puso de manifiesto en algunos discursos, hasta el punto de que los miembros de dicha asociaci¨®n decidieron grabar sus intervenciones. Las diferencias se fueron agravando y acabaron con la expulsi¨®n de aquellos a manos de los sirios en un asalto nocturno.
Los asaltantes dec¨ªan representar a los verdaderos propietarios de la mezquita, haciendo valer documentos de 1992, seg¨²n los cuales el terreno de la mezquita se cedi¨® a una asociaci¨®n denominada Centro Isl¨¢mico en Espa?a, con sede en Madrid. Las demandas civiles siguen su lento curso y el asalto se consolida con el tiempo.
Pero resulta que el Centro Isl¨¢mico en Espa?a apenas ha tenido actividad desde hace a?os. De hecho, su sede estaba en la calle de Alonso Cano de Madrid, en un local habilitado como oratorio y que cobr¨® cierta tr¨¢gica celebridad porque all¨ª lleg¨® a realizar labores como im¨¢n El Tunecino, uno de los terroristas del 11-M. Dicha asociaci¨®n fue una de las primeras entidades religiosas musulmanas que se fundaron en Espa?a (1990) y por eso recibi¨® en su d¨ªa la cesi¨®n de los terrenos de una mezquita en Valencia en 1992. Pero esa asociaci¨®n entr¨® en el ostracismo en los ¨²ltimos a?os. Nadie sab¨ªa muy bien qui¨¦nes eran sus gestores, aunque manten¨ªa alguna relaci¨®n con la mezquita de la M-30 en Madrid. Fuentes de Justicia admiten que dicha entidad "no tiene inscrita ninguna delegaci¨®n" en otra parte de Espa?a. Sin embargo, haciendo valer aquellos derechos de hace a?os, quienes dicen ser los representantes de la asociaci¨®n (que no celebra asambleas ni elecciones) se han hecho con el control de la mezquita de Valencia.
El asalto provoc¨® una reacci¨®n p¨²blica de asociaciones civiles valencianas y, sobre todo, de organizaciones magreb¨ªes, pero ninguna instituci¨®n, ni central, ni auton¨®mica, actu¨® en el conflicto, aludiendo a que se trataba de un "conflicto interno". Fuentes tanto de la Generalitat valenciana como de la delegaci¨®n del Gobierno en Valencia reconocen que existe un desconocimiento de la actividad de estas organizaciones. Y una cierta pereza a intervenir "en situaciones que no dominamos".
Meses despu¨¦s de aquel conflicto en la Gran Mezquita apenas se imparten algunas clases de ¨¢rabe e islam. El local tiene en su interior un aspecto descuidado, repleto de escombros por una obra que no acaba de terminar. No han firmado ning¨²n convenio con instituci¨®n alguna porque, seg¨²n sus gestores se limitan "a la labor religiosa". Por el contrario, los expulsados acaban de abrir una modesta sede pero su actividad sigue siendo muy notable. "Est¨¢ claro que unos son visibles, que tienen relaci¨®n con la sociedad, que tratan con las instituciones y que los otros apenas se dejan ver", reconocen tanto en la Generalitat como en la delegaci¨®n de Gobierno.
"?Qui¨¦nes son esas personas?", se pregunta un representante de la asociaci¨®n argelina. "?Qui¨¦n los ha elegido? Son gente que no quiere integrarse, que no saben someterse a las leyes de este pa¨ªs". "Han tomado la religi¨®n como una propiedad privada", sostiene Boughaleb Mimi, el portavoz de Al Amal, la asociaci¨®n de emigrantes marroqu¨ªes de Valencia. "No cumplen una funci¨®n religiosa que ser¨ªa deseable para la poblaci¨®n magreb¨ª, que se siente intimidada en esos centros".
Mustaf¨¢ el Mirabet, secretario general de Atime, el sindicato de emigrantes marroqu¨ªes en Espa?a, argumenta su queja: "Me preocupa la seguridad espiritual de la comunidad musulmana ante la amenaza del radicalismo, pero el Gobierno no ha hecho nada y ha despreciado nuestros consejos. Necesitamos un liderazgo religioso: ¨¦ste es un pa¨ªs de musulmanes magreb¨ªes y de conversos espa?oles, pero son los sirios y la l¨ªnea de Arabia Saud¨ª quienes dominan las grandes asociaciones. La mayor¨ªa de los fieles que van a las mezquitas son currantes magreb¨ªes, gente sin cultura, que reciben un discurso que no es nada inocente, que escuchan a personas que no transmiten la realidad de este pa¨ªs".
El l¨ªder de los ocupantes es el sirio Imad al Naddaf. Dice que su prop¨®sito es "unificar la doctrina religiosa en Valencia". Preguntado sobre la financiaci¨®n de esta mezquita, responde que se nutre de "donaciones, limosnas y pr¨¦stamos". Niega recibir dinero de Arabia Saud¨ª, aunque fuentes de Justicia reconocen que recibe ayudas de la mezquita de la M-30. Y sostiene que colabora tanto con el Ayuntamiento como con la Generalitat, aunque en estas instituciones lo niegan.
El pr¨®ximo paso ha despertado la alarma entre las asociaciones magreb¨ªes de Valencia. Amparados en la fuerza que les da la Gran Mezquita, en la creaci¨®n de instrumentos con cierto renombre (Consejo Isl¨¢mico Valenciano), los sirios quieren dominar la direcci¨®n religiosa en Valencia. Los magreb¨ªes se oponen a ello. "No entiendo nada de lo que hace el Gobierno", sostiene el presidente de Atime. "No nos representan", dice Boughaleb, "son una minor¨ªa que pretende educarnos en sus preceptos religiosos, pero el Gobierno deber¨ªa defender nuestros derechos a recibir la religi¨®n que queremos y a que estos centros se rijan por criterios democr¨¢ticos".
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