Las profec¨ªas genocidas
En 1904, el general Lothar von Trotta, el gobernador alem¨¢n de la colonia de ?frica Suroccidental (hoy Namibia), proclam¨® p¨²blicamente: "Dentro de las fronteras alemanas, cuando se encuentre a cualquier Herero, tanto armado como desarmado, con ganado o sin ¨¦l, se disparar¨¢ contra ¨¦l". En 1939, justo antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Hitler declar¨® al mundo su intenci¨®n de aprovecharse de una guerra mundial para obtener "la aniquilaci¨®n de la raza jud¨ªa en Europa". Recientemente, el presidente de Ir¨¢n, Mahmud Ahmadineyad, pidi¨® p¨²blicamente la aniquilaci¨®n de Israel. Pocos d¨ªas despu¨¦s repiti¨® su llamamiento a "borrar a Israel del mapa".
Para que exista un genocidio deben coincidir dos elementos, la intenci¨®n y la oportunidad; la intenci¨®n suele ser muy anterior a la adquisici¨®n de los medios y circunstancias necesarios para llevarla a la pr¨¢ctica. En ?frica del suroeste, la intenci¨®n no pod¨ªa estar m¨¢s clara, y la oportunidad tambi¨¦n estaba presente, dada la abrumadora superioridad militar de los alemanes. ?stos llevaron a cabo una matanza sistem¨¢tica que acab¨® con tres cuartas partes del pueblo Herero. Hitler hab¨ªa expresado su deseo de "exterminar" a los jud¨ªos ya en 1920, pero hasta que Alemania conquist¨® Europa, no tuvo ocasi¨®n de convertir sus deseos en realidad, cosa que se apresur¨® a hacer con el asesinato de seis millones de personas.
?C¨®mo ha reaccionado el mundo ante Ahmadineyad, el heredero ret¨®rico de Von Trotta y Hitler? Con la excepci¨®n del portavoz de la Autoridad Palestina, los l¨ªderes del mundo ¨¢rabe e isl¨¢mico han permanecido en silencio. Los peri¨®dicos de sus pa¨ªses -con su aprobaci¨®n t¨¢cita- publicaron el discurso de Ahmadineyad en sus portadas, sin ning¨²n comentario. En el mundo democr¨¢tico, los dirigentes pol¨ªticos y los editorialistas han condenado de forma categ¨®rica sus palabras. Pero las preguntas fundamentales siguen sin respuesta: ?hasta qu¨¦ punto debemos tomar en serio las afirmaciones de Ahmadineyad? M¨¢s en concreto, ?qu¨¦ relaci¨®n hay entre las palabras de Ahmadineyad y su verdadera intenci¨®n? ?Y coincidir¨¢n la voluntad y la oportunidad?
Muchas informaciones y numerosos comentaristas describen a Ahmadineyad como un exaltado, un ex revolucionario estudiantil que es pol¨ªticamente inmaduro e irresponsable, o como un dirigente pol¨ªtico d¨¦bil que habla para su propio p¨²blico. Otros hacen caso omiso de sus palabras porque las consideran vac¨ªas, y sostienen que Ir¨¢n no podr¨ªa ni querr¨ªa ponerlas en pr¨¢ctica. Muchos sugieren que otros dirigentes m¨¢s responsables, como el ex presidente iran¨ª Hashemi Rafsanyani, supuestamente moderado, son m¨¢s representativos de la verdadera situaci¨®n del pensamiento y la pol¨ªtica en Ir¨¢n.
Sin embargo, en diciembre de 2001, el "moderado" Rafsanyani habl¨® de manera todav¨ªa m¨¢s expl¨ªcita sobre la necesidad de aniquilar a Israel en un discurso dirigido a la naci¨®n con motivo del D¨ªa de Quds (Jerusal¨¦n). "Si un d¨ªa el mundo isl¨¢mico dispone tambi¨¦n de armas como las que ahora posee Israel, entonces la estrategia de los imperialistas se estancar¨¢, porque bastar¨¢ el uso de una sola bomba nuclear en Israel para destruirlo del todo, mientras que al mundo isl¨¢mico s¨®lo le har¨¢ da?o. No es irrazonable pensar en esa posibilidad". Rafsanyani, despu¨¦s de sopesar las repercusiones de la pol¨ªtica genocida, declaraba que el precio merec¨ªa la pena.
Ya son dos los presidentes iran¨ªes que han hablado con claridad de destruir Israel, y el viernes 28 de octubre, en actitud desafiante, Ahmadineyad reiter¨® sus esperanzas genocidas pese a la condena del mundo. En su ¨¦poca, las profec¨ªas genocidas de Hitler se tacharon de bravatas o no se tomaron en serio. Teniendo en cuenta la estrecha relaci¨®n entre las declaraciones y las intenciones genocidas que muestra la historia y los enormes costes pol¨ªticos que tiene hoy el hecho de que el dirigente de un pa¨ªs proclame abiertamente ese tipo de ambiciones, ser¨ªa una locura no comprender que las palabras de los l¨ªderes iran¨ªes son la manifestaci¨®n de sus intenciones. Y eso nos lleva a la cuesti¨®n de la oportunidad.
Ir¨¢n ya tiene misiles capaces de llegar a Israel. En la actualidad est¨¢ desarrollando armas nucleares, lo cual le ha enfrentado con Estados Unidos y gran parte de Occidente. Si Ir¨¢n obtiene esas armas nucleares, le ser¨ªa f¨¢cil destruir Israel y producir un segundo Holocausto. Israel es un pa¨ªs geogr¨¢ficamente diminuto, del tama?o de Maryland. Tres misiles podr¨ªan volver inhabitables sus tres ciudades m¨¢s importantes, Tel Aviv, Jerusal¨¦n y Haifa, y matar a cientos de miles de personas. Como sabe Rafsanyani, un solo misil estrat¨¦gico colocado cerca de Tel Aviv -donde Israel tiene un ancho de s¨®lo unos 15 kil¨®metros- ser¨ªa suficiente para destruir, en la pr¨¢ctica, el pa¨ªs. Es cierto que Israel tiene capacidad de devolver el golpe con sus submarinos nucleares, pero, como dijo a las claras Rafsanyani, el enfrentamiento que destruir¨ªa Israel s¨®lo "har¨ªa da?o" al Islam, un precio "racional" que merece la pena valorar.
La intenci¨®n genocida de los l¨ªderes iran¨ªes es evidente. Es posible que pronto dispongan de los medios. ?Qu¨¦ se puede hacer? No debemos recibir las palabras de los dirigentes iran¨ªes como meras bravatas y limitarnos a condenarlas, como hizo Kofi Annan, con tibia "consternaci¨®n", sino tomarlas en serio, como presagio de una estrategia posible. Es imperativo que Ir¨¢n no llegue a tener los medios que permitan a sus dirigentes "considerar" verdaderamente la posibilidad de llevar a la pr¨¢ctica los deseos expresados. Los l¨ªderes israel¨ªes lo saben y as¨ª lo han dicho. Tommy Lapid, miembro del comit¨¦ de defensa y asuntos exteriores del Knesset israel¨ª, declar¨® hace poco que si Estados Unidos y los europeos no paran a Ir¨¢n, "cuando la situaci¨®n alcance el punto de no retorno, Israel tendr¨¢ que actuar".
No se trata de mera paranoia israel¨ª. Si Bin Laden, que act¨²a impulsado por una ideolog¨ªa islamista semejante a la de los dirigentes iran¨ªes, hubiera podido atacar Nueva York con un misil nuclear, ?no lo habr¨ªa hecho? ?Qui¨¦n, en Nueva York, Londres, Par¨ªs o Berl¨ªn, permanecer¨ªa pasivo si un Bin Laden o un Ahmadineyad estuviera a punto de desarrollar un misil nu
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despu¨¦s de proclamar su voluntad de destruir Estados Unidos, Gran Breta?a, Francia o Alemania? ?Acaso los aliados del pa¨ªs amenazado -y todos los pa¨ªses democr¨¢ticos- no har¨ªan todo lo posible, incluido destruir la incipiente capacidad genocida del aspirante a asesino de masas? ?Por qu¨¦ tiene que ser distinto cuando el blanco es Israel? El prop¨®sito iran¨ª de destruir Israel no tiene nada que ver con que haya un arreglo justo del conflicto israelo-palestino, como los propios l¨ªderes de Ir¨¢n han dejado claro. Consideran que la propia existencia de Israel es, en s¨ª, una ofensa contra el Islam, porque constituye un puesto avanzado de los valores que m¨¢s condenan, los de los pa¨ªses democr¨¢ticos y pluralistas. No todos los ciudadanos ni los dirigentes isl¨¢micos desean entrar en guerra con el Occidente democr¨¢tico. Pero algunos, s¨ª. Tal vez Israel ser¨ªa el primer objetivo nuclear, pero podr¨ªa no ser el ¨²nico. Dejar que el r¨¦gimen iran¨ª actual obtenga armas nucleares ser¨ªa tan irresponsable como las acciones de quienes no tomaron en serio a Hitler.
Daniel Jonah Goldhagen, del Centro de Estudios Europeos en la Universidad de Harvard, es autor de Los verdugos voluntarios de Hitler. Traducci¨®n de M. L. Rodr¨ªguez Tapia. ? Daniel J. Goldhagen, 2005.
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