Medio siglo de im¨¢genes
El cincuenta aniversario de la Agrupaci¨®n Fotogr¨¢fica y Cinematogr¨¢fica de Navarra, despu¨¦s de su exposici¨®n colectiva en la Ciudadela de Pamplona, nos deja un impecable recuerdo. Se trata de un voluminoso libro-cat¨¢logo donde se resumen las actividades m¨¢s relevantes realizadas entre 1955 a 2005. Son cinco d¨¦cadas y cada una de ellas un apartado. Lo abre un texto de car¨¢cter hist¨®rico seguido de una serie de fotograf¨ªas realizadas durante cada uno de los periodos a los que se refiere. Los autores son distintos miembros de la agrupaci¨®n y lo variado de sus aportaciones conforma una visi¨®n poli¨¦drica de la fotograf¨ªa.
Los primeros a?os, ilusiones e inquietudes, obst¨¢culos y carencias los cuenta de manera sint¨¦tica Celia Mart¨ªn. Las im¨¢genes de aquellos a?os desvelan cierto aprecio por un pictorialismo un tanto en desuso en las esferas internacionales, pero sostenido en Espa?a por la cerraz¨®n cultural del r¨¦gimen franquista. No obstante el sugerente bodeg¨®n de Tres huevos compuesto por Lidia Anoz en 1956, el documento sobre el Paso a nivel de Campanas de Javier Cejuela o la geometr¨ªa de El paseo de verano tomado por Antonio Sanz, dejan vislumbrar notables inquietudes de renovaci¨®n.
La segunda d¨¦cada la encuadra Carlos Canovas en la b¨²squeda de la identidad. Relata un tiempo de vaivenes, dudas, nuevas expectativas y rupturas con el pasado. Pero los lazos con la atrofia gr¨¢fica anterior no desaparece por encanto; las transformaciones profundas llegan con sosiego y reflexi¨®n. Con todo, van apareciendo se?ales de nuevas tendencias. En el paisaje tenemos Munich, un excepcional detalle urbano de Jes¨²s Irigaray, como gui?o a las vanguardias de los a?os, o su registro de comportamientos humanos en la escena de la anciana atando gavillas. Sobre viajes a otros mundos tenemos el New York de P¨ªo Guerendia¨ªn, que puede equipararse (confundirse) con una toma de Garry Winogrand.
El tiempo entre 1975 y 1985, Juan Zapater lo sintetiza en Sombras y niebla de la edad dorada. Escribe sobre convulsiones, prisas y ajetreos. Para algunos de los socios la afici¨®n se hace profesi¨®n. La transici¨®n pol¨ªtica favorece la libertad de expresi¨®n. No obstante, no terminan de manifestarlo de manera contundente. La siguiente d¨¦cada Blas Campos la define como Luz de n¨¢car, oficio de silencio. Jornadas, talleres y festivales transcurren entre la llegada de la primera galer¨ªa para fot¨®grafos. Las fotograf¨ªas ganan en potencia expresiva y diversifican las t¨¦cnicas.
El cap¨ªtulo Cambio es la palabra, de Ainara ?lvarez de Eulate, llega hasta nuestros d¨ªas. El tiempo est¨¢ marcado por lo digital. La pluralidad expresiva campea por doquier, incluido en los preciosistas paisajes de Luis Oterm¨ªn o las metamorfosis de Gregorio Hueso.
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