Un territorio muy caro
Marruecos gasta cada d¨ªa 4,5 millones de d¨®lares: 1,5 millones para el Ej¨¦rcito y el resto para la poblaci¨®n
Marruecos inyecta cada d¨ªa en el S¨¢hara Occidental 4,5 millones de d¨®lares: 1,5 millones para mantener el despliegue de su Ej¨¦rcito, que emplea en la zona a 150.000 hombres, y tres m¨¢s para los habitantes del territorio. Sin embargo, esas inversiones no han conseguido reducir la tasa de paro, que, seg¨²n las estad¨ªsticas oficiales, alcanza al 25% de la poblaci¨®n. Estimaciones internacionales independientes la sit¨²an en el 90%.
Excluidos los militares, en el S¨¢hara viven 415.945 personas, seg¨²n el censo oficial, y m¨¢s de 700.000, seg¨²n observadores internacionales. De ellas, el 40% es menor de 15 a?os. Su tasa de natalidad ronda el 4%, el doble de la media de Marruecos.
Los habitantes del territorio gozan de ciertas ventajas: est¨¢n exentos de impuestos y tienen acceso a una larga lista de productos subvencionados: gasolina (cuesta el 50% menos que en Marruecos), aceite, harina, az¨²car, t¨¦... Pero quien m¨¢s se beneficia es un pu?ado de familias que desde la invasi¨®n del S¨¢hara por Marruecos explota el 80% de la riqueza. Los negocios de carburantes, pesca, ganader¨ªa, agricultura de invernaderos e incluso de las exportaciones de arena los controlan tres clanes que ahogan las iniciativas empresariales independientes.
"Funcionarios fantasma"
El resto de la poblaci¨®n sobrevive gracias al sueldo que el Gobierno de Rabat paga a los "funcionarios fantasma": oficialmente, miles de saharauis son empleados del Estado con destino en T¨¢nger, Rabat, Casablanca, El Aai¨²n o Dajla, aunque jam¨¢s hayan trabajado porque tal puesto no existe. El 80% de las familias del S¨¢hara se mantienen con el salario que uno o varios de sus miembros cobran por ese concepto. A nadie se le escapa que esos sueldos son, en la pr¨¢ctica, un soborno que ha servido a los marroqu¨ªes para mantener callados a los saharauis. Sin embargo, se han revelado insuficientes para satisfacer las inquietudes de una juventud encolerizada que se ve obligada a no hacer nada.
El Haj Brahim Duhi, miembro del Consejo Consultivo Real, reconoce que "el paro influye en los j¨®venes y es un factor fundamental en las manifestaciones independentistas". Preocupados por los primeros disturbios callejeros, los cargos electos del territorio acudieron en mayo a ver al rey. Mohamed VI no les recibi¨®, pero les hizo llegar un reproche: "No est¨¢is haciendo nada".
Siete meses despu¨¦s, la situaci¨®n se ha agravado, y la ¨²nica medida ha sido enviar fuerzas antidisturbios para disolver a palos las manifestaciones. Estos polic¨ªas est¨¢n encantados: reciben sobresueldos de los que, seg¨²n dicen, est¨¢n necesitados.
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