Balones fuera

La capacidad del Consell, con su presidente a la cabeza, para escurrir el bulto, ocultar los problemas o buscar un enemigo exterior al que cargarle el mochuelo es palmaria. M¨¢s veces de las que se podr¨ªan considerar razonables, este conjunto de personas que, aparentemente, forman un equipo, pero que en la pr¨¢ctica act¨²an como el ej¨¦rcito de Pancho Villa, justifican sus actuaciones pol¨ªticas en torno a dos ideas-fuerza: a) Zapatero nos mata; b) Zaplana nos ahoga. Y as¨ª, entre duelos y quebrantos y excusas de mal pagador van pasando los d¨ªas, con la seguridad que da la amplia distancia que, tozudamente, constatan todo tipo de sondeos respecto del PSPV-PSOE. Sostenido por esas encuestas, el Consell se limita a mirar hacia otro lado cada vez que surge un problema, sin caer en la cuenta que tal vez sea ¨¦l mismo el que lo ha provocado. V¨¦ase el caso del tr¨¢nsfuga de L'Alcora. Francisco Camps afirma que se ha marchado a un partido "parafascista" sin pararse a pensar que la ideolog¨ªa anticatalanista de esa formaci¨®n pol¨ªtica -la ¨²nica que tiene- coincide punto por punto con las declaraciones de su partido y de su gobierno. ?Es por eso el PP parafascista? No. Pero en esta cuesti¨®n concreta cuesta encontrar diferencias entre unos y otros.

Esta capacidad para el disimulo se constata con ocasi¨®n o sin ella. La ¨²ltima, las declaraciones del ex delegado del Ivex en Miami, Jos¨¦ Marquina, afirmando que hab¨ªa hinchado hasta un 1.000% facturas cuyo dinero, remitido desde Valencia, acababa en un para¨ªso fiscal. Marquina, adem¨¢s, ha dicho que de estas irregularidades inform¨® al consejero Justo Nieto. La reuni¨®n entre ambos est¨¢ confirmada, aunque no el contenido de la misma. El hecho es que, ocurriera lo que ocurriese en esa conversaci¨®n, el Ivex mantuvo su decisi¨®n de no renovar el contrato a Marquina. Esta posici¨®n de aparente firmeza se compadece mal con la pr¨¢ctica de echar balones fuera por parte del Consell. Resulta extra?o que tanto el presidente Camps como Nieto se resistan a admitir siquiera la existencia del encuentro. Y a¨²n m¨¢s que no expliquen su contenido si, como parece, el consejero se resisti¨® a ceder a las presiones del ex delegado en Miami. A qu¨¦ tanto secretismo. La salida en tromba de los dirigentes del PP -?al fin Camps y Zaplana unidos!- exigiendo la intervenci¨®n inmediata del fiscal y anunciando querellas tiene todos los visos de ser una cortina de humo para no afrontar la realidad y acabar con las tinieblas que rodean al Ivex. Tanta alharaca no hac¨ªa ninguna falta. El juzgado de instrucci¨®n n¨²mero 19 de Valencia ya est¨¢ investigando a instancia de los socialistas, que no del PP, todo lo relacionado con este organismo del Consell y all¨ª ser¨¢ llamado a declarar Marquina como es natural. Camps, Zaplana, Nieto, Peralta y dem¨¢s en lugar de echar balones fuera, deber¨ªan apostar por la transparencia y no seguir con la ceremonia de la confusi¨®n. Las acusaciones de Marquina, ciertas o no, son de una gravedad extrema.