Naciones Unidas e Internet
El principal objetivo de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Informaci¨®n, que se celebrar¨¢ desde hoy en T¨²nez, es garantizar que los pa¨ªses pobres puedan aprovechar al m¨¢ximo los beneficios que las nuevas tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y las comunicaciones, incluida Internet, pueden aportar al desarrollo econ¨®mico y social. Sin embargo, a medida que se acerca la cumbre, aumenta el clima de desinformaci¨®n sobre ella.
Una idea err¨®nea que ¨²ltimamente se escucha con frecuencia alarmante es que las Naciones Unidas quieren "adue?arse" de Internet, vigilarla o controlarla de alguna manera. Nada m¨¢s lejos de la realidad.
Las Naciones Unidas no est¨¢n urdiendo la conquista de Internet; tan s¨®lo pretenden asegurar que tenga alcance mundial. Y ese af¨¢n ocupa un lugar central en la cumbre del mes que viene.
La ONU s¨®lo quiere lograr que todos compartan los beneficios de Internet
Censurar el ciberespacio ser¨ªa volver la espalda a un instrumento de progreso
Cabe esperar opiniones vehementes sobre la protecci¨®n de Internet. En su corta existencia, este medio ha provocado cambios espectaculares, e incluso revolucionarios, en ¨¢mbitos que van desde la salud y la educaci¨®n al periodismo y la pol¨ªtica.
En la propia labor que las Naciones Unidas realizan en favor del desarrollo, no hemos hecho sino entrever algunos de los beneficios que puede reportar: a las v¨ªctimas de desastres, un socorro m¨¢s r¨¢pido y mejor coordinado; a los pobres que viven en zonas remotas, informaci¨®n m¨¦dica que puede salvar su vida; y a las personas subyugadas por gobiernos represivos, acceso a informaci¨®n sin censuras y una v¨ªa de escape para quejarse y pedir ayuda.
Inspira tambi¨¦n leg¨ªtima preocupaci¨®n el uso de Internet para incitar al terrorismo o ayudar a los terroristas, difundir pornograf¨ªa, facilitar actividades ilegales o ensalzar el nazismo u otras ideolog¨ªas abominables.
Pero censurar el ciberespacio, socavar sus fundamentos t¨¦cnicos o someterlo a una rigurosa supervisi¨®n estatal ser¨ªa volver la espalda a uno de los principales instrumentos de progreso con que contamos hoy en d¨ªa. Defender Internet es defender la libertad misma.
Hasta la fecha, la gobernanza de los asuntos relacionados con el uso de Internet, como el env¨ªo masivo de correo no deseado y los delitos cibern¨¦ticos, ha tenido un car¨¢cter descoordinado y fragmentario, mientras que la infraestructura de Internet se ha gestionado en el marco de una colaboraci¨®n oficiosa pero eficaz entre diversas instituciones, con la empresa privada, la sociedad civil, las instituciones acad¨¦micas y las comunidades t¨¦cnicas a la cabeza. Sin embargo, los pa¨ªses en desarrollo tienen dificultades para seguir todos estos procesos y se sienten excluidos de las estructuras que gobiernan Internet.
Los Estados Unidos de Am¨¦rica merecen nuestro agradecimiento por haber desarrollado Internet y por ponerla a disposici¨®n del mundo. Por razones hist¨®ricas, ese pa¨ªs tiene la potestad ¨²ltima sobre algunos de los recursos fundamentales de Internet y muchos opinan que la comunidad internacional deber¨ªa compartir esa potestad.
Los propios Estados Unidos, que han ejercido sus responsabilidades de supervisi¨®n con imparcialidad e integridad, reconocen que las inquietudes de otros gobiernos en materia de pol¨ªtica p¨²blica y soberan¨ªa son leg¨ªtimas y que hay que seguir procurando ampliar el alcance internacional de los acuerdos en materia de gobernanza.
La necesidad de cambio no es fruto de una reflexi¨®n sobre el pasado ni el presente; es m¨¢s bien un reflejo del futuro, un futuro en que el crecimiento de Internet en los pa¨ªses en desarrollo ser¨¢ francamente espectacular.
Asistimos hoy al inicio de un di¨¢logo entre dos culturas diferentes: la comunidad no gubernamental de Internet, que por tradici¨®n adopta decisiones de manera informal y participativa, y el mundo m¨¢s r¨ªgido y estructurado de los gobiernos y las organizaciones intergubernamentales.
Internet ha adquirido tanta importancia para la econom¨ªa y la administraci¨®n de casi todos los pa¨ªses, que ser¨ªa ingenuo esperar que los gobiernos no mostraran inter¨¦s por ella, sobre todo porque se va a generalizar a¨²n m¨¢s su uso en servicios p¨²blicos como la educaci¨®n y la atenci¨®n m¨¦dica.
Los gobiernos tienen que estar en condiciones de conseguir que sus pol¨ªticas relativas a la Internet sean "acertadas" y ser capaces de coordinarse entre s¨ª y con la comunidad de Internet. Pero los gobiernos no pueden fijar las normas por s¨ª solos; tienen que aprender a colaborar con los agentes no estatales interesados, que son, en definitiva, quienes han desempe?ado una funci¨®n decisiva en la evoluci¨®n y la coordinaci¨®n de Internet, y que seguir¨¢n siendo el motor de su ulterior expansi¨®n e innovaci¨®n.
En la cumbre anterior, celebrada hace dos a?os en Ginebra, las deliberaciones sobre la gobernanza de Internet llegaron a un punto muerto. Por ello, los Estados miembros de las Naciones Unidas me pidieron que creara un grupo de trabajo para examinar el asunto con detenimiento. El Grupo de Trabajo sobre la gobernanza de Internet present¨® sus conclusiones en un informe donde se recog¨ªan las opiniones de sus integrantes, no las de las Naciones Unidas.
El Grupo de Trabajo propuso la creaci¨®n de un "nuevo espacio para el di¨¢logo", foro que reunir¨ªa a todos los interesados en compartir informaci¨®n y mejores pr¨¢cticas y para debatir cuestiones delicadas, pero que no tendr¨ªa facultades decisorias.
El Grupo de Trabajo propuso, asimismo, varias opciones para establecer futuros mecanismos de supervisi¨®n, con diversos grados de participaci¨®n de los gobiernos y distintas formas de relaci¨®n con las Naciones Unidas.
Nadie dice que las Naciones Unidas deban suplantar a los ¨®rganos especializados que actualmente gestionan Internet; nadie propone que se cree un nuevo organismo dentro de las Naciones Unidas; y hay quien recomienda que las Naciones Unidas se mantengan totalmente al margen.
Todos coinciden en que la gesti¨®n cotidiana de Internet deber¨ªa corresponder a las instituciones t¨¦cnicas especializadas, sobre todo para protegerla de la agitaci¨®n que caracteriza al d¨ªa a d¨ªa pol¨ªtico. ?stas y otras ideas est¨¢n siendo consideradas en estos momentos por los Estados miembros de las Naciones Unidas.
Todo el mundo reconoce que es necesario fomentar la participaci¨®n internacional en las deliberaciones sobre la gobernanza de Internet. Dejemos pues a un lado los recelos sobre los "designios" de las Naciones Unidas con Internet. Por mucho que algunos quieran abrir un nuevo frente para atacar a las Naciones Unidas, ese argumento no les servir¨¢ de nada. Las Naciones Unidas s¨®lo quieren promover el di¨¢logo y el consenso entre todos los interesados y, en ¨²ltima instancia, lograr que todos compartan los beneficios de Internet.
En las reuniones previas a la cumbre se ha reafirmado el derecho humano de "investigar y recibir informaci¨®n y opiniones, y el de difundirlas, sin limitaci¨®n de fronteras, por cualquier medio de expresi¨®n".
Insto a todos los interesados a que acudan a T¨²nez dispuestos a superar la brecha digital; dispuestos a forjar una sociedad de la informaci¨®n abierta e inclusiva que enriquezca y de poder a todas las personas; dispuestos a transmitir de lleno al siglo XXI este valioso regalo que recibimos del siglo XX.El autor defiende la importancia de extender Internet a todos los pa¨ªses como una herramienta crucial para su desarrollo y niega que Naciones Unidas quiera "adue?arse" de la Red.
Kofi Annan es secretario general de Naciones Unidas.
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