Educaci¨®n
Cuando los congresistas norteamericanos apoyaron con esp¨ªritu patri¨®tico la invasi¨®n de Irak, el cineasta Michael Moore hizo averiguaciones para saber cu¨¢ntos hijos de congresistas estaban dispuestos a alistarse en el ej¨¦cito de EE UU. La respuesta era previsible: ninguno. Deber¨ªamos enterarnos del tipo de colegio en el que se educan o se educaron los hijos de los l¨ªderes del PP que han defendido en la calle, junto a la patronal de la ense?anza religiosa, la libertad y la igualdad en las aulas. Sospecho que la mayor¨ªa, con la libertad de su poder econ¨®mico, han elegido colegios de ¨¦lite muy propicios para modelar el coraz¨®n de los futuros l¨ªderes sociales. Obispos sin hijos conocidos y padres con hijos muy conocidos socialmente est¨¢n empe?ados en decidir sobre el trabajo de los colegios p¨²blicos. Y, claro est¨¢, no opinan como usuarios. Por eso les importa poco el verdadero problema de la ense?anza en Espa?a: la baj¨ªsima calidad.
Las encuestas europeas insisten en que nuestros estudiantes est¨¢n muy por debajo de la media deseable. No resulta dif¨ªcil advertir que una de las causas principales de este desastre social es la degradaci¨®n paulatina de la ense?anza p¨²blica. Los profesores, casi siempre muy buenos profesionales, y autorizados por la oposici¨®n que aprobaron, carecen de medios y de apoyo social para responder con su trabajo a las demandas de una realidad cambiante, con transformaciones profundas en los c¨®digos juveniles de comportamiento y con las nuevas exigencias de una emigraci¨®n masiva que debe ser integrada. Cuando el problema real se detecta de forma alarmante en las deficiencias cient¨ªficas de la ense?anza p¨²blica, los pr¨®ceres de la patria salen a la calle para exigir m¨¢s apoyos a la ense?anza privada y m¨¢s peso de la Iglesia. No nos enga?emos, los colegios concertados son centros privados que se financian con dinero p¨²blico, y la Iglesia Cat¨®lica nunca se ha mostrado muy partidaria del conocimiento cient¨ªfico. Acabo de leer un teletipo de la agencia EFE en el que el responsable de asuntos m¨¦dicos del Vaticano afirma que la Sant¨ªsima Trinidad se encuentra en el ADN. Juro que no es broma.
Siempre me ha resultado inaceptable la identificaci¨®n de la ense?anza libre con la la libertad privada de fundar y dirigir colegios. Los colegios privados responden a los intereses econ¨®micos e ideol¨®gicos de su fundador, y los profesores no tienen m¨¢s remedio que plegarse a ellos (da igual que la empresa sea religiosa o laica). Una ense?anza libre es la que se elabora en un espacio libre, con profesores que puedan educar en la ciencia y en el respeto a los valores p¨²blicos. No se trata de formar creyentes, ni patriotas, ni ¨¦lites, sino ciudadanos con igualdad verdadera de oportunidades, futuros matem¨¢ticos, bi¨®logos, m¨¦dicos, fil¨®sofos o historiadores. Ese es el reto. A la Iglesia Cat¨®lica hay que explicarle que vivimos en democracia y que ya es hora de que renuncie a los privilegios que le otorg¨® Franco, en pago a su valios¨ªsima ayuda en la sublevaci¨®n militar de 1936. El debate en una educaci¨®n democr¨¢tica no reside en el papel de la religi¨®n, sino en la calidad de la ense?anza. Y la autoridad no puede descansar en la identidad privada de las familias, sino en el respeto p¨²blico de los profesores.
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