Terror suicida contra dos mezquitas de Irak
Los ataques causan al menos 77 muertos mientras crece en EE UU la presi¨®n a favor de una retirada
Dos terroristas suicidas cargados de explosivos sembraron ayer el terror en dos mezquitas chi¨ªes de Irak repletas de fieles durante el rezo del viernes. Al menos 77 personas murieron y m¨¢s de 80 resultaron heridas en las explosiones que redujeron a escombros dos templos en la ciudad de Janaqin, situada junto a la frontera con Ir¨¢n, 170 kil¨®metros al noreste de Bagdad y habitada por kurdos y ¨¢rabes chi¨ªes. Un tercer terrorista suicida hizo estallar su carga, sin dejar v¨ªctimas, en un banco de la ciudad. Poco antes otros dos atentados con coche bomba devastaron una zona residencial del sur de Bagdad y causaron la muerte de seis personas cerca del hotel Hamra, frecuentado por periodistas internacionales.
La polic¨ªa inform¨® de que los suicidas entraron en la Gran Mezquita de Janaqin y en la mezquita del Jeque Murad con los explosivos ocultos bajo sus vestiduras, en un momento en el que ambos templos se hallaban abarrotados de fieles, en plena oraci¨®n principal del d¨ªa sagrado musulm¨¢n.
Ahmed Bayalan, miembro del Gobierno de la provincia de Diyala, donde se encuentra la ciudad de Janaqin, asegur¨® que entre los escombros de las mezquitas hab¨ªa a¨²n muchos cad¨¢veres atrapados. "Creo que las explosiones han causado m¨¢s de 100 muertos", explic¨®.
El director del hospital de Janaqin, Ahmed Kamaran, confirm¨® la muerte de 77 personas en ambos atentados. Muchos de los cuerpos se encontraban tan destrozados que se hac¨ªa muy dif¨ªcil su identificaci¨®n.
El doble atentado ha contribuido a agravar las tensiones entre los grupos ¨¦tnicos y religiosos de Ir¨¢n ante las elecciones legislativas del pr¨®ximo 15 de diciembre. EE UU conf¨ªa en que estos comicios sirvan para afianzar el proceso democr¨¢tico en Irak dos a?os y medio despu¨¦s de la intervenci¨®n militar que derroc¨® al r¨¦gimen de Sadam Husein.
El Gobierno de coalici¨®n formado por chi¨ªes y kurdos cuenta con el apoyo de Washington para combatir a la insurgencia, mayoritariamente integrada por la comunidad sun¨ª, y que ha lanzado continuos ataques con explosivos contra civiles en lugares concurridos como mezquitas y mercados.
Atentado contra un hotel
Pocas horas antes, dos conductores suicidas lanzaron sus veh¨ªculos cargados con explosivos contra las barreras del per¨ªmetro de seguridad del hotel Hamra. Los terroristas fallaron en su objetivo y la onda expansiva afect¨® a un edificio de viviendas, donde murieron al menos seis personas, entre ellas dos ni?os, seg¨²n inform¨® la polic¨ªa. Otras 40 personas resultaron heridas en el ataque, sin que afectara a los extranjeros alojados en el hotel. Testigos del atentado aseguraron que varios restos humanos fueron proyectados hasta la piscina del establecimiento.
El hotel Hamra se encuentra pr¨®ximo a las instalaciones del Ministerio del Interior donde tropas de EE UU localizaron el domingo una c¨¢rcel secreta dentro de un b¨²nker con 170 prisioneros, en su mayor¨ªa sun¨ªes que presentaban signos de haber sido torturados.
Mientras tanto, en Washington, la Casa Blanca, empe?ada en un pulso feroz para contrarrestar las cr¨ªticas a las decisiones tomadas hace tres a?os relacionadas con las armas de destrucci¨®n masiva y la guerra, tiene otro frente muy complicado: el de la presi¨®n para que empiecen a retirarse las tropas. El mensaje del congresista dem¨®crata John Murtha -"es hora de que vuelvan a casa"- del jueves es muy perjudicial para el Gobierno, porque ha relanzado el debate sobre el repliegue. Murtha, un veterano de Vietnam con medallas en el pecho, no es un liberal antiguerra: es un dem¨®crata conservador, un halc¨®n con estrechos lazos con los generales -Murtha fue coronel con los marines- que ocupa un alto puesto en el comit¨¦ de la C¨¢mara que controla los gastos militares. El congresista vot¨® a favor de la guerra, pero ahora ha presentado un proyecto de ley pidiendo la retirada "porque no es posible mantener el rumbo actual" y "el Ej¨¦rcito est¨¢ sufriendo".
Murtha no es el primero en decir esto: m¨¢s de una veintena de congresistas dem¨®cratas lo defienden desde hace meses, pero ninguno de ellos tiene tanta autoridad ni tanta credibilidad en asuntos militares. Por eso, los republicanos tocaron a rebato y se movilizaron para intentar controlar el da?o. "Murtha y los l¨ªderes dem¨®cratas han adoptado una pol¨ªtica de abandono; preferir¨ªan que EE UU se rinda a los terroristas", dijo Dennis Hastert, presidente de la C¨¢mara. La Casa Blanca se sinti¨® obligada a expresar "respetuosamente" su desacuerdo, pero el portavoz, Scott McClellan, cometi¨® la torpeza de decir que Murtha, que estuvo 37 a?os en el Ej¨¦rcito y que tiene dos Corazones P¨²rpuras y una Estrella de Bronce entre sus condecoraciones, se coloca "con Michael Moore y el ala extremista del Partido Dem¨®crata". El aparato de comunicaci¨®n del Gobierno respondi¨® tambi¨¦n muy agresivamente a un duro editorial de The New York Times en el que se acusaba a Bush de ser ¨¦l el que quiere reescribir la historia del espionaje y las armas de Irak.
Los ¨²ltimos d¨ªas han sido desastrosos para la pol¨ªtica iraqu¨ª de la Casa Blanca. La semana empez¨® con una votaci¨®n en el Senado en la que republicanos y dem¨®cratas ped¨ªan un plan para el repliegue -algo considerado "pat¨¦tico" por Bill Kristol, uno de los ide¨®logos medi¨¢ticos del neoconservadurismo-, continu¨® con los esfuerzos -tan desesperados como infructuosos- de Bush y Cheney para contrarrestar las acusaciones de que enga?aron al pa¨ªs a sabiendas al invadir Irak y concluye con el debate en torno al mensaje de Murtha. "Nos acordaremos de esta semana como aquella en la que el presidente Bush perdi¨® el control sobre el debate de la guerra de Irak", seg¨²n E. J. Dionne, de The Washington Post, que cree que el Gobierno "tiene seis meses para enderezar las cosas; si la situaci¨®n en Irak no mejora significativamente, la presi¨®n p¨²blica a favor de la retirada ser¨¢ irresistible".
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