Manolo Blahnik, en siete pasos
El zapatero m¨¢s famoso del mundo abre su primera tienda en su pa¨ªs natal, Espa?a. Con motivo de esta especie de vuelta a casa, repasamos con ¨¦l algunas de las claves de su estilo sobre las que se sustenta un mito de ¨¦xito planetario.
01 Esp¨ªritu cosmopolita. Naci¨® en Santa Cruz de la Palma, en 1942. Su madre era espa?ola. Su padre, checo. A los 19 a?os dej¨® la plantaci¨®n familiar de pl¨¢tanos con destino a Ginebra, donde estudi¨® derecho y literatura. De ah¨ª salt¨® a Par¨ªs. A Londres lleg¨® en 1969 para ser escen¨®grafo. Entr¨® en los setenta convertido en dise?ador de zapatos y salt¨® a la fama con Ossie Clark, en 1972. En 1974 fue el primer hombre en aparecer en la portada del Vogue brit¨¢nico, y poco despu¨¦s ten¨ªa tienda en Londres y en Nueva York.
02 La creaci¨®n de un mito. Sus zapatos, los manolos, son, sin duda, los m¨¢s mitificados del mundo. Una leyenda alimentada por llamativas declaraciones de Madonna o Kate Moss y series como Sexo en Nueva York. "Es algo que nunca entend¨ª. Existe, pero no lo entiendo. Y nunca lo quise alcanzar ni obtener. Soy una persona que trabaja con una pasi¨®n terrible, pero no en p¨²blico. No soy una actriz o una celebridad. Pero se ha creado una bola de nieve con ciertas declaraciones, con apariciones en libros y en series. Yo nunca he sido una persona muy sociable, de venderse. Lo cierto es que todo esto ser¨ªa estupendo si fuese joven y est¨²pido, pero ahora veo las cosas de otra forma".
03 El ¨²ltimo artesano. El gran valor de sus creaciones es ser un basti¨®n de lo exclusivo. "Soy un abogado de esta causa. Hemos dejado escapar el valor de lo ¨²nico, de lo particular. Estoy embarcado en que eso se comprenda, pero no es f¨¢cil. La gente no entiende por qu¨¦ un zapato cuesta tanto. Tiene que saber que est¨¢ hecho a mano, en una piel que cuesta una fortuna y contiene el peso de mucho trabajo".
04 Una imaginaci¨®n prol¨ªfica. Blahnik es un creador desmedido, exuberante. Y no s¨®lo por la originalidad de sus zapatos, sino tambi¨¦n por el volumen de su producci¨®n. Se dice que ha creado m¨¢s de 1.000 modelos, pero eso se limita a los que se han puesto a la venta. Hay muchos, muchos m¨¢s. "Este a?o tuve un momento de creaci¨®n extremo e hice una locura de zapatos, 380 o algo as¨ª. Tal vez porque cuando eres mayor piensas que tienes que llegar a m¨¢s gente. Pero al final me di cuenta de que deb¨ªa ser fiel a mi estilo y lo edit¨¦ hasta dejarlo en 120". Y ?qu¨¦ sucede con esos prototipos? "Se quedan en mi archivo. Tengo un dep¨®sito con cerca de 12.000 zapatos, s¨®lo uno de cada par".
05 Sexo en los tacones. Se otorga a sus zapatos atributos como sexualidad y erotismo. "El zapato es un objeto independiente. Un traje, un vestido, tienes que pon¨¦rtelo para ver la forma. Por eso la gente es capaz de transformar un zapato en un recipiente de sus deseos y anhelos. Y los tacones son un arma de seducci¨®n. Fueron un acto de elevaci¨®n de la mujer cuando no dispon¨ªa de tantas armas. Porque provocaban un caminar diferente? Los tacones ayudan a ser m¨¢s decidida o m¨¢s fuerte. Tal vez es una fantas¨ªa m¨ªa, pero supongo que funciona as¨ª, porque a veces los americanos, que son muy ingenuos y lo cuentan todo, me dicen: 'Tendr¨ªa que odiarlo porque mi mujer se gasta una fortuna en sus zapatos, pero me cae muy bien, porque ha hecho mi vida m¨¢s entretenida".
06 Vuelta al origen. 2005 ten¨ªa que ser el a?o de Blahnik en Madrid. Por la exposici¨®n que deb¨ªa celebrarse en el Museo del Traje y por la inauguraci¨®n de su primera tienda en Espa?a. Lo primero se frustr¨®. Lo segundo, no. Desde octubre, en la calle de Serrano hay una tienda Blahnik. "Hab¨ªa tenido propuestas, pero siempre dec¨ªa: 'Todav¨ªa no, es pronto'. Pensaba que no era suficientemente conocido, que me pod¨ªan rechazar, encontrarme aburrido, qu¨¦ s¨¦ yo. Pero Nati [Abascal] me convenci¨®. Y estoy encantado. Hasta ahora, la gente no ha podido acceder a mi trabajo directamente. Y me encantar¨ªa ser tan popular como en Am¨¦rica porque es mi pa¨ªs de nacimiento y lo adoro".
07 Ser o no ser copiado. Lo que sucede con 32 a?os de originalidad es que dan para mucho. Y para muchos. Por eso, no han sido pocas las ocurrencias de Blahnik que han acabado reproducidas en piezas que no eran suyas. "Antes me pon¨ªa nervioso que otra gente estuviera haciendo much¨ªsimo dinero y yo no. Piensas: 'Vaya, pod¨ªa haber sido yo el que vendiera tant¨ªsimo'. Pero yo no puedo producir de otra forma. Y esas copias muchas veces no est¨¢n mal, pero son de una piel de no tan buena calidad o no est¨¢n perfectamente acabadas. Aunque la ilusi¨®n, a veces, es bastante perfecta. Incluso a m¨ª, como soy un poco ciego, pueden enga?arme. Pero s¨®lo de lejos".
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