El Rey, Zapatero, y Exteriores intercedieron por el preso espa?ol

El caso Larra?aga ha recibido "la mayor atenci¨®n consular posible", una vez que ¨¦ste fue acusado en 1997 del asesinato de las hermanas Chiong en Ceb¨². Miguel ?ngel Moratinos, titular de Exteriores, relat¨® en el Senado que las gestiones por la vida del hispano-filipino se "redoblaron inmediatamente" despu¨¦s de que el 21 de julio el Tribunal Supremo de Filipinas confirmara definitivamente la pena capital.

Tras esas fechas, subray¨® Moratinos, la presi¨®n ha continuado. "Hemos seguido todo tipo de gestiones, que se van a redoblar por parte del presidente del Gobierno, de su majestad el Rey, del ministro de Asuntos Exteriores y de todo el aparato consular y de la embajada", relat¨® en respuesta a I?aki Anasagasti.

El Congreso, el Senado y el Parlamento Europeo han apoyado sendas declaraciones institucionales en apoyo de Larra?aga. Igualmente, el lehendakari, Juan Jos¨¦ Ibarretxe, ha hecho gestiones ante la presidencia filipina en el mismo sentido.

Un polic¨ªa se retracta

El caso de Larra?aga dio hace una semana un giro sorprendente. El ex polic¨ªa de Ceb¨² Roy Codi?era asegur¨® en un diario filipino que el principal testigo de la acusaci¨®n, Davidson Tisoy Rusia, se invent¨® la participaci¨®n de Larra?aga y de los hermanos James Andrew y James Anthony Uy en el secuestro, violaci¨®n y asesinato de las hermanas Chiong en 1997. Los acus¨® a cambio de obtener la libertad.

Larra?aga fue condenado por el secuestro y asesinato de las hermanas Jacqueline y Marijoy Chiong, que entonces ten¨ªan 21 y 19 a?os. Seg¨²n la condena impuesta, el 16 de julio de 1997 siete j¨®venes las raptaron a la salida de un centro comercial de Ceb¨² (en el centro del archipi¨¦lago filipino). El cuerpo de Marijoy fue encontrado poco despu¨¦s, pero su hermana contin¨²a desaparecida desde entonces.

El joven, nacido en Filipinas e hijo del ex pelotari vasco Manuel Larra?aga y de la filipina Margarita (Margot) Gonz¨¢lez, fue condenado a cadena perpetua en 1999, pero en febrero pasado el Tribunal Supremo conmut¨® esta pena para elevarla a capital. Todos los intentos por demostrar su inocencia o torcer las acusaciones han sido en vano, a pesar de que cuatro profesores, 18 compa?eros de clase y otros 11 testigos aseguraron y perjuraron que Paco estuvo ese d¨ªa en Manila al menos hasta las 16.00.