La canciller
Angela Merkel hizo ayer historia tras la votaci¨®n del Bundestag que la convierte en la primera jefa del Gobierno de la historia de Alemania. Al jurar el cargo sobre la Constituci¨®n y con un "y as¨ª Dios me ayude", la ya canciller estaba visiblemente emocionada pero liberada ya de ese rictus tenso caracter¨ªstico de su rostro en p¨²blico. Desde que se firm¨® el acuerdo de gobierno entre la CDU y el SPD, Merkel parece mostrar una desenvoltura y una euforia que le eran desconocidas.
Merkel tiene razones para mostrarse satisfecha si mira hacia atr¨¢s a sus or¨ªgenes como ni?a y adolescente en un pa¨ªs comunista, sus estudios cient¨ªficos, la sorpresa de la ca¨ªda del muro y la aventura de la libertad y la unificaci¨®n. Fue entonces cuando comenz¨® su compromiso pol¨ªtico y pronto not¨® que la lucha pol¨ªtica en democracia puede ser tambi¨¦n despiadada. Siempre part¨ªa como Cenicienta en su competencia con rivales masculinos mucho m¨¢s duchos e implacables. Pero siempre sorprendi¨® por su capacidad de aguante y su perseverancia rayana en la obcecaci¨®n. Ayer lleg¨® a la gran meta que hace a?os se hab¨ªa propuesto: la canciller¨ªa.
Las relaciones con su antecesor Gerhard Schr?der, un luchador que ayer demostr¨® c¨®mo saber marcharse con elegancia y grandeza, han experimentado un vuelco positivo en estas semanas que han sorprendido al mundo pol¨ªtico de Berl¨ªn. Cuando ayer Schr?der le hizo entrega de las llaves de la canciller¨ªa y le mostr¨® el magn¨ªfico edificio junto a la puerta de Brandeburgo, ambos demostraron que su relaci¨®n ha cambiado profundamente desde aquel 19 de septiembre en que el canciller descalificaba de forma hiriente a Merkel por no haber cumplido las expectativas electorales.
Merkel parece haber logrado fraguar tambi¨¦n una excelente relaci¨®n con Franz M¨¹ntefering, el vicecanciller de su Gobierno, con fama de seco funcionario del SPD. Y todos hablan de la excelente sinton¨ªa que existe ya entre la canciller y presidenta del CDU y el nuevo presidente del SPD, Mattias Platzeck, tambi¨¦n cient¨ªfico, del Este y de su misma generaci¨®n. Har¨¢ falta mucho m¨¢s que eso para que puedan llevar al ¨¦xito a esta gran coalici¨®n que afronta una crisis profunda de Alemania. Pero es un comienzo prometedor.
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