Un d¨ªa en la ciudad
Calles vac¨ªas porque hoy el Duce habla en el centro, como en Una jornada particular; barrio degradado de chabolas de las afueras, como en Brutos, sucios y malos; so?adoras calles nocturnas como esas por las que deambulan los personajes de Una mujer y tres hombres: tantas veces presente en su cine, y tambi¨¦n tan amada como inc¨®moda, Roma es una presencia casi de secundario de lujo en muchas pel¨ªculas de Ettore Scola.
Ahora, el director napolitano convierte a la ciudad, pero sobre todo a sus habitantes, en los protagonistas de una pel¨ªcula tan coral como ins¨®lita, construida con peque?os retazos de sabio guionista, apenas algunos instantes, como capturados al azar, en la vida de muchos ciudadanos romanos.
GENTE DE ROMA
Direcci¨®n: Ettore Scola. Int¨¦rpretes: Giorgio Colangeli, Antonello Fassari, Fiorenzo Fiorentini, Stefania Sandrelli, Sabrina Impacciatore. G¨¦nero: comedia dram¨¢tica, italia, 2003. Duraci¨®n: 100 minutos.
La estructura de Gente de Roma no puede ser m¨¢s extra?a, y sin embargo, cuenta con antecedentes tan ilustres como Berl¨ªn, sinfon¨ªa de una gran ciudad, el documental de Walter Ruttmann que inaugura la edad adulta del cine de no ficci¨®n. Es decir, la narraci¨®n del pulso vital de una gran urbe desde el amanecer hasta la noche, peque?os y grandes sucesos de peque?os y no tan peque?os personajes. La referencia inspiradora del filme puede ser Ruttmann, qu¨¦ duda cabe, pero al Scola realista y de izquierdas la sombra que lo cobija no es otra que la del gran Cesare Zavattini, el principal te¨®rico del neorrealismo y su sue?o de pulsar la vida de la ciudad a partir de un pu?ado de historias de seres an¨®nimos, como en su mod¨¦lica Amore in citt¨¤.
Y de eso va la pel¨ªcula: de un racimo de historias, de fragmentos de vida que se mueven entre ficci¨®n y documental y que tienen por protagonistas a pobres y ricos, viejos y j¨®venes, ni?os y enfermos, hombres y mujeres, heterosexuales y lesbianas; gente an¨®nima y personajes p¨²blicos (Stefania Sandrelli, Vittorio Fo¨¤, Nanni Moretti) que aparecen con su nombre. Y sobre todo, inmigrantes y ex emigrantes, nativos y gentes de paso: el rico tapiz que hoy, como ayer, sigue siendo Roma.
Una ciudad que puede ser amable, pero tambi¨¦n siniestramente indiferente. No somos racistas, dice un personaje, pero m¨¢s bien por pereza: hasta el odio requiere un trabajo que muchos romanos no est¨¢n dispuestos a hacer... salvo para meterse con el hincha del equipo rival. Amable, sarc¨¢stica y profundamente comprensiva, Gente de Roma nos recuerda la coherencia de Scola. Y es un documento imprescindible para entender c¨®mo se vive hoy en una ciudad irrepetible.
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