Alejandro Casona juega con unos ni?os
La escritora Almudena Grandes pronuncia la conferencia inaugural de un ciclo dedicado a la escuela en la II Rep¨²blica
La escritora Almudena Grandes record¨® ayer las im¨¢genes de una pel¨ªcula documental que jam¨¢s ha podido olvidar. Es un paisaje de la Espa?a de los a?os treinta. Hay un prado, unas casas torcidas, unas callejuelas serpenteantes. Hace fr¨ªo. "Unos ni?os est¨¢n jugando al corro. Es mi memoria la que tiene la imagen depositada. Son ni?os con el pelo muy corto, algunas cabezas casi est¨¢n rapadas. Van mal calzados, pero se r¨ªen", evoc¨® Grandes en la conferencia inaugural de un ciclo sobre la escuela en la II Rep¨²blica, que se celebra en la Casa de la Provincia de Sevilla.
Los ni?os de los que habl¨® Grandes y a los que una pel¨ªcula documental fij¨® en el tiempo eran pobres y viv¨ªan en un pueblo perdido. "Con ellos juega un joven bien vestido. Es un hombre de ciudad, culto, joven y pr¨®spero que juega al corro con unos ni?os pobres y ti?osos. Este hombre se llamaba Alejandro Casona y era dramaturgo. Y estaba acostumbrado a triunfar. Tambi¨¦n se acostumbr¨® a viajar con las Misiones Pedag¨®gicas por las zonas m¨¢s deprimidas y remotas de Espa?a", relat¨® la novelista.
Alejandro Casona (Besullo, Asturias, 1903-Madrid, 1965) no s¨®lo fue el autor de obras teatrales tan c¨¦lebres como La sirena varada, La dama del alba o La barca sin pescador, sino que tambi¨¦n particip¨® en las Misiones Pedag¨®gicas de la II Rep¨²blica. La labor de Casona consist¨ªa en dirigir el apartado teatral de esta iniciativa educativa. "La primera vez que vi esta imagen se me cayeron l¨¢grimas como pedruscos", se?al¨® Grandes, que, ante una sala abarrotada de p¨²blico, record¨® que la emoci¨®n que le produjo la actitud de Casona la conservar¨¢ "intacta" hasta el d¨ªa de su muerte. La ternura del dramaturgo asturiano con unos ni?os cuya vida deseaba mejorar fue una de las historias que cont¨® la escritora en una conferencia que fue tambi¨¦n un homenaje a la pol¨ªtica educativa de los republicanos.
"Yo soy escritora, espec¨ªficamente narradora. Lo que s¨¦ hacer es contar historias", dijo Grandes. Y por eso la suya fue una conferencia poblada por unos ni?os pobres y un dramaturgo de ¨¦xito con una vocaci¨®n pedag¨®gica esculpida en el alma. Y por eso tambi¨¦n habl¨® de un maestro y una maestra que ilustraron su idea de que la ense?anza avanz¨® por un buen camino en el primer tercio del siglo XX hasta que el franquismo acab¨® con todo aquello. La maestra se llamaba Magdalena y muri¨® en 1922. "Ense?ar a leer es prender fuego", dec¨ªa Magdalena, que pudo llevar adelante su voluntad educadora en un tiempo que toleraba las ideas de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza.
El maestro tuvo, en cambio, peor suerte. Grandes qued¨® impresionada por esa cr¨®nica de la represi¨®n franquista que es Un a?o con Queipo de Llano, de Antonio Bahamonde. Cuando los rebeldes se hicieron con Rota, el pueblo donde ella veranea, un cura arremet¨ªa contra el trabajo de aquel "maestro imp¨ªo y mas¨®n" cuya vida fue machacada por la sublevaci¨®n militar. Grandes no sabe c¨®mo se llamaba aquel maestro republicano, pero ayer honr¨® su recuerdo al sacarlo del olvido.
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