Novela bomba
Cuando en 1994 Trampa 22 -Catch-22 en el original- ingres¨® en la prestigiosa Everyman's Library, Joseph Heller narr¨® en un prefacio para la ocasi¨®n la g¨¦nesis de esta obra maestra publicada en 1961. No dijo nada que no hubiera repetido en cientos de entrevistas: que la escribi¨® en sus ratos libres como publicista en Time, que demor¨® en terminarla, que iba a llamarse Trampa 18 (pero Le¨®n Uris public¨® Mila 18), que no gust¨® en The New Yorker, que no gan¨® premios ni ingres¨® en la lista de best sellers, pero que, sin embargo, cuando se lanz¨® la edici¨®n de bolsillo... ?kaboom!
Digo que Heller (Brooklyn, 1923-1999) cont¨® la historia demasiadas veces porque poco import¨® que luego haya firmado Algo ha pasado (de 1974, opus 2, mon¨®logo destructor del Sue?o Americano, y probablemente su cima creativa), esa lograda s¨¢tira de los idus de Watergate que es Tan bueno como el oro (1979) o la reinvenci¨®n del Rey David en Dios sabe (1984). Igual con las excelentes memorias No Laughing Matter (1986) y Now and Then (1998) o con los finos artefactos metaficcionales que fueron Fig¨²rate (1988) y Retrato del artista adolescente, viejo (1999). Heller lo supo casi desde el principio y lo confirm¨® en 1994 cuanto intent¨®, sin resultado, romper -o quiz¨¢ reeditar- el hechizo con la secuela geri¨¢trica La hora del recuerdo. Lo ¨²nico que importaba e importar¨ªa -incluso una buena colecci¨®n de relatos dispersos publicada p¨®stumamente, Catch As Catch Can, invocaba al nombre del monstruo- era Trampa 22. Alguien excus¨® a Heller con un "jam¨¢s volvi¨® a escribir un Trampa 22, pero tampoco lo hizo nadie despu¨¦s de ¨¦l". Y he aqu¨ª uno de esos t¨ªtulos que no s¨®lo ingresaron en el habla popular y en los diccionarios sino que, adem¨¢s, como el Quijote o Lolita, ni siquiera hay que leerlos para saber de qu¨¦ van. Lo que ser¨ªa un grave error.
TRAMPA 22
Joseph Heller
Traducci¨®n y revisi¨®n
de Flora Casa
RBA. Barcelona, 2005
544 p¨¢ginas. 22 euros
Y lo que aqu¨ª se cuenta son las arrivals y departures del capit¨¢n Yossarian. Un piloto de bombardero destacado en una isla del Mediterr¨¢neo durante la Segunda Guerra Mundial fingi¨¦ndose loco para no volar s¨®lo para enseguida ser informado -la "precisi¨®n el¨ªptica de la Trampa 22... digna del mejor arte moderno"- que intentar evadirse de volar aparatos a los que les disparan los ca?ones enemigos no es otra cosa que un inequ¨ªvoco rasgo de cordura, as¨ª que... a volar.
Inspirada libre pero clara-
mente en el Viaje al fin de la noche de C¨¦line y en las 60 misiones del teniente Heller a bordo de en un B-52 por los cielos en llamas de Italia, Trampa 22 est¨¢ ensamblada como una serie de r¨¢fagas a cada cual m¨¢s psic¨®tica y desopilante. Una sucesi¨®n de postales explosivas acribilladas por expansivos di¨¢logos (marca de la casa) en las que Yossarian -a su manera pariente del "genio" Ignatius Reilly de Toole- busca, sin hallar, una explicaci¨®n a la conjura de tanto necio con uniforme y tanta uniforme necedad.
Despu¨¦s de la fundante Trampa 22 ya no fue lo mismo leer a Hemingway y Mailer y Shaw y Jones. Heller -con una carcajada sin fondo que no ha dejado de resonar- no s¨®lo descubri¨® "el lado gracioso" dela Segunda Guerra Mundial sino que, adem¨¢s, anticip¨® las horriblemente hilarantes alucinaciones de Vietnam abriendo paso y escotillas para soltar absurdistas y entr¨®picos como Vonnegut, Berger, Kesey, Barthelme, Brautigan, Pynchon, Elkin, Friedman y Hunter Thompson y, m¨¢s cerca, Wallace, Saunders y Palahniuk.
En 1961, Heller defini¨® a su debut como "una novela de guerra, s¨ª; pero tambi¨¦n una enciclopedia del presente estado mental de nuestro pa¨ªs". Pensar en Trampa 22 -indiscutible cl¨¢sico moderno- como en una novela-bomba cayendo a trav¨¦s de las d¨¦cadas sobre una l¨®gica aparte: la irracional l¨®gica de la guerra. Y -como breve muestra- uno de los momentos m¨¢s memorables: Yossarian, paranoico, asegura que todos quieren matarlo. "Nadie quiere matarte", lo tranquilizan. "Entonces, ?por qu¨¦ me disparan?", pregunta Yossarian. Le explican: "Le disparan a todos. Intentan matar a todos". A lo que Yossarian retruca: "?Y cu¨¢l es la diferencia?".
Pocas cosas han cambiado desde entonces; y en este mismo momento, seguro, alg¨²n marine en Bagdad se aferra a su ejemplar de Trampa 22 y se pregunta, como Yossarian, qu¨¦ hace all¨ª, cu¨¢nto falta para el final y por qu¨¦ todos quieren matarlo.
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