La inmigraci¨®n cambia la cara de las ciudades
Los expertos alertan de la necesidad de aplicar medidas para evitar que la llegada de inmigrantes acabe en la creaci¨®n de gueto
Hace diez a?os, 1.801 inmigrantes llegaron a la Comunidad Valenciana para comenzar una nueva vida. El a?o pasado, la cifra roz¨® los 100.000 -98.739, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE)-. No fue hasta los a?os 1999 -con 18.032 extranjeros-, 2000 -con 50.679- y 2001 -75.915- cuando los n¨²meros fueron adquiriendo peso, unas fechas que indican lo reciente del fen¨®meno comparado con el resto de pa¨ªses europeos occidentales.
En poco tiempo, las principales ciudades valencianas han visto c¨®mo cambiaba su fisionom¨ªa a medida que los extranjeros encontraban acomodo y se iban estableciendo. De esta forma, comenzaba un conocido proceso que en algunos pa¨ªses, fruto de la falta de previsi¨®n pol¨ªtica, de medidas de integraci¨®n y de dotaci¨®n de infraestructuras ha acabado en la formaci¨®n de guetos y la segregaci¨®n espacial de los nuevos ciudadanos. De momento, los principales n¨²cleos urbanos valencianos est¨¢n libres de banlieues parisinas, los depauperados barrios de extranjeros que han sido escenario reciente de estallidos de violencia vinculada a la falta de expectativas. A pesar de las situaciones de notable concentraci¨®n y de episodios de tensi¨®n social que se dan en algunos barrios de Alicante y en localidades de la provincia, o de una calma m¨¢s o menos controlada en Valencia o Castell¨®n, la situaci¨®n est¨¢ lejos de llegar a tales extremos, aunque "no hay que dormirse", como apuntan algunos expertos consultados. "Tenemos la experiencia muy cercana; hay que tomar nota", comentan desde el Observatorio Valenciano de las Migraciones (OVM).
En Alicante "las din¨¢micas apuntan a una concentraci¨®n muy fuerte"
De momento, los n¨²cleos urbanos valencianos est¨¢n libres de 'banlieues' parisinas
El Raval en Barcelona tiene un 48% de inmigrantes y Orriols, en Valencia, el 16%, pero la calidad de la convivencia no depende s¨®lo del porcentaje
En Castell¨®n no hay problemas de tensi¨®n ni de confrontaci¨®n, como tampoco hay guetos claros en los que se concentren los extranjeros
El proceso de la formaci¨®n de guetos en los grandes n¨²cleos urbanos sigue siempre el mismo patr¨®n. Comienza con la llegada de inmigrantes que, al tener poco poder adquisitivo, se van concentrando en barrios de viviendas de baja calidad y pocos servicios, barata y principalmente en r¨¦gimen de alquiler.
No es extra?o por ello que se den casos como los de la ciudad de Valencia en los que el porcentaje de casas sin aseo -uno de los principales indicadores del nivel de degradaci¨®n de vivienda- entre los inmigrantes sea pr¨¢cticamente el doble del de los valencianos (un 1,9% frente a un 0,9% en 2001 seg¨²n el INE). O que distintos grupos familiares compartan una misma vivienda. Ello explica que los metros cuadrados de superficie ¨²til de vivienda por persona sean de 18,4 en el caso de los extranjeros y de 28,2, casi diez metros m¨¢s, en los nacionales en Castell¨®n, con valores similares en Valencia y Alicante.
A medida que crece la poblaci¨®n extranjera se van creando grupos homog¨¦neos, unidos por nacionalidad, religi¨®n o idioma, que tratan de repetir la estructura social y costumbres de sus pa¨ªses de origen. Mientras este proceso va tomando cuerpo se acelera la degradaci¨®n de la zona, cada vez con m¨¢s vecinos con poca renta y d¨¦bil impacto econ¨®mico en el comercio de la zona.
En esta situaci¨®n se produce de forma simult¨¢nea otro fen¨®meno: la poblaci¨®n originariamente residente, los comercios y la actividad econ¨®mica percibe el cambio en el entorno y considera la nueva realidad que le envuelve extra?a, por lo que tratan de emigrar de barrio. Si esta actitud se extiende, paralela a la bajada a¨²n m¨¢s pronunciada del precio en la zona por la salida de los vecinos, llega la segregaci¨®n social y la espacial con la formaci¨®n de guetos. Son los barrios de emigrantes.
Esta descripci¨®n del proceso de guetizaci¨®n es casi textual del el expuesto por el OVM en el documento Vivienda e inmigraci¨®n en la Comunidad Valenciana -un organismo enmarcado en el Centro de Estudios para la Integraci¨®n Social y Formaci¨®n de Inmigrantes (Ceim) y en el que colabora el Instituto Valenciano de Investigaciones Econ¨®micas-. El an¨¢lisis del Ceim muestra una escalada de acontecimientos marcado por diversos pelda?os. ?En cu¨¢l de ellos se encuentran los principales n¨²cleos urbanos de la Comunidad Valenciana?
Alicante
Ya sea por los condicionantes de la estructura de la trama urbana, del origen y el n¨²mero de los extranjeros o por el hecho de que se haya estudiado con mayor profundidad el fen¨®meno -no s¨®lo a escala municipal sino provincial-, las alertas se?alan a la provincia de Alicante. "Todas las din¨¢micas apuntan a una concentraci¨®n muy fuerte y a una falta de distribuci¨®n homog¨¦nea" de los inmigrantes en la ciudad, comenta Carlos G¨®mez, director del Observatorio Permanente de la Inmigraci¨®n de la Universidad de Alicante. Una vez m¨¢s, el patr¨®n se cumple y se da una acumulaci¨®n "en los barrios tradicionales de la ciudad" ocupados por las clases m¨¢s trabajadoras y m¨¢s faltos de dotaciones, que corresponden a las zonas de la Virgen del Remedio, Juan XXIII, San Ant¨®n y las calles aleda?as, "con concentraciones entre el 26% y 28% de inmigrantes". A ello se suma otra circunstancia, y es la agrupaci¨®n por nacionalidades: "Latinoamericanos y parte de rumanos en el norte, argelinos y resto de magreb¨ªes en el norte, europeos en la zona de playas, senegaleses en San Gabriel y ucranianos en Benal¨²a".
En este caso existe el proceso a?adido de que el lugar de recepci¨®n de inmigrantes son barrios construidos en las d¨¦cadas de 1950 y 1960 "sin dotaciones y sin inversiones". "La llegada de los extranjeros coincide con la intensificaci¨®n de la degradaci¨®n del barrio por lo que se asocia este fen¨®meno con la aparici¨®n de los nuevos vecinos a quienes se echa la culpa cuando el problema es la falta de inversi¨®n", comenta G¨®mez. Uno de los ejemplos de esta situaci¨®n es la de Juan XXIII o Virgen del Remedio donde "falta un colegio p¨²blico, centros sociales, bibliotecas, centros de tercera edad, zonas verdes e incluso aceras en algunas calles".
Todo ello se produce de forma simult¨¢nea a la creaci¨®n de nuevos barrios como Cabo las Huertas, Condomina, el PAI 4 o el esplendor, unas zonas "abiertas, nuevas, con dotaciones surgidas de la nada en s¨®lo un a?o" y que ejercen de polo de atracci¨®n de los vecinos que abandonan los barrios donde han vivido a medida que dejan un hueco que ocupan los inmigrantes y que se plasman en los trasvases que refleja el padr¨®n.
Al margen de estos procesos en la capital de la provincia, el Observatorio Permanente de la Inmigraci¨®n ha detectado situaciones de tensi¨®n social en once municipios hacia extranjeros. En Almorad¨ª, Callosa de Segura, Crevillent, La Murada y Pilar de la Horadada los colectivos con mayor conflictividad son marroqu¨ªes y en la mayor¨ªa de los casos se ha detectado importantes situaciones de marginaci¨®n y falta de pol¨ªticas institucionales de inmigraci¨®n. Otras localidades con problemas son Beneixama con "una red numerosa [de ciudadanos de este pa¨ªs] desproporcionada para el n¨²mero de habitantes de la localidad", Callosa d'En Sarri¨¤ y Rojales, con concentraciones de temporeros ecuatorianos en la recogida del n¨ªspero, o rumanos de etnia gitana en Elche.Hay tambi¨¦n problemas con extranjeros en Benidorm -turistas violentos italianos e ingleses- y en Torrevieja -redes mafiosas de ciudadanos del este de Europa- pero se trata de cuestiones radicalmente diferentes.
Valencia
La segregaci¨®n espacial que se da en Alicante no se da en Valencia, donde los nuevos vecinos est¨¢n mucho m¨¢s repartidos por toda la ciudad. "No hay una situaci¨®n de gueto en absoluto", apunta Josep Sorribes, profesor de econom¨ªa urbana de la Universitat de Val¨¨ncia. Sorribes distingue entre dos Valencias: "Existe la nueva Valencia y sus nuevos barrios bien dotados como la Avenida de Francia, el nuevo Orriols, Nou Campanar, el nuevo Benicalap, la zona de Cortes Valencianas, el nuevo Patraix junto con los barrios acomodados tradicionales como el Eixample noble, el Pla del Remei o la zona de Exposici¨®" en los que es dif¨ªcil ver inmigrantes. Pero hay otra Valencia, "la de los barrios perif¨¦ricos, m¨¢s degradados y no demasiado bien cuidados" donde encuentran acomodo los trabajadores extranjeros. Paco Torres, profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad de Murcia, ha profundizado m¨¢s en su tesis ?mbito urbano, sociabilidad e inserci¨®n social de inmigrantes. El caso de Russafa, defendida en julio de este a?o. En ella describe, entre los barrios populares, cuatro tipos de zonas de acogida.
Uno es la que corresponde a las zonas m¨¢s modestas del centro hist¨®rico, es decir, los barrios del Mercat y El Pilar, aunque no el de Sant Francesc -en torno al Ayuntamiento-. Otro son los "barrios populares semicentrales", como el sur de Russafa, La Roqueta, la Saidia desde la calle Sagunto, lugares tradicionalmente habitados por trabajadores, botiguers -peque?os comerciantes-, o profesionales modestos, "deficitarios de servicios, faltos de zonas verdes, pero no degradados como puede ser Velluters [el antiguo barrio chino de la ciudad]". El tercero son barrios obreros que fueron perif¨¦ricos en su momento, como Camins al Grau u Orriols, con numerosa vivienda protegida copada por trabajadores durante las d¨¦cadas de 1960 y 1970 que han progresado y han cambiado de residencia hacia planes recientes, como el de nuevo Orriols, lo que ha dejado casas vac¨ªas para que las ocupen los extranjeros. La cuarta categor¨ªa de viviendas corresponde a "barrios heterog¨¦neos, tanto social como arquitect¨®nicamente". Torres incluye en este segmento a zonas como Benimaclet, donde modernos edificios -en la zona de la calle Guardia Civil- conviven con otros modestos, una situaci¨®n que se da tambi¨¦n en Mestalla con la dualidad entre la avenida de Arag¨®n y fincas en segunda y tercera fila de los a?os 1960 y 1970.
Esta multiplicidad de zonas con viviendas modestas y asequibles -ver el mapa de barrios de Valencia de la p¨¢gina anterior coloreados con las tramas m¨¢s oscuras- hace que en Valencia "haya una distribuci¨®n relativamente extendida [de inmigrantes] en numerosos barrios populares en funci¨®n de la trama de vivienda barata de la ciudad frente a la imagen cl¨¢sica de la concentraci¨®n en el centro degradado y los barrios en transici¨®n".
As¨ª, mientras en el barrio del Raval de Barcelona, el que cuenta con m¨¢s porcentaje de poblaci¨®n extranjera, tiene tasas del 48%, su equivalente en Valencia, Orriols, tiene cifras del 16%. ?Quiere esto decir que puede haber en el barrio catal¨¢n m¨¢s problemas de convivencia? La respuesta para Torres es que no. "No creo en el concepto del umbral de tolerancia, por encima del cual, al llegar a determinado porcentaje de extranjeros tenga que haber problemas". "La calidad de la convivencia y los problemas no depende s¨®lo o fundamentalmente del n¨²mero de vecinos inmigrantes en un barrio, sino en cuestiones como si est¨¢ degradado; si hay movilidad social ascendente; las pol¨ªticas p¨²blicas que se apliquen, la visi¨®n que se tenga de la inmigraci¨®n o la salud que tenga la vida asociativa y su capacidad de permitir la comunicaci¨®n entre los distintos colectivos", explica. En Russafa, con un 15% de extranjeros "el nivel de convivencia detectado en 2004 era de convivencia pac¨ªfica pero distante, que es la misma que describen varios autores del Raval con tasas del 48%".
Castell¨®n
"En Castell¨®n no hay problemas de tensi¨®n ni de confrontaci¨®n, como tampoco hay guetos claros en los que se concentren inmigrantes en zonas degradadas". Quien as¨ª se expresa es Vicent Zaragoz¨¢, del Centro de Informaci¨®n de Trabajadores Migrantes, una entidad ligada a CC OO. El distrito dos cuenta con tasas de presencia de inmigrantes del 35%, aunque el Ayuntamiento apunta que es un barrio peque?o por lo que el dato no es representativo.
Debido a la falta de problemas, Zaragoz¨¢ estima que "es el momento para llevar adelante planes de inmigraci¨®n" destinados a evitar que surjan problemas y llevar a la pr¨¢ctica el acuerdo alcanzado "en julio por el Ayuntamiento para elaborar un plan de integraci¨®n social". De los 37.000 inmigrantes que hay en la ciudad de Castell¨®n -un 20% de la poblaci¨®n- unos 17.000 son rumanos, seg¨²n el censo a finales del a?o pasado. Por encima del 20% de extranjeros est¨¢ Oropesa (casi el 30%) o Torreblanca (25%).
Prevenci¨®n, inserci¨®n e integraci¨®n
A pesar de que la inmigraci¨®n ha desbordado las previsiones que se pudieran haber trazado hace diez o cinco a?os, los municipios valencianos cuentan con importantes ventajas para evitar que la llegada de los nuevos vecinos acabe en situaciones de marginalidad y segregaci¨®n. Los expertos destacan que por un lado nos encontramos en el principio del proceso, sin segundas generaciones o con hijos muy peque?os. Pero adem¨¢s, existe la posibilidad de echar mano de las experiencias de los pa¨ªses europeos para evitar caer en los errores de nuestros vecinos.
Teniendo todos estos aspectos presentes, la receta para evitar la formaci¨®n de guetos y estallidos de tensi¨®n tiene que contar, al menos, con estos tres ingredientes: "Pol¨ªticas de prevenci¨®n, inserci¨®n e integraci¨®n", como apuntan desde el Observatorio Valenciano de las Migraciones.
"Hay que sensibilizar al barrio, que la gente conozca otras culturas y pierda el miedo a lo desconocido", y eso pasa por la implicaci¨®n de la Administraci¨®n a trav¨¦s de campa?as formativas a los vecinos o los comercios o actividades l¨²dicas. Otro instrumento clave es el de la pol¨ªtica de vivienda "pero no a trav¨¦s de la creaci¨®n de barrios de vivienda social, que lo que hacen es precisamente lo que se trata de evitar, es decir, segregar", sino a trav¨¦s de "viviendas de protecci¨®n oficial diseminadas en los distintos barrios" de forma que se pueda "disolver la concentraci¨®n de miserias y las carencias en determinadas zonas".
"Una pol¨ªtica sensata es la de la mezcla" apunta Josep Sorribes, "es mucho mejor potenciar la convivencia que dejar que los barrios se vayan especializando y acaben siendo de extranjeros e incluso con subclasificaciones por ¨¦tnicas". Pero para ello es necesaria una implicaci¨®n de la Administraci¨®n con "pol¨ªticas de reequilibrio" para potenciar a los barrios con menos dotaciones, incentivando la inversi¨®n p¨²blica para que los vecinos no los abandonen. "Me preocupa que no se haga nada y que se deje todo en manos del mercado, que es lo que est¨¢ pasando en Valencia".
"Las inversiones previstas para Russafa son de 60.000 euros", apunta Mimi Boughaleb, del Foro alternativo de la Inmigraci¨®n, "?de qu¨¦ infraestructuras estamos hablando, el Ayuntamiento no invierte un duro?".
Paco Torres insiste en que la cuesti¨®n no es que haya m¨¢s o menos inmigrantes, sino en la salud del barrio. En otras palabras, hay que tener en cuenta "el dinamismo socioecon¨®mico, las pol¨ªticas p¨²blicas, la calidad de la vida asociativa y la comunicaci¨®n entre los diferentes grupos".
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