Otro t¨¦cnico en el desierto
El jueves pasado se celebr¨® una reuni¨®n de la junta directiva del Madrid. Trat¨¢ndose del club m¨¢s presidencialista del planeta, tras el Milan, este tipo de ritos tienen valor relativo. La junta de Florentino P¨¦rez se ha caracterizado por la unanimidad. Nadie replica nada. El jueves tampoco hubo excepciones. Todos sus miembros est¨¢n convencidos de no dar una casta?a por el entrenador, Vanderlei Luxemburgo. Por eso se agigant¨® la figura del hasta entonces inadvertido Emilio Butrague?o. El vicepresidente, que oficia de especialista en f¨²tbol, fue el encargado de hacer el trabajo impopular. Dio la cara por Luxemburgo con argumentos t¨¦cnicos. Fue la imagen de una junta en la que nadie m¨¢s estuvo dispuesto a manifestarse p¨²blicamente.
La junta de P¨¦rez no se f¨ªa de Luxemburgo desde hace mucho tiempo. En la ¨²ltima Semana Santa, en abril, el club mantuvo contactos con Fabio Capello en Marbella. Fueron reuniones directas en las que el italiano tuvo la sensaci¨®n de que le fichar¨ªan. No fue as¨ª. El segundo puesto en la Liga debi¨® de conceder a Luxemburgo unos metros de cuerda. No muchos. Despu¨¦s de la derrota en Ly¨®n (3-0) en la Champions, en la primera semana de septiembre, otra vez P¨¦rez puso en marcha la maquinaria de b¨²squeda de entrenadores. Corr¨ªa la segunda jornada de Liga y Luxemburgo volv¨ªa a quedarse solo. Como Del Bosque, Queiroz, Camacho y Garc¨ªa Rem¨®n. En el desierto.
Ayer, el brasile?o dio s¨ªntomas de preocupaci¨®n. "?Que vengan a por m¨ª!", desafi¨®. Tambi¨¦n anunci¨® una campa?a de la prensa por derribarle. Se cuid¨® mucho, eso s¨ª, de se?alar a su palco. Su situaci¨®n es dif¨ªcil. En su favor opera el hecho de que la junta de P¨¦rez no cree en los entrenadores. Ni en ¨¦l ni en ning¨²n otro. Esto le da tiempo. En su perjuicio puede a?adirse que Roberto Carlos, su mayor pretoriano entre los jugadores, sigue en su l¨ªnea de claudicaci¨®n. Presa de una tendencia natural a desertar en situaciones de crisis, el futbolista declar¨® ayer en Telemadrid que ya no aguanta la presi¨®n: "Estoy cansado. Me quiero volver a Brasil".
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