El abismo entre las dos orillas se multiplica
El 27 de noviembre de 1995, cuando se inaugur¨® la Conferencia de Barcelona, la renta media de los pa¨ªses del norte del Mediterr¨¢neo era 10 veces mayor que la del sur. Hoy, cuando se inicia una nueva conferencia destinada a avanzar en un te¨®rico acercamiento, la diferencia viene a ser de 15 a 1: 28.550 d¨®lares en los pa¨ªses de rentas altas y 2.085 d¨®lares en los meridionales, excluido Israel, seg¨²n datos del Banco Mundial para 2004. El Mediterr¨¢neo, esa frontera donde se plasma el gran abismo econ¨®mico, religioso y cultural entre Oriente y Occidente, ha aumentado su brecha.
La poblaci¨®n inmigrante surmediterr¨¢nea ha crecido, entretanto, considerablemente en los pa¨ªses de la UE, hasta totalizar 5,8 millones de individuos, sin incluir los de situaci¨®n irregular, seg¨²n el Informe de 2005 sobre Migraciones Mediterr¨¢neas elaborado por el Instituto Universitario Europeo. El 75% de estos ciudadanos reside en Francia y Alemania, pero el instituto ha elegido Holanda, el tercer pa¨ªs europeo de inmigraci¨®n, por delante de Espa?a e Italia, como ¨ªndice del desarrollo de un proceso que, seg¨²n ese baremo, registra un crecimiento del 3,5% anual entre 1993 y 2005.
Los entusiastas del proceso de Barcelona subrayan, sin excepci¨®n, que ¨¦ste es el ¨²nico foro internacional que re¨²ne a palestinos e israel¨ªes
Entre 1995 y 2007, los pa¨ªses del Sur recibir¨¢n 11.700 millones de euros de los fondos MEDA, creados espec¨ªficamente para su desarrollo
En concreto, la poblaci¨®n marroqu¨ª asentada en Europa se ha duplicado durante ese periodo, hasta los tres millones de inmigrantes, con un aumento del 6,3% anual, cinco veces mayor que el 1,3% anual en que se cifra el avance demogr¨¢fico de Marruecos durante el plazo indicado.
En un colectivo pol¨ªtico que engloba a Marruecos, Argelia, T¨²nez, Egipto, Jordania, Siria, L¨ªbano y Turqu¨ªa, aunque esta ¨²ltima est¨¦ entrando ya en la consideraci¨®n de pr¨®ximo socio, los reg¨ªmenes han evolucionado en algunos casos, pero no de manera profunda, sin cambiar fundamentalmente.
Y los conflictos regionales, que han condicionado hasta bloquear en la pr¨¢ctica las esperanzas de di¨¢logo abiertas hace 10 a?os, se han agravado. Dejando al margen el contencioso de Turqu¨ªa con Chipre, encauzado a trav¨¦s de la Uni¨®n Europea, a la que el primero pretende adherirse y de las que el segundo ya es socio, poco hay que argumentar sobre el conflicto palestino-israel¨ª ni sobre el del S¨¢hara para sustentar esta tesis.
El deterioro del primero es evidente, por grande que se quiera ver la ventana de oportunidad abierta tras el desenganche israel¨ª de Gaza. Igualmente notorio es el aumento de la tensi¨®n en torno al S¨¢hara; el consiguiente agravamiento de las relaciones entre Argelia y Marruecos, lanzadas hacia un nuevo m¨ªnimo hist¨®rico, y el efecto perverso de esta situaci¨®n sobre la Uni¨®n del Magreb ?rabe (UMA), el proyecto norteafricano de integraci¨®n regional que, desde su fundaci¨®n en 1989, no ha despegado de los papeles. En la Conferencia de Barcelona se se?al¨® que los procesos de integraci¨®n regional son fundamentales para el ¨¦xito del di¨¢logo euromediterr¨¢neo.
Si a todo esto se a?ade las sensibilidades sociales y la preocupaci¨®n estrat¨¦gica suscitada en Europa por los atentados del 11-S; los sucesivos ataques en Madrid y Londres, reivindicados en nombre del islamismo integrista, que dificultan la alianza entre civilizaciones; las revueltas de inmigrantes de segunda generaci¨®n en Francia, y las presiones a?adidas que la inmigraci¨®n subsahariana genera entre los dos polos del proceso, la conclusi¨®n no puede ser optimista: el sue?o recogido en la Declaraci¨®n de Barcelona de construir "un ¨¢mbito de di¨¢logo, intercambio y cooperaci¨®n que garantice la paz, la estabilidad y la prosperidad" parece alejarse una d¨¦cada despu¨¦s de que fuera formulado.
Panorama complicado
Bernardino Le¨®n, secretario de Estado de Asuntos Exteriores, n¨²mero dos efectivo del ministerio que dirige Miguel ?ngel Moratinos, reconoce, al menos en parte, esta situaci¨®n cuando comenta que "las circunstancias de 1995 y de 2005 son muy distintas. Cuando se celebr¨® Barcelona I, se acababan de firmar los acuerdos de paz israelo-palestinos, los laboristas gobernaban Israel y Europa acababa de dejar atr¨¢s el periodo muy dif¨ªcil de la guerra en Yugoslavia. Era mucho m¨¢s f¨¢cil trabajar que hoy, con un panorama muy complicado en Oriente Pr¨®ximo, diferencias de renta crecientes entre las dos orillas del Mediterr¨¢neo, problemas migratorios acuciantes, etc¨¦tera".
Pero su veredicto no es pesimista, porque entiende que, "pese a todo, se han logrado cosas importantes" en la preparaci¨®n de este d¨¦cimo aniversario. "Se ha conseguido convocar esta conferencia de Barcelona como cumbre de l¨ªderes
[las anteriores reuniones del proceso fueron conferencias ministeriales], lo que era un viejo objetivo, y, pese a las circunstancias, su contenido va a ser m¨¢s importante que el de 1995".
El mero hecho de que el di¨¢logo euromediterr¨¢neo contin¨²e es ya un ¨¦xito, vienen a decir los entusiastas de este proceso, que subrayan sin excepci¨®n que se trata del ¨²nico foro internacional que re¨²ne a palestinos e israel¨ªes. Pero el proceso de Barcelona naci¨® con la voluntad expl¨ªcita de no dedicarse a resolver los conflictos regionales, ya enfocados desde otras organizaciones.
En la pr¨¢ctica, cada una de sus reuniones dedica una atenci¨®n relevante al conflicto de Oriente Pr¨®ximo, y la redacci¨®n de la resoluci¨®n correspondiente es siempre -lo est¨¢ siendo tambi¨¦n en la preparaci¨®n de la cumbre actual- el problema que absorbe el grueso de los esfuerzos diplom¨¢ticos. En cambio, el conflicto del S¨¢hara jam¨¢s ha sido siquiera mencionado, lo que no puede entenderse m¨¢s que como una expresi¨®n de la sensibilidad de los pa¨ªses ¨¢rabes sobre estos asuntos.
La particular sensibilidad de los pa¨ªses del Norte se manifiesta, en cambio, bajo la forma de frecuentes protestas por la magnitud de las ayudas comunitarias conferidas en este marco y la escasa relevancia relativa de los resultados obtenidos.
Euros para el desarrollo
El proceso de Barcelona va a suponer, entre 1995 y 2007, 11.750 millones de euros para los pa¨ªses del Sur, bajo forma de fondos MEDA, creados espec¨ªficamente para su desarrollo. Los cr¨¦ditos a la misma zona del Banco Europeo de Inversiones (BEI) representan en el mismo periodo otra cantidad muy pr¨®xima a la de los MEDA, muy relevante en todo caso.
Dado este balance, ?ten¨ªa que meterse Espa?a a descubrir el Mediterr¨¢neo? Manuel Montobbio, diplom¨¢tico con responsabilidades en la ¨²ltima presidencia espa?ola de la UE, ha explicado que el Proceso de Barcelona tuvo la funci¨®n de culminar la transici¨®n exterior espa?ola, tras cuatro d¨¦cadas de dictadura, dotando a la nueva democracia de una segunda pata sobre la que sustentar su presencia pol¨ªtica en el mundo. La otra es la iberoamericana, definida en 1990 con el sistema de las cumbres anuales.
Espa?a ha sido, por estos motivos, el verdadero motor de la pol¨ªtica europea en un mar que marca la mayor brecha econ¨®mica, cultural y religiosa del mundo, el principal frente hist¨®rico en las dif¨ªciles relaciones entre Oriente y Occidente. A ella se debe el impulso inicial de un proceso que, en 1995, super¨® con creces las ambiciones de cuanto la Uni¨®n Europea hab¨ªa intentado hasta entonces en el ¨¢mbito euromediterr¨¢neo.
Luego, en 2002, aprovechando otro turno de presidencia europea, se empe?¨® en "revitalizar" un proyecto que hac¨ªa agua y esa determinaci¨®n reaparece ahora, con ocasi¨®n del d¨¦cimo aniversario. Muestra del inter¨¦s espa?ol es que esta cumbre de Barcelona ser¨¢ la primera reuni¨®n de l¨ªderes de la UE que no se celebra ni en Bruselas, ni en el pa¨ªs de la presidencia, en este caso el Reino Unido.
No puede decirse que el trabajo de estos a?os no haya dado resultados. De hecho, todos los compromisos concretos se han ido cumpliendo: se ha mantenido el di¨¢logo pol¨ªtico y cultural, a trav¨¦s de siete conferencias ministeriales realizadas; se han perfeccionado los mecanismos de cooperaci¨®n econ¨®mica y financiera, como se ha dicho; en cumplimiento del Plan de Acci¨®n, aprobado en Valencia hace dos a?os, se ha creado la Asamblea Parlamentaria Euromediterr¨¢nea, la Fundaci¨®n Anna Lindh para el Di¨¢logo de las Culturas y ha entrado en vigor la Facilidad para el Partenariado y la Inversi¨®n Euromediterr¨¢nea (Femip), un recurso financiero del BEI que queda todav¨ªa lejos del proyectado Banco Euromediterr¨¢neo.
La cuesti¨®n es si estos instrumentos est¨¢n a la altura de los imponentes objetivos planteados, de la intenci¨®n de inducir reformas y aproximaciones efectivas que hagan del Mediterr¨¢neo un verdadero Mare Nostrum, el magma de una regi¨®n homog¨¦nea y volcada en el di¨¢logo entre diversos.
Las cifras, siempre tozudas, indican que la inversi¨®n europea sigue sin fluir significativamente hacia el sur. El Magreb s¨®lo ha absorbido entre 1998 y 2003 el 1,3% de la inversi¨®n de la UE en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. S¨®lo el 2,6% del comercio exterior de los pa¨ªses del sur del Mediterr¨¢neo se realiza, por otro lado, entre ellos mismos, frente al 60%, 70% y m¨¢s que los pa¨ªses europeos trafican dentro de su propio ¨¢mbito. La Cumbre de Barcelona ratificar¨¢, sin embargo, el objetivo de crear una zona de libre comercio para 2010.
Las fracturas sociales y culturales se reflejan mejor a trav¨¦s del contraste entre las visiones que predominan en cada una las dos orillas acerca del proceso mismo. Aviv Ben Yahia, hasta hace poco ministro de Asuntos Exteriores de T¨²nez, se quejaba hace dos a?os, con ocasi¨®n de una conferencia que pronunci¨® en el Real Instituto Elcano, de que la cooperaci¨®n euromediterr¨¢nea pretende, sobre todo, "la puesta en marcha de los objetivos que interesan principalmente a la Uni¨®n".
El ministro tunecino reprochaba especialmente la insistencia europea en los temas de "terrorismo, las migraciones y los intercambios de poblaci¨®n", con un enfoque que descuida la lucha contra la xenofobia, la intolerancia y el racismo, y valora insuficientemente la importancia del desarrollo econ¨®mico para la seguridad.
El ministro advirti¨® que la cooperaci¨®n sobre pol¨ªtica de seguridad en sentido estricto no podr¨¢ ponerse en marcha "hasta que lo permitan las condiciones del proceso de paz en Oriente Pr¨®ximo", cosa que en efecto ha ocurrido con la Carta Euromediterr¨¢nea de la Paz y la Estabilidad, documento largamente negociado, y ya redactado, pero que, seg¨²n las sucesivas conferencias ministeriales, no ser¨¢ adoptado "hasta que la situaci¨®n lo permita".
Ayudas insuficientes
Ben Yahia atribuy¨® incluso el fracaso palestino-israel¨ª a "la tendencia a contemporizar" del cuarteto integrado por la UE, la ONU, EE UU y Rusia. Tambi¨¦n se quej¨® de que las ayudas asignadas a la cooperaci¨®n euromediterr¨¢nea "son insuficientes", una cr¨ªtica muy compartida en el Sur; por ejemplo, por el actual ministro de Educaci¨®n de Marruecos, Habib el Malki, quien tambi¨¦n ha lamentado que el nivel de la inversi¨®n europea en el Mediterr¨¢neo meridional sigue siendo bajo.
Juan Badosa, ex vicepresidente ejecutivo de Repsol-YPF y actual presidente de la Compa?¨ªa Espa?ola del Seguro del Cr¨¦dito a la Exportaci¨®n (CESCE), representa una visi¨®n septentrional que comparte algunas de estas ideas; por ejemplo, la de que "la financiaci¨®n europea es insuficiente". Tambi¨¦n se muestra cr¨ªtico con otros aspectos del dise?o del proceso, en concreto con su enfoque m¨¢s "multibilateral" que regional, ya que la UE ha procedido a trav¨¦s de acuerdos de asociaci¨®n firmados con todos los socios del Sur, hasta hoy salvo Siria, y con el hecho de que Europa haya excluido de la negociaci¨®n del libre comercio a los productos agr¨ªcolas, una controversia que s¨®lo se est¨¢ resolviendo ahora.
Pero el hombre que, como presidente de Enagas, tuvo tambi¨¦n un papel destacado en el desarrollo del gasoducto Magreb-Europa se?ala otras causas del fracaso que los pa¨ªses del Sur no aprecian. Se refiere, en concreto, al "exceso de estatismo", y constata que, aunque la legislaci¨®n vigente en la mayor¨ªa de los pa¨ªses del sur del Mediterr¨¢neo "es perfectamente homologable sobre el papel a la europea, sus bondades liberalizadoras se estropean por las disposiciones complementarias sobre el control de cambios o, simplemente, por su aplicaci¨®n pr¨¢ctica en la mara?a administrativa".
Juan Badosa no tiene duda de que la falta de inversi¨®n es producto de la desconfianza, y constata: "Una gran parte de los problemas de confianza del empresariado europeo se refiere a los problemas sociales y pol¨ªticos vigentes en el ¨¢rea".
La competencia del Este a?ade nuevas sombras al Sur
LA COMPETENCIA DEL ESTE por los fondos europeos ha sido percibida como una amenaza constante desde el sur del Mediterr¨¢neo, y lo sigue siendo. "Este d¨¦cimo aniversario de la Conferencia de Barcelona es la oportunidad para confirmar la prioridad del Sur", afirma, por ejemplo, Salah Eddine Mezouar, ministro de Comercio de Marruecos.
La ¨²ltima ampliaci¨®n ha cambiado sustancialmente los datos del problema, ya que el Este se concreta ahora en un n¨²mero menor de pa¨ªses, como Ucrania o Moldavia, menos competitivos, en principio, que el grupo anterior, con Polonia, Hungr¨ªa o Eslovaquia. Pero la nueva pol¨ªtica de vecindad de la UE ha introducido otro elemento de inquietud, ya que, en el marco presupuestario para el periodo 2007, habr¨¢ un ¨²nico fondo para todos los vecinos. En a?os pasados, la UE ten¨ªa los fondos MEDA para el Mediterr¨¢neo y los TACIS para el Este. Ahora, todos los pa¨ªses habr¨¢n de pujar por los mismos recursos financieros.
"Se puede discutir si Europa tiene que definir sus presupuestos por regiones, pero ser¨ªa preferible que lo haga; por zonas, por pa¨ªses y por aplicaciones de la financiaci¨®n. El desarrollo no es s¨®lo cuesti¨®n de infraestructuras. Hay que sacar este tema de las manos de los Gobiernos", opina Driss Benhima, director de la Agencia de Promoci¨®n y Desarrollo del norte de Marruecos y coordinador del Comit¨¦ Averroes.
En virtud de un acuerdo alcanzado por Felipe Gonz¨¢lez y Helmut Kohl, al sur del Mediterr¨¢neo se le ha venido asignando dos tercios de lo que se destinaba al Este. Ahora, el presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, ha hablado de dos tercios para el Mediterr¨¢neo y un tercio para el Este. Espa?a pide tambi¨¦n el m¨¢ximo posible de financiaci¨®n espec¨ªficamente euromediterr¨¢nea.
En los pa¨ªses del Sur se aprecian a veces m¨¢s los recursos que no proceden directamente de los presupuestos. "La transformaci¨®n de la FEMID en Banco Euromediterr¨¢neo de Inversiones ser¨ªa un gran paso", sostiene Hassan Chami, presidente de la Confederaci¨®n de Empresas de Marruecos. La nueva filial del BEI queda todav¨ªa lejos y no es objetivo de esta cumbre, que s¨ª aprobar¨¢ una nueva FEMID, o facilidad financiera euromediterr¨¢nea, por un m¨ªnimo de 1.500 millones de euros, y quiz¨¢ m¨¢s.
Los vecinos del Sur esperan, adem¨¢s, que Europa les haga resolver los problemas de integraci¨®n regional derivados de sus propias querellas. "Es verdad que la integraci¨®n regional ha avanzado poco, pero hay presiones para que el problema se resuelva en plazos breves. Francia y Espa?a trabajan mucho en ese sentido", comenta el ministro marroqu¨ª Salah Eddine Mezouar. "Lo mejor para acelerar la integraci¨®n Sur-Sur es intensificar la integraci¨®n Norte-Sur, porque el d¨ªa en que los productos marroqu¨ªes lleguen a Argelia procedentes de Europa se ver¨¢ el absurdo, y Argelia y Marruecos comerciar¨¢n directamente", opina Hassan Chami.
En cuanto a la desconfianza de los empresarios europeos, la opini¨®n es que no est¨¢ justificada. "La base de la desconfianza son los estereotipos. Estos pa¨ªses est¨¢n haciendo un esfuerzo enorme de cambio. Negarlo ser¨ªa cerrar los ojos", asegura Mezouar. "Hay mucho prejuicio. Marruecos ha hecho en diez a?os m¨¢s que Europa en cien", apostilla el presidente de los empresarios marroqu¨ªes.
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