Ahogados en el Mediterr¨¢neo
Por extra?o que pueda parecer, esta reflexi¨®n se desencaden¨® en mi casa hace algunas semanas, a ra¨ªz de una discusi¨®n mantenida durante una comida entre amigos en el mes del Ramad¨¢n. Una ocasi¨®n en la que, de un momento a otro, me encontr¨¦ injustamente se?alada con el dedo, tachada de mala musulmana, de defender ciegamente los puntos de vista occidentales. Esto ocurri¨® porque os¨¦ emitir cr¨ªticas sobre el comportamiento de una buena parte de mis compatriotas, que sucumben pasivamente y se convierten en presa de lo que yo considero la tiran¨ªa de los movimientos que preconizan la islamizaci¨®n de la sociedad con fines puramente pol¨ªticos (opini¨®n que mis amigos consideraron una afrenta), manifestaciones tales como que el uso cada vez m¨¢s extendido del velo o la barba son reacciones naturales a las constantes frustraciones a las que se enfrenta a diario una buena parte de los habitantes de esta parte del mundo ¨¢rabe-musulm¨¢n. Y este comportamiento se puede interpretar como una especie de huida de la realidad y, por consiguiente, como la b¨²squeda de un refugio concedido por la religi¨®n. Una opini¨®n entre muchas otras emitidas estos d¨ªas.
Sin embargo, al estar en juego el hecho de que este tipo de declaraciones haya podido suscitar reacciones adversas y ataques en personas que yo consideraba modernas y abiertas, ?qu¨¦ es lo que ha ocurrido? ?Por qu¨¦ de un momento a otro incluso los m¨¢s moderados reaccionan a flor de piel a la m¨ªnima cr¨ªtica y se convierten en defensores de las ideas lanzadas por las corrientes fundamentalistas? ?Por qu¨¦ emitir declaraciones ofensivas diciendo que no soy una buena musulmana? Por otra parte, y por pura iron¨ªa de la suerte, unos d¨ªas antes uno de mis amigos europeos critic¨® tambi¨¦n mi comportamiento, que seg¨²n ¨¦l est¨¢ excesivamente influido por el islam. La de reflexiones y discusiones que pueden nacer de un dilema semejante entre tendencias irreconciliables. No se trata, evidentemente, de determinar si soy buena o mala musulmana, adepta de una religi¨®n o del agnosticismo, sino m¨¢s bien de lo que hay que hacer en nuestros d¨ªas para preservar la independencia de las posturas e ideas propias, para preservar una forma de vida moderna que sea tambi¨¦n aut¨¦ntica y representativa de nuestra historia y nuestras tradiciones, y finalmente, de c¨®mo evitar adem¨¢s ser el blanco de ataques virulentos procedentes de todas direcciones y de ser clasificado como partidario de tal o cual ideolog¨ªa cuando se trata de debatir sobre temas controvertidos o espinosos.
En un momento en que las tensiones entre Norte y Sur no dejan de aumentar y el abismo cultural entre estas dos regiones se hace cada vez m¨¢s profundo, sin duda estas preguntas salen a la superficie. Y esto ocurre porque ¨¦ste es un momento en el que a la mayor¨ªa de la gente (bien sea en el Norte o en el Sur) le resulta cada vez m¨¢s f¨¢cil parapetarse detr¨¢s de falsas certezas, caer en sus trampas de identidad a veces poco saludables y convertirse en presa de los discursos extremistas.
?C¨®mo hacer que sobreviva un discurso razonable de apertura, de di¨¢logo o de intercambio mutuo cuando las partes en cuesti¨®n prefieren replegarse sobre s¨ª mismas? Y, por ¨²ltimo, ?cu¨¢l ser¨ªa el lugar concedido a todos los que pueden y desear¨ªan desempe?ar un papel de puente entre las diferentes creencias y culturas, todos los que prefieren destacar las semejanzas entre los seres, las religiones y las culturas en lugar de sus diferencias? Se?alados con el dedo y destinados a la exclusi¨®n, desgarrados entre el Norte y el Sur, estos seres se arriesgan a un destino sombr¨ªo: el de encontrarse ahogados en el fondo del Mediterr¨¢neo.
Traducci¨®n de News Clips.
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