Aduaneros Sin Fronteras
Primero fue un chiste contra aquel alud de ONG caritativas y vaticanas, pero ahora mismo es una necesidad. El mundo en general, y Europa (talla XXL) muy en concreto, necesita una ONG que se llame precisamente as¨ª, Aduaneros Sin Fronteras, para atacar los in¨¦ditos problemas de tr¨¢nsito en la globalizaci¨®n sin fronteras.
Partamos de la base de que la globalizaci¨®n se demuestra andando. Es decir, transitando como Pedro por su casa de un pa¨ªs al otro, de un continente al otro, de un Estado al siguiente, de una autonom¨ªa de raza federal a una regi¨®n de casta regional. Ya lo dijo Steiner: "Los ¨¢rboles tienen ra¨ªces, pero los hombres tienen piernas". Esto que llamamos homo sapiens se fabric¨® de la manera m¨¢s tonta: cuando un mono, harto de trepar por los ¨¢rboles, se puso en pie, escrut¨® el horizonte (hacia el este) y decidi¨® estirar las piernas harto de la posici¨®n vegetal. Ah¨ª est¨¢ la fuerza primigenia de la globalizaci¨®n, y cuando luego surgieron las fronteras virtuales de las naciones, los Estados, los imperios o las religiones, mucho m¨¢s infranqueables que las fronteras naturales, no s¨®lo empez¨® el l¨ªo hist¨®rico, sino que se fren¨® la evoluci¨®n. El hombre naci¨® moreno y andar¨ªn, y por esa raz¨®n, que tenemos grabada en nuestro c¨®digo gen¨¦tico, su bioqu¨ªmica no soporta las aduanas y se estresa ante los aduaneros y las vallas fronterizas.
Los ¨²nicos problemas graves de esta globalizaci¨®n, que ante todo promet¨ªa minimalismo aduanero, est¨¢n justamente en ese nuevo barroquismo de raza kafkiana que nos ha surgido en las fronteras del mundo sin fronteras. Se dijo y repiti¨® que luego de la ca¨ªda de los bloques ideol¨®gicos y de la globalizaci¨®n -dos buenas noticias- hab¨ªa un par de profesiones sin futuro: los esp¨ªas y los aduaneros. Basta ojear los titulares para comprobar que todos los follones derivan de la falta de reciclaje de esas dos profesiones. Los viejos esp¨ªas, que s¨®lo eran biling¨¹es respecto al ingl¨¦s y al ruso, se encontraron con que no sab¨ªan una sola palabra de ¨¢rabe cl¨¢sico o dialectal, y que eran incapaces de disfrazarse de enemigo porque la chilaba les sentaba fatal y eran rubios de doble uso. Es m¨¢s, el ¨²nico problema serio que tiene Bush, despu¨¦s de su sarta de barbaridades y de haber batido el r¨¦cord de mentiras, lo tiene por culpa de una 007.
En cuanto a los aduaneros, ya digo, urge reconvertir el chiste en una ONG laica (Aduaneros Sin Fronteras: ASF) para poner un poco de sensatez en este nuevo globo sin fronteras. Porque todo lo que sucede ahora mismo es asunto de fronteras: las vallas altas y mortales de Melilla; las pateras de Canarias y Brindisi; el auge euroamericano de la extrema derecha racista; la implosi¨®n de los barrios franceses (versi¨®n Sarkozy); el muro que encierra Palestina; el blindaje a cal, canto e inform¨¢tica de las aduanas norteamericanas; las nuevas barreras comerciales para impedir la libre circulaci¨®n de mercanc¨ªas chinas, pelis europeas o productos inform¨¢ticos indios y coreanos?
Ya s¨¦ que, en este nuevo contexto aduanero de la glo- balizaci¨®n, mi peque?a experiencia sonar¨¢ fr¨ªvola, pero es la ¨²nica que tengo para argumentar la creaci¨®n de la nueva ONG. Influido por la maravillosa prosa de Vicent (el Mediterr¨¢neo es el Centro) me he dedicado estos ¨²ltimos tiempos a triangular por Espa?a, Francia e Italia con el pasaporte en regla y sin nada que ocultar en las maletas. El caso es que siempre me detienen en las fronteras inexistentes. Es cierto que en teor¨ªa ya no tienes que hacer colas, y concretamente dos, la de la identificaci¨®n ante los gorros policiacos y la de las oficinas de cambio monetario. Pero si medimos por colas la libre circulaci¨®n por el Centro de Vicent, y es de lo que se trata, hemos salido perdiendo. El tiempo ahorrado lo hemos ganado con esas nuevas colas, controles y caos fronterizos.
Si vas como por el Mediterr¨¢neo en plan vuelo barato comprado en Atr¨¢palo.com, ya sabes a lo que te arriesgas. Al overbooking, a los retrasos y cancelaciones sin disculpas ni reembolsos, al aterrizaje en aeropuertos de urgencias y al maldito asiento ni ventana ni pasillo. Esto es lo normal. Lo anormal son los distintos m¨¦todos que la Europa unida utiliza para combatir el terrorismo isl¨¢mico, y que tambi¨¦n producen colas desmoralizantes. Existen varias versiones europeas. Hay arcos detectametales que pitan por tus c¨¦ntimos de euro, otras aduanas en las que tienes que quitarte el cintur¨®n o cosas peores (los sostenes con ballenas met¨¢licas) y existen algunos arcos que se disparan por los chips de tus tarjetas de cr¨¦dito. Con los t¨²neles del escaner que fisga tus maletas es el mismo estr¨¦s fronterizo. Los de Italia tienen rigurosamente prohibido los corta¨²?as y las minitijeras. En los franceses, el peligro islamista est¨¢ concentrado en los sprays para despu¨¦s del afeitado, lacas y dem¨¢s aerosoles. El escaner de mi pueblo, sin embargo, cree que puedes secuestrar aviones con cuchillas de afeitar Gillete, viejo formato.
Y entonces te preguntas dos cosas. ?Ser¨ªa mucho pedir que Sarzkozy, Pisinau y Alonso unificaran sus fronteras mediterr¨¢neas en su lucha contra el terrorismo? Pero sobre todo te preguntas qu¨¦ clase de estr¨¦s mortal est¨¢n creando las aduanas de esta globalizaci¨®n sin fronteras con sus nuevos muros de Berl¨ªn, sus vallas met¨¢licas, sus barreras inform¨¢ticas, sus paredes de cemento y sus cercados electr¨®nicos.
Aduaneros Sin Fronteras, ya, y de paso, si no es mucho pedir, Esp¨ªas Sin Fronteras.
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