Cuatro metros en un fuera de banda
Quimet Rif¨¦ recuerda emocionado el partido en que marc¨® a George Best en Sevilla
Joaqu¨ªm Rif¨¦ (Barcelona, 1943) se tiene prohibido hablar del Bar?a y de f¨²tbol con los periodistas desde su salida del Camp Nou en 2003.
?Es para que me cuente c¨®mo vivi¨® el partido en qu¨¦ marc¨® a George Best?, interviene el periodista. "?Ah!", replica entonces. "No me perdonar¨ªa en la vida poder hablar de Best y morderme la lengua". Y Quimet no para. "Era un futbolista excepcional desde todos los puntos de vista, y nunca presumi¨® de lo bien que jugaba, sino de otras cosas. Me impact¨® y le admir¨¦ tanto que durante un tiempo mantuvimos una cierta relaci¨®n a trav¨¦s de una tercera persona que conoc¨ªa a ambos. Tal era su grandeza que yo le incluir¨ªa entre los tres mejores de la historia del f¨²tbol. Jam¨¢s olvidar¨¦ el partido en que me emparejaron con Best".
Ocurri¨® el 11 de noviembre de 1970 en el S¨¢nchez Pizju¨¢n de Sevilla. Espa?a enfrentaba a Irlanda del Norte, en partido de clasificaci¨®n para el Europeo, y el seleccionador Laszi Kubala mand¨® a Rif¨¦, que vest¨ªa la zamarra del 2, una marca al hombre sobre Best mientras Sol actuaba de lateral derecho y Violeta de volante izquierdo. "Un a?o antes, en una eliminatoria de la Recopa ante el Colonia, Salvador Artigas, el entrenador del Bar?a, me quit¨® del puesto de extremo derecha y me puso sobre Overath. Quer¨ªa aprovechar mi velocidad para neutralizar al mejor jugador alem¨¢n y me convert¨ª de por vida en un lateral o centrampista marcador", relata Rif¨¦. "Kubala me encarg¨® que tomara a Best, que procurara eliminarlo del partido, por decirlo de mala manera, y si bien ganamos a Irlanda por 3 a 0, con goles de Rexach, Pirri y Luis, Best se exhibi¨® como era su costumbre. Estuve muy encima suyo hasta el descanso porque despu¨¦s pas¨¦ a jugar durante un rato de extremo. Procur¨¦ marcarle, pero m¨¢s que nada lo que hice fue admirarle".
El ex jugador y ex entrenador azulgrana, que pr¨¢cticamente se despidi¨® aquel d¨ªa de la selecci¨®n, recuerda hasta tres jugadas de Best: en una sent¨® a cuatro jugadores espa?oles para asistir a Todd, que remat¨® sobre el cuerpo de Iribar, muy exigido y especialmente acertado contrariamente a lo que pueda dar a entender el marcador; en otra dispar¨® sin parar al poste; y "a m¨ª me sac¨® cuatro metros en un saque de banda". "?Sabe qu¨¦ significa tal ventaja?", reitera. "Fue a buscar la pelota que manoseaba un compa?ero suyo, me amag¨® a un lado, me hizo un quiebro, y sali¨® por el otro costado: se me fue, me dej¨® muy atr¨¢s, y cre¨® una ocasi¨®n de gol de la nada. Nunca olvidar¨¦ la jugada. Best era r¨¢pido, era inteligente, era un crack y, adem¨¢s, era una persona sencilla. Le gustaba vivir la vida, de acuerdo, pero de trato era normal, para nada pedante. Ten¨ªa un regate y un cambio de ritmo excepcionales, Toda su trayectoria como jugador y como persona me resulta especialmente emocionante". "Me satisface especialmente que ahora se le dedique toda la atenci¨®n informativa que mereci¨®", acaba Quimet. "Aunque ya la tuvo en su d¨ªa, es bueno recuperarla para que en todo el mundo se sepa de su leyenda".
No s¨®lo Rif¨¦, tres a?os mayor que Best, qued¨® impresionado por jugar contra el extremo norirland¨¦s sino tambi¨¦n su compa?ero de equipo Carles Rexach. "Ha sido uno de los grandes", corrabora Charly. "Un enfant terrible, un rebelde, un gran personaje, y tambi¨¦n un futbolista singular y ¨²nico, un fuera de serie. Lo ten¨ªa todo: era r¨¢pido, regateador, h¨¢bil y, adem¨¢s, met¨ªa goles". Y, en sinton¨ªa con Rif¨¦, Rexach remacha: "Adem¨¢s, en el campo, era educado y para nada engre¨ªdo".
George Best no necesit¨® batir a Iribar para que su partido en el S¨¢nchez Pizju¨¢n sea recordado eternamente para cuantos se declaran amantes del f¨²tbol.
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