El exterior del interior
Pese a no haber alcanzado los resultados ambiciosos que se propuso 10 a?os atr¨¢s, el proceso de asociaci¨®n euromediterr¨¢nea de Barcelona se hab¨ªa quedado peque?o. Hay problemas que se han agravado y otros nuevos: la inmigraci¨®n y el terrorismo no eran entonces centrales; ahora lo son. Los sucesos de las vallas de Ceuta y Melilla han puesto de relieve, en otras cosas, que Marruecos ya no es s¨®lo parte del problema, sino tambi¨¦n de la soluci¨®n, y que la verdadera frontera de Europa no est¨¢ ya a las puertas de la UE, sino en sus vecinos inmediatos, sin ignorar que una parte de los flujos ilegales vienen de estos ¨²ltimos en la contig¨¹idad m¨¢s desigual del mundo. En cuanto al nuevo terrorismo, no conoce fronteras. No es internacional sino transnacional. Y por ello la zona de Seguridad (no de Libertad, como en la UE) y Justicia que se pretende abarque todo el Mediterr¨¢neo debe ser construida con solidez. Claro que antes debe haber un acuerdo real al menos sobre los conceptos, y los pa¨ªses ¨¢rabes deben mostrar m¨¢s inter¨¦s que el ins¨®litamente reflejado en su bajo nivel de participaci¨®n en esta cumbre.
De Barcelona ha de salir hoy un nuevo compromiso para crear una zona de libre cambio entre Europa y el resto del Mediterr¨¢neo, en el horizonte de 2010; es decir, ma?ana. Pero si ni siquiera se ha podido impulsar el comercio entre los pa¨ªses de la ribera sur. Entre Marruecos y Argelia, cuya frontera com¨²n sigue cerrada por razones pol¨ªticas, no representa m¨¢s del 5% de su actividad econ¨®mica exterior. ?se ha sido quiz¨¢s el mayor fracaso del Proceso de Barcelona, que si ¨¦xito ha de tener en su nueva etapa debe evitar volver a alentar, no intencionadamente, s¨®lo una relaci¨®n bilateral entre estos pa¨ªses y la UE, para fomentar una mayor integraci¨®n entre ellos, sin la cual no habr¨¢ ni prosperidad, ni seguridad.
El momento es distinto, con un nuevo inter¨¦s de EE UU en la zona a trav¨¦s de su plan del Gran Oriente Medio. Los proyectos pueden llegar a ser complementarios. Sin embargo, los objetivos inmediatos son distintos. Europa quiere impulsar los derechos humanos y la democracia, pero no forzarlos. EE UU estaba pensando dinamizar la modernizaci¨®n y democratizaci¨®n de los pa¨ªses ¨¢rabes y algo m¨¢s all¨¢. El faro iba a ser Irak. Ya no. Los propios pa¨ªses de la zona, como qued¨® claro en una reciente reuni¨®n en Bahrein, ven en el caso de Irak justamente el ejemplo del peligro que se corre al tratar de imponer la democracia desde fuera.
En Egipto, el pa¨ªs ¨¢rabe m¨¢s poblado y primer receptor de ayuda americana de la zona, tras Israel, un peque?o resquicio en unas elecciones controladas est¨¢ beneficiando a los Hermanos Musulmanes. Tambi¨¦n entre los palestinos avanza Ham¨¢s. Desde Jordania a Mauritania, y salvo en Argelia, donde ha sido suprimida por las armas, la alternativa integrista musulmana, diferente de la de hace cinco lustros, crece. En esto Irak tambi¨¦n marca una pauta, que habr¨ªa de confirmarse en las elecciones del 15 de diciembre: un nuevo r¨¦gimen islamista, al menos en grandes partes del pa¨ªs. En todo caso, el inmovilismo no es una alternativa pues acabar¨ªa reventando. Justamente por todo ello, el Proceso de Barcelona, ahora renovado, puede ser un marco en el que articular y controlar estas tendencias.
En toda esta ecuaci¨®n del continente l¨ªquido que es el Mediterr¨¢neo ha cambiado otra variable con la apertura de negociaciones de la UE para la adhesi¨®n -llegue o no- de Turqu¨ªa. El concepto de vecindad cambia por el Este. Y pa¨ªses como Marruecos no quieren verse en el mismo saco para los europeos que Irak o L¨ªbano. Tampoco le conviene ni a la UE en general ni a Espa?a en concreto. Por eso la idea de integrar a Marruecos (y otros pa¨ªses) en todo lo que sea posible de las pol¨ªticas de la Uni¨®n, salvo en las instituciones, no es descabellada. Pues hoy este Mediterr¨¢neo de Barcelona es el exterior de nuestro interior; no ya el interior del exterior, donde Foucault dec¨ªa que se encerraba a los insensatos; en este caso, a los desesperados.aortega@elpais.es
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