"Dickens es muy duro, pero tambi¨¦n sarc¨¢stico e ir¨®nico"
Roman Polanski (Par¨ªs, 1933) ha tenido varias vidas. La de joven iconoclasta que romp¨ªa con los moldes del realismo socialista en Dos hombres y un armario (1958) o El cuchillo en el agua (1962), la de cineasta que maridaba teatro del absurdo y nouvelle vague en Cul-de-sac (1966), la de profesional que se adapta a todo como en El baile de los vampiros (1967), la de joven prodigio que renueva el g¨¦nero -La semilla del diablo (1968)- o le rinde homenaje -Chinatown (1974). Despu¨¦s, dramas personales le llevaron a otro tipo de variaciones, ya fuese un estupendo ejercicio de humor negro en El quim¨¦rico inquilino (1976), la pr¨¢ctica de una muy elegante adaptaci¨®n literaria -Tess (1979)- o un brillante discurso autobiogr¨¢fico camuflado tras la peripecia de otros: El pianista (2002). Todos esos hitos han ido revelando con el tiempo un cineasta m¨¢s y m¨¢s cl¨¢sico, m¨¢s y m¨¢s s¨®lido, digno heredero de una transparencia narrativa que ya casi nadie practica. Oliver Twist, adaptaci¨®n de la obra de Dickens, que se estrena en Espa?a el pr¨®ximo viernes y que hoy presenta en Madrid el director, es de momento el ¨²ltimo jal¨®n de esta carrera.
Pregunta. ?Qui¨¦n est¨¢ en el origen de Oliver Twist? ?Es un proyecto de productor o un deseo personal?
Respuesta. Tras rodar El pianista ten¨ªa ganas de hacer una pel¨ªcula que fuese para todos los p¨²blicos, una historia que incitase a los mayores a llevar a sus hijos al cine, y no al rev¨¦s, como ahora sucede tantas veces. Fue mi mujer, Emmanuelle Seigner, quien me sugiri¨® adaptar un Dickens. Ella sabe lo mucho que me gusta el novelista brit¨¢nico y que soy un enamorado de Oliver Twist, pero yo me resist¨ªa porque era un libro que ya hab¨ªa sido adaptado a la pantalla. Y recientemente, cre¨ªa yo. Pero no era as¨ª. El musical de Carol Reed es de 1968, es decir, que ya hay dos generaciones sin una adaptaci¨®n propia del libro.
P. Respecto a la versi¨®n de Carol Reed, pero tambi¨¦n a la de David Lean de 1948, usted incluye una visita del protagonista a la c¨¢rcel.
R. Tiene raz¨®n, en las pel¨ªculas anteriores ha sido obviada, pero est¨¢ en el libro y a m¨ª me parece importante. Cuando quiero convertir un libro en pel¨ªcula es porque me gusta el libro, no porque desee modificarlo, cambiar cosas. He quitado lo que corresponde a los imperativos comerciales del XIX, la cuesti¨®n folletinesca, relativa a la identidad de los padres de Oliver y el suspense en torno a ello, pero la visita a la c¨¢rcel, para ver a Fagin, se me antojaba muy importante. Ah¨ª queda claro que Oliver ha crecido, ha superado una serie de pruebas, comprende mejor el mundo, pero no por ello se ha dejado corromper por ¨¦l.
P. La manera de tratar los personajes, de dirigir a los actores alej¨¢ndoles de todo naturalismo, es muy peculiar.
R. ?Est¨¢ en Dickens! F¨ªjese en su lenguaje, en su manera de hablar, que es muy precisa y justa. En Dickens hay un gran gusto por el detalle. Se nota que hab¨ªa sido periodista, que hab¨ªa hecho cr¨®nicas judiciales, que sab¨ªa escuchar a unos y a otros. Los di¨¢logos salen de su talento para perfilar los personajes a partir de sus acentos, vocabulario, ritmo y ¨¦nfasis. Todo Londres se daba cuenta de que ¨¦l captaba la realidad de la ¨¦poca. La novela se public¨® por entregas y la gente se agolpaba, desde el alba, junto a los quioscos para poder comprar el ejemplar de la continuaci¨®n. Dickens es muy duro, pero tambi¨¦n sarc¨¢stico e ir¨®nico, tiene mucho sentido del humor.
P. Usted filma sin apenas mover la c¨¢mara, dejando a los actores que respiren...
R. ?Me est¨¢ acusando de ser un cineasta acad¨¦mico? ?Pero si pertenezco a la Academia de Bellas Artes! En mi Oliver Twist hay muy poco twist, es cierto; los planos no se multiplican como en esos filmes que parecen macedonias de frutas, ni la c¨¢mara baila en picados y contrapicados. Hay una historia que contar, unos personajes que hacer existir, un decorado que habitar. Y mi trabajo consiste en contar, dar vida y habitar, es decir, en dirigir. Ya s¨¦ que cuando se rueda publicidad se filma todo desde ocho ¨¢ngulos distintos, pero en el cine debes saber cu¨¢l es el ¨¢ngulo bueno desde el principio y no perder el tiempo rodando los otros. Si lo haces, luego, el productor, aunque s¨®lo sea para justificar el dinero gastado, querr¨¢ montar un poquito de cada plano.
P. Dirigir a los actores parece ser su mayor placer y preocupaci¨®n.
R. Utilizo el gui¨®n como un manual que sirve de modo de empleo. No hay que perder tiempo. Hay todo un equipo que espera, y si no se rueda se pierde dinero y se gana aburrimiento. Eso no significa que vaya al plat¨® con una story board bajo el brazo, pues eso ser¨ªa como ir por el mundo con una idea fija, sin interesarte por la realidad, que es m¨¢s rica que tus a prioris. Dibujo los planos o las secuencias s¨®lo cuando incluyen efectos especiales complejos y reclaman la participaci¨®n de mucha gente del equipo. Entonces el boceto permite expresarse con precisi¨®n, es casi obligado. Normalmente llego al plat¨® y les pido a los actores que muestren c¨®mo ven ellos mismos la secuencia. Casi siempre se colocan en el lugar adecuado. Si se equivocan, yo tengo que darme cuenta. Despu¨¦s de ver su peque?a representaci¨®n decido c¨®mo planificar. Y tambi¨¦n todo es muy r¨¢pido, porque no hay mil planificaciones posibles.
P. ?En qu¨¦ medida el drama de Oliver Twist le parece contempor¨¢neo?
R. El Londres del XIX es la ciudad m¨¢s grande del mundo y crece a una velocidad vertiginosa; cada d¨ªa cambian sus l¨ªmites, llegan a ella miles de personas que no tienen ni trabajo ni techo, que piensan que all¨ª va a cambiar su vida. Esa situaci¨®n se da hoy en algunas ciudades latinoamericanas o en zonas de Asia. Un chaval puede llegar ah¨ª, solo, y vivir algo muy parecido al h¨¦roe de Dickens. Los paralelismos con lo que existe en la actualidad no son imposibles. Es verdad que ahora la tendencia ser¨ªa a mostrar otras cosas, mostrar que los ni?os se masturban, que los viejos quieren violarles y que existen redes de prostituci¨®n infantil. De la misma manera, hoy se tiende a mostrar la violencia en primer plano, pero eso no es Dickens y yo no he querido hacerlo.
P. El filme es duro porque lo es la historia, pero no es complaciente con la violencia.
R. ?No me hable de violencia! Lo m¨¢s complicado es saber qu¨¦ hacer con las demandas de las compa?¨ªas de aviaci¨®n que luego han de explotar el filme. Las internacionales a¨²n son comedidas, pero las de las compa?¨ªas estadounidenses son rid¨ªculas. Por ejemplo, no quer¨ªan que Oliver tuviera sangre en los labios despu¨¦s de recibir un pu?etazo. Ni que se oyera gru?ir al perro despu¨¦s de que Bill Sykes le hubiera lanzado una patada. La sangre es una obsesi¨®n. F¨ªjese en la ¨²ltima versi¨®n de las aventuras de El Zorro: pueden ensartar a cuantos hombres se quiera, pero no hay sangre. ?La aviaci¨®n est¨¢ a favor de una violencia est¨¦ril!
P. El filme ha sido rodado en su pr¨¢ctica totalidad en estudios checos.
R. En los de Barradonov. Son excelentes. Hay ah¨ª buenos t¨¦cnicos y gente que sabe construir decorados. Para reconstruir el Londres del XIX, adem¨¢s de las descripciones del libro, nos han servido los dibujos del alem¨¢n Scharff, que conoci¨® el Londres de la ¨¦poca, o los grabados de Gustavo Dor¨¦, que me gustan mucho y tienen el clima adecuado, aunque los detalles no siempre son fiables porque Dor¨¦ visit¨® Londres 20 a?os m¨¢s tarde de la ¨¦poca de Oliver Twist."En mi 'Oliver Twist', los planos no se multiplican como en esos filmes que parecen macedonias de frutas" "Normalmente llego al plat¨® y les pido a los actores que muestren c¨®mo ven ellos la secuencia""Tras rodar 'El pianista' ten¨ªa ganas de hacer una pel¨ªcula que fuese para todos los p¨²blicos" "Cuando quiero convertir un libro en pel¨ªcula es porque me gusta el libro, no porque desee modificarlo"
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.