Julio Scherer recibe el gran homenaje del periodismo mexicano
A sus casi 80 a?os fue definido como "la fe de erratas de la clase pol¨ªtica nacional"
Tiene el aspecto de un gladiador romano, mira como si estuviera preguntando y durante toda su vida ha sido un periodista, desde que en la adolescencia comenz¨® de mandadero en el diario que luego dirigi¨®, El Excelsior de M¨¦xico. Es Julio Scherer.
La conspiraci¨®n del poder, que entonces ejerc¨ªa el presidente Luis Echevarr¨ªa, le desposey¨® de su cargo, pero ¨¦l se recuper¨® creando Proceso y escribiendo siempre lo que quiso, con una divisa: la objetividad es mejor que la imaginaci¨®n. Ahora est¨¢ a punto de cumplir 80 a?os, le han hecho doctor Honoris causa por la Universidad mexicana de Guadalajara, y en la Feria Internacional del Libro sus colegas le han aclamado como un h¨¦roe del periodismo mexicano.
Algunas cosas de las que cuentan sobre ¨¦l avalan el calificativo. Se cri¨® en El Excelsior, lo convirti¨® en un diario progresista, capaz de denunciar la matanza de Tlatelolco, en 1968; por ello, y por las posiciones que mantuvo su diario, el presidente Echevarr¨ªa inst¨® su destituci¨®n, que se produjo violentamente en el verano de 1976. Esa expulsi¨®n concit¨® el apoyo de la intelectualidad mexicana, y anim¨® a Scherer a inventar la revista Proceso, en la que tuvo como compa?eros a intelectuales del periodismo como Carlos Monsiv¨¢is, Vicente Le?ero y Miguel ?ngel Granados Chapa, que intervinieron el martes en el homenaje de la FIL, adem¨¢s de Elena Poniatowska, la novelista y periodista que tambi¨¦n se atrevi¨® con Tlatelolco cuando era tab¨² en M¨¦xico.
Seg¨²n Scherer, "la sangre del pol¨ªtico no es igual que la sangre del periodista", y aunque se busquen siempre se han de rechazar si los periodistas se deciden a cumplir con su deber. Esa m¨¢xima le ha llevado a estar, en sus 13 libros y en su ejercicio cotidiano del periodismo, enfrentado al poder. Esa actitud convirti¨® El Excelsior, seg¨²n la cr¨ªtica de arte Raquel Tibol, en "el peri¨®dico del pa¨ªs"; los sucesos de Tlatelolco, fundamentales para entender la historia moderna de M¨¦xico, le sirvieron para expresar su "audacia y su claridad": abri¨®, dijeron, las puertas de la sociedad mexicana. A partir de lo que ¨¦l permiti¨® que se dijera contra el poder, la sociedad ya supo que nada era tab¨².
"Los periodistas trabajan para lo deseable, los pol¨ªticos para lo factible". Eso dice Scherer. No le gustan las entrevistas, de hecho no ha concedido ninguna, dice, y cuando nosotros estuvimos con ¨¦l, antes del homenaje, rechaz¨® una con una de sus frases favoritas de viejo periodista de trincheras: "Aqu¨ª las preguntas las hago yo".
Siempre va de traje oscuro, en las ocasiones solemnes y en las cotidianas; tiene un humor escueto, acaso alem¨¢n (¨¦se es su origen), y trata de usted a los pr¨®ximos y a los lejanos, como a la realidad misma: "A la realidad usted la trata de usted". Un d¨ªa le dijo a Le?ero: "?Sabe cu¨¢l es la diferencia entre usted y yo? Que si nos encontramos con Picasso usted se pone a mirar los cuadros y yo le hago una entrevista".
Nunca deja de preguntar, para recabar datos: "Los valores de la objetividad son los que hacen mejores a los hombres y, por tanto, a los periodistas". Un obseso del periodismo, y de la humildad con la que los profesionales deben comportarse, agradeci¨® el homenaje a su manera. No suele hablar en p¨²blico, pero acept¨® esta vez para hacer lo que siempre hizo: ocultarse, y traz¨® una semblanza de todos los que le hab¨ªan ensalzado. Elena Poniatowska dijo de ¨¦l que es "un periodista incendiario", que lleva 60 a?os haciendo realidad su objetivo: que "el periodismo sea exacto como un bistur¨ª: nada supera el dato estricto".
Autor de libros fundamentalmente pol¨ªticos, se estren¨® con uno sobre David Siqueiros, el artista encarcelado, y acaba de publicar La pareja, sobre la pareja Vicente Fox-Marta Sahag¨²n, presidente y primera dama de M¨¦xico. Distante e independiente de los poderes, aparte del doctorado y del homenaje recibi¨® de sus colegas esta definici¨®n que le llen¨® de orgullo: "Scherer es la fe de erratas de la clase pol¨ªtica mexicana".
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