El tir¨®n de las voces

Se encuentra Luisa Miller justamente a mitad de camino de las ¨®peras de Verdi, si consideramos las fechas de los estrenos. Las circunstancias personales y sociales siempre han influido en las composiciones del autor, y en esta ocasi¨®n no fue una excepci¨®n: se estaba consolidando definitivamente la relaci¨®n con Giuseppina Streponi; la situaci¨®n pol¨ªtica de reunificaci¨®n italiana no estaba en su mejor momento tras las consecuencias de los hechos revolucionarios de 1848. Verdi afronta, en estas condiciones, un drama de corte tr¨¢gico e intimista, sin coros patri¨®ticos, en un momento art¨ªstico que va prefigurando su "trilog¨ªa popular". Faltaban solamente un par de a?os para Rigoletto.

Las voces de la pareja protagonista tiraron de la representaci¨®n y la sostuvieron a flote. Sobre todo a partir del segundo acto, donde el tenor argentino Marcelo ?lvarez sac¨® sus mejores recursos l¨ªricos y musicales para la escena m¨¢s conocida de la ¨®pera: "Quando le sere al placido". Fiorenza Cedolins mostr¨® temperamento dram¨¢tico a lo largo de toda la representaci¨®n. Uno y otra acusaron que estaban saliendo de una reciente indisposici¨®n, con lo cual seguramente ir¨¢n a m¨¢s los pr¨®ximos d¨ªas, pero es de agradecer que se echaran la responsabilidad a sus espaldas y convirtieran en un ¨¦xito una funci¨®n que al final del primer acto no se ve¨ªa nada clara. Incluso se enton¨® L¨®pez Cobos, tan correcto, ordenado y refinado como siempre, y tambi¨¦n con esa falta de un puntito de fuego -o de tensi¨®n si se prefiere- para sacar a la luz todos los conflictos an¨ªmicos y art¨ªsticos que esta ¨®pera encierra. En cuanto a la puesta en escena, era como todas las de Francesca Zambello: eficiente y poco imaginativa, convencional y descriptiva por acumulaci¨®n. No aport¨® gran cosa.

Pero por encima de otro tipo de consideraciones, la m¨²sica de Verdi flu¨ªa, y para que as¨ª fuera, empuj¨® con destreza todo el reparto vocal, con nombres de prestigio como los de Prestia, Frontali o Fiorillo, y con secundarios de lujo como Mentxaka. Orquesta y coro se mostraron disciplinados. Y hasta ciertamente notables en muchos momentos de una representaci¨®n que al final result¨® airosa, lo que en un Verdi como ¨¦ste tiene m¨¦rito.