La protegida del Se?or¨ªo de Ayala
Artziniega, en ?lava, mantiene vivo su rico pasado medieval
Las rutas comerciales entre Castilla y el puerto de Bilbao convirtieron la villa de Artziniega durante la Edad Media en una de las poblaciones m¨¢s importantes de ?lava. Enclavada sobre un altozano al noroeste de la provincia y bordeada por el r¨ªo Ll¨¢nteno, de su existencia se tienen las primeras menciones en un escrito de reclamaci¨®n que el se?or de Vizcaya hac¨ªa al rey Alfonso X el Sabio. En ella le ped¨ªa la concesi¨®n de la carta-puebla sobre el lugar, la cual le fue concedida en 1272 con la dispensa de la misma forma de gobierno y franquicias que disfrutaban ya Vizcaya y Vitoria. Dos mercados semanales en la llamada plaza de Arriba, importantes ferias de ganado y servir como mediador entre el comercio de ultramar y el de tierra adentro dieron verdadero aspecto de ciudad medieval a lo que era un n¨²cleo rural.
Bajo la protecci¨®n del Se?or¨ªo de Ayala, entre 1371 y 1817, Artziniega se levanta sobre tres calles paralelas, la de Arriba, la de En Medio y la de Abajo, comunicadas entre s¨ª por dos callejones, adem¨¢s de un par de plazas que funcionaban como puntos de encuentro. Al igual que la mayor¨ªa de las urbes de la ¨¦poca, una muralla perimetral y varias torres serv¨ªan de elementos defensivos. Mucho han cambiado las cosas en Artziniega desde aquellos tiempos, pero todav¨ªa se adivinan las sombras de grandeza. De su muralla defensiva s¨®lo quedan unos restos de pa?o en el lado sur; la invasi¨®n napole¨®nica y las guerras carlistas dieron cuenta de ella a base de ca?onazos. Algunos edificios hist¨®ricos tambi¨¦n sufrieron grandes da?os, como los archivos, que fueron incendiados. Un paseo por las calles de Arriba y de En Medio muestra las zonas mejor conservadas, con viejas casas g¨®tico-renacentistas, junto a otras posteriores m¨¢s altaneras con fachada de dos puertas al estilo barroco. Sin embargo, las construcciones que han marcado m¨¢s el car¨¢cter arquitect¨®nico en todo el valle de Ayala han sido sus torres o casas-torre. El mejor ejemplo est¨¢ en el mismo casco hist¨®rico: la Torre de los Ayala, de finales del siglo XVI y convertida hoy en hotel, que permite revivir un poco el sabor del medievo. El convento de las Agustinas, en la plaza de Goiko, se sit¨²a en el interior de otra emblem¨¢tica casa-torre, e incluso el mismo campanario de la iglesia fue en otro tiempo un torre¨®n almenado con funciones defensivas. Los campos y caser¨ªos de los alrededores est¨¢n tambi¨¦n salpicados de viejas atalayas hidalgas, blasonadas con los escudos de armas de cada familia, como la de los Mendieta, a un par de kil¨®metros de la ciudad.
Entre las obras religiosas, aparte de la iglesia, en las afueras est¨¢ el santuario de la Encina, considerado el cenobio m¨¢s importante de toda la comarca. Una encina centenaria con un tronco de m¨¢s de cinco metros de per¨ªmetro, en la que, seg¨²n la leyenda, se apareci¨® la Virgen a una pastora, da nombre al templo construido en 1498. Dentro se encuentra una de las joyas religiosas del Pa¨ªs Vasco, un retablo mayor g¨®tico-flamenco en el que se narran escenas de la vida de Jesucristo y de la Virgen.
A poca distancia, en la aldea de Quejana, se alza en el monte el conjunto hist¨®rico con mayor solera de ?lava, la casa palacio de los Ayala, due?os y se?ores del valle por m¨¢s de cuatro siglos. Junto a la torre y el palacio se levantaron una iglesia y un convento que albergan maravillas, como el relicario de la Virgen del Cabello, la cripta con los sepulcros de alabastro de los se?ores de Ayala o la r¨¦plica de un retablo de 1396 vendido al Instituto de Arte de Chicago en 1913 por 20.000 reales.
C¨®mo llegar: desde Bilbao, tomar la BI-636 hasta Sodupe y seguir las indicaciones a Artziniega, a diez kil¨®metros
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