El regreso de la ni?a prodigio
La ex 'n¨²mero uno' Martina Hingis volver¨¢ en enero, a los 25 a?os, al circuito profesional despu¨¦s de retirarse en 2003 por las lesiones
Transcurr¨ªa febrero de 2003 cuando la tenista suiza Martina Hingis anunci¨® que abandonaba el circuito profesional. Entonces ten¨ªa 22 a?os y las lesiones en sus tobillos la hab¨ªan masacrado durante dos temporadas. Sin embargo, se iba con mal gusto, con la idea de que le quedaban todav¨ªa algunas p¨¢ginas por escribir; con la sensaci¨®n de que, al menos en su deporte, estaba a la altura de las que mandaban en la clasificaci¨®n mundial o incluso de que era la mejor.
Ahora, tres a?os m¨¢s tarde, pero s¨®lo con 25, Hingis ha resuelto sus problemas f¨ªsicos y est¨¢ cansada de ver los grandes torneos desde la grada. La semana pasada, la ex n¨²mero uno, la que fue considerada una ni?a prodigio, la campeona de cinco grand slams anunci¨® que en enero volver¨¢. "No me gust¨® retirarme por culpa de las lesiones", dijo en su primera conferencia de prensa, hace s¨®lo unos d¨ªas; "he pasado algunos a?os haciendo lo que me estaba prohibido cuando jugaba, viviendo de forma muy distinta. Y me gust¨®. Pero no he olvidado el tenis. El reto de competir al m¨¢s alto nivel es algo que me seduce y me llena".
Quedan algunos aspectos por determinar. Todav¨ªa se desconoce d¨®nde va a regresar. Pero su idea inicial es hacerlo a principios de enero en alguna competici¨®n de segunda fila -Hong Kong o Gold Coast- y que le permita valorar con exactitud cu¨¢l es su nivel antes de aceptar la invitaci¨®n que ya le ha cursado el Open de Australia, la primera cita anual del Grand Slam: "Cuando has tenido una carrera como la m¨ªa, lo que m¨¢s te motiva es enfrentarte a las mejores y volver a ganar t¨ªtulos. Para m¨ª, ¨¦ste es el objetivo. Me encantar¨ªa volver a ser la n¨²mero uno".
Hingis no vive en un sue?o. Se limita a observar el panorama del tenis actual y comprobar que la calidad en general ha sufrido un descenso notable. Cuando ella se march¨®, la francesa Mary Pierce, las estadounidenses Lindsay Davenport y Jennifer Capriati y la belga Justine Henin ya estaban all¨ª. Y a todas las hab¨ªa ganado. Ella convivi¨® adem¨¢s con un grupo de jugadoras m¨¢s completas, como la alemana Steffi Graf, la norteamericana de origen serbio M¨®nica Seles y Arantxa S¨¢nchez Vicario.
Y desde que lleg¨®, cuatro d¨ªas despu¨¦s de cumplir los 14 a?os en el torneo de Z¨²rich, en 1994, demostr¨® una fortaleza mental inasumible para las dem¨¢s. En tres semanas, su clasificaci¨®n dio un salto espectacular: de 378? a 87?. Aquello parec¨ªa imparable. Jug¨® su primera final en Hamburgo, en 1995, y gan¨® su primer t¨ªtulo en Filderstadt en 1996. Se coron¨® en el Grand Slam en el Open de Australia, en 1997, y dos meses m¨¢s tarde se convert¨ªa en la n¨²mero uno m¨¢s joven de la historia: 16 a?os y seis meses.
Su c¨¦nit lleg¨® en 1997, cuando gan¨® tres grand slams -Australia, Wimbledon y Estados Unidos- y se encall¨® s¨®lamente en la final de Roland Garros, que perdi¨® de forma incomprensible ante la croata Iva Majoli. Concluy¨® aquella temporada con 12 t¨ªtulos.
Durante los siguientes cuatro a?os, hasta 2002, se mantuvo en el liderato mundial 209 semanas. Su mayor frustraci¨®n se produjo en Roland Garros en 1999, cuando estuvo a s¨®lo tres puntos de ganar la final a Graf. Sin embargo, sacando con 5-4 en el segundo set para el partido -se adjudic¨® el primero por 6-4-, se obcec¨® con una bola que consider¨® mal cantada. Perdi¨® los nervios y amenaz¨® con retirarse. Acab¨® derrotada y llorando desconsoladamente en brazos de su madre y entrenadora, Melanie Molitor. Nunca gan¨® en Par¨ªs.
A partir de 2001 comenzaron a aparecer las lesiones, coincidiendo con la aparici¨®n de las estadounidenses Venus y Serena Williams y de la belga Kim Clijsters. El tenis estaba cambiando. Era el momento de las grandes pegadoras, que imprim¨ªan una velocidad a la pelota contra la que el arte y las piernas de Hingis no pod¨ªan combatir. La suiza no se rindi¨®, entr¨® en el gimnasio, fortaleci¨® sus m¨²sculos, trabaj¨® a destajo... Y sus tobillos no lo soportaron. Se oper¨® del derecho en octubre de 2001 y del izquierdo en mayo de 2002. Fue su sentencia.
"Asumo que corro el riesgo de volver a lesionarme", confiesa ahora Hingis; "pero alg¨²n precio hay que pagar". Su m¨¦dico, el doctor Heinz Buehlmann, asegura que las lesiones est¨¢n superadas. "Pero deber¨¢ cuidar mucho su calendario porque el tal¨®n le sigue molestando", agrega. Hingis vuelve al ruedo con su tenis imaginativo, con su calidad incuestionable y con la arrogancia que siempre la caracteriz¨®. Pero el decorado es nuevo. Queda por ver si ser¨¢ capaz de adaptarse.
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